Psicología Positiva: El ejercicio de las «Tres Bendiciones».

Martin E. P. Seligman tenemos que agradecerle su interesante trabajo en el campo de la PSICOLOGÍA POSITIVA. Una década y muchas horas de investigación más tarde publica La vida que florece  y, con ella, la TEORÍA DEL BIENESTAR que supone una vuelta de tuerca a su teoría de la felicidad y se articula en 5 elementos principales en el MODELO PERMA.

El objetivo de este nuevo enfoque es el de aumentar el CRECIMIENTO PERSONAL y, para ello, nos propone diferentes actividades muy fáciles. El ejercicio de las TRES BENDICIONES (o «lo que salió bien) se basa en que normalmente pensamos demasiado en lo que sale mal y no lo suficiente en lo que nos va bien en la vida.

Cada noche durante 1 semana, reserva 10 minutos antes de dormir y escribe 3 cosas que salieron bien durante el día y por qué fue así. Es muy importante que queden por escrito y lo ideal es que sea en un diario o en un ordenador para hacer el seguimiento posterior. No hace falta que esas cosas sean revolucionarias pero sí importantes para uno mismo. 

Este ejercicio nos demanda a enfocar la atención mientras termina el día , en tres cosas que nos hayan salido bien y en el por qué salieron bien. Estas tres cosas no tienen que ser necesariamente extraordinarias: pueden ser cosas simples como por ejemplo: «De regreso a casa pude sentir el olor de las flores del jardín del vecino.»  

Esto permitirá re-educar tu atención hacia lo positivo y a ser más consciente en el día a día. 
El know how:

  1. Consigue un diario…o sino una hoja de papel y un lapicero servirá.
  2. Cada noche , antes de dormir escribe tres cosas que te salieron bien en el día. Estas cosas pueden ser simples y ordinarias.
  3. Piensa la razón por la cual sucedieron estas tres cosas buenas.
  4. SIÉNTETE AGRADECIDO POR ELLO

¿Qué es la procrastinación? o dejar las cosas para después…

La procrastinación o postergación se define como la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables, y que interfiere de forma significativa en tu vida y afecta a tu bienestar emocional, en tu ámbito personal, laboral o social.

Se estima que la procrastinación como problema crónico afecta al 20% a 25% de la población general (Ferrari y Díaz-Morales, 2007).

Todos tenemos la tendencia a eludir alguna situación o tarea al percibirla como desagradable por algún motivo: requiere de nuestra energía o fuerza física, nos genera un gran malestar por el esfuerzo intelectual o emocional que demanda o requiere un grado de atención y concentración que valoramos como excesivo.

El problemas se produce cuando esta situación o tarea de algún modo nos beneficia o estamos obligados a realizarla, y aun así la posponemos.

Todos postergamos cosas que nos gustaría y tenemos la intención de hacer. En la consulta vemos a diario como muchos de nuestros pacientes dejan las tareas que planificamos y les recomendamos en la terapia psicológica para el último momento, a pesar de que no tengo ninguna duda de que son ellos los primeros interesados en mejorar y hacerlo cuanto antes.

Todos en algún momento “dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy”, pero cuando este estilo de afrontar las responsabilidades y las metas, es habitual, crónico, y tiene consecuencias para nosotras y nosotros, afectando a como nos sentimos, generando ansiedad y malestar, dañando nuestra autoestima e interfiriendo y dificultando nuestra vida, estaríamos hablando de la procrastinación como un verdadero problema. Tal vez la clave para identificar que estamos teniendo un problema es cuando aquello que postergamos una y otra vez es algo necesario e importante para nosotros, y lo hacemos a pesar de saber las consecuencias negativas que conlleva.

Es muy importante no confundir procrastinar o postergar con ser vago o vaga. Ser vago o vaga significa tener poca o ninguna disposición para hacer las cosas, y este no es el tema que hoy nos ocupa, aunque hablaremos de ello en otro artículo.

El procrastinador o la procrastinadora tiene la sensación de pérdida de control sobre lo que quiere hacer, su vida va hacia la inestabilidad emocional, sus intenciones cada vez cuentan menos y le invade una gran frustración. En esos momentos en el procrastinador o procrastinadora aparecen pensamientos negativos, creen que no serán capaces de empezar lo que se han propuesto. Empieza la rumiaciónDebería haberlo hecho ya. No creo que pueda. Tal vez mañana estaré más motivado. Seguro que mañana si puedo. Soy un desastre…

Procrastinamos con muchas y diversas cosas: tareas cotidianas, necesidades (como pedir cita al médico, resolver asuntos en el banco…), incluso responsabilidades (cumplir plazos de proyectos de trabajo o familiares…).

La tarea que posponemos es valorada por nosotros como abrumadora, incómoda, difícil, inquietante, estresante… y tenemos miedo: a hacerlo mal, al fracaso, a no poder con tanto, a las posibles consecuencias negativas…

Pensamos muchas cosas en relación a la tarea pospuesta: que la haremos mejor mañana, que llevándola al límite del tiempo nos veremos obligados a hacerla, que bajo presión la haremos mejor, que en realidad no era tan importante… pero no nos engañemos, son excusas para ocultar las verdaderas razones. Nos cuesta y no nos gusta afrontar lo que nos hace sentir mal, nos da miedo ponernos con ello. Tal vez tengamos dificultades que resolver sobre como afrontamos o mejor dicho como no afrontamos las cosas.

Las distracciones, son una cuestión fundamental en la procrastinación, a veces son incluso más creativas y requieren más tiempo que la propia tarea: en la oficina colocar los papeles, mirar el correo, contestar a nuestro seguidores de Twitter… todo menos abordar el informe o recopilar la información para hacer la declaración de la renta.

¿Por qué procrastinamos?

Las investigaciones de las últimas décadas parecen hablarnos de la procrastinación o postergación como un problema multifactorial, aunque aún quedan muchas incógnitas por resolver.

Algunas de las razones investigadas son:

  1. Ante una tarea que nos cuesta hacer por algún motivo, es una respuesta natural del ser humano huir de sensaciones negativas. Investigadores han demostrado que los procrastinadores tienen una acusada tendencia a escoger la gratificación inmediata y a no valorar las consecuencias a largo plazo.
    Posponemos para evitar sentir emociones “negativas” como el miedo, la ansiedad, la frustración o la simple incomodidad.Este mecanismo de huida se “instala” en nosotros porque cuando hacemos algo que elimina el malestar, nos alivia, pero si además hacemos algo que genera cierto placer en vez de terminar la tarea pendiente, queda grabada en nuestro cerebro como algo “que ha ido bien” y tenderemos a repetirlo.
    El neurocientífico B. Richmond (2004) afirma que este mecanismo tiene una base evolutiva. Cuando evitamos, sustituyendo por una actividad más agradable descargamos una pequeña dosis de dopamina, relacionada con la sensación de gratificación que podría ser la causante de la procrastinación y su mantenimiento. A pesar de los efectos negativos de posponer alguna actividad importante, gana el alivio momentáneo que se siente al evitarlo y ese pequeño placer a corto plazo que sentimos con la tarea elegida en sustitución.
  2. Baja capacidad para tolerar el malestar o la frustración y falta de regulación emocional y autocontrol. Se piensa que quienes posponen tienen mayores dificultades en este sentido. Tenemos baja capacidad para tolerar el malestar, cuando no hemos desarrollado estrategias adecuadas para afrontar malestares de la vida, tiene que ver con la falta de ese aprendizajes, en algunos caso por la sobreprotección recibida de padres, o porque no hemos tenido experiencias difíciles que afrontar, etc. Es lo que se denomina resiliencia o capacidad para afrontar la adversidad.
  3. Se relaciona con algunos aspectos de nuestra personalidad: impulsividad y distracción (cuanto mayores sean, mayor procrastinación), responsabilidad (a mayor responsabilidad menor procrastinación) y perfeccionismo (a mayor perfeccionismo mayor procrastinación, al temer afrontar un proyecto que siempre vamos a percibir como abrumador, si lo que quieres es hacerlo perfecto).
  4. Emocionalidad negativa. A mayores niveles de ansiedad y síntomas depresivos, más propensos seríamos a procrastinar.
  5. Estilos de afrontamiento. Hay personas que tienen afrontamientos pasivos o evitativos en vez de activos y centrados en la búsqueda de soluciones.
  6. Tener una baja autoestima y baja autoeficacia percibida, se ha visto que son variables asociadas a la procrastinación (Steel, 2007). En un estudio (Briody, 1980) se encontró que el 8% de los procrastinadores afirmaban personalmente que la falta de confianza en sí mismos era la causa principal de su procrastinación.
  7. Las características de la tareas que tenemos que hacer: cuanto menos nos guste la tarea, menos probabilidad tendremos de hacerla. Cuanto mas lejos percibamos las consecuencias de hacerla o no hacerla, mas probable es que “caigamos en la tentación” y tendamos a realizar aquello que nos aporta un placer más inmediato. Esto pasa con el tabaco, donde no vemos consecuencias negativas de forma inmediata. También sucede que cuanto mas lejos esté la fecha límite para entregar un trabajo, más fácil será que se posponga.
  8. Se ha asociado también con dificultades en la organización. En diferentes estudios se ha encontrado una importante relación entre la procrastinación y el fracaso en la organización, el autocontrol y la capacidad de planificación (Steel, 2007).

Consecuencias de ser procrastinador o procrastinadora

No cabe duda que ante la postergación sentimos ansiedad porque no hemos concluido o resuelto tareas que tienen importancia, también porque al no hacerlo las consecuencias son desagradables o importantes.

La Postergación afecta a:

  • Nuestro estado de ánimo y estado emocional.
  • Nuestro rendimiento laboral y académico se ve disminuido.
  • Puede tener consecuencias económicas (no pagar impuestos a tiempo, demorar pagar una multa que llegará con recargo, porque nuestro rendimiento laboral baja y no nos ascienden…).
  • Se incrementa la baja autoestima, por sentimientos de culpa, malestar con uno mismo, y la sensación de que no seremos capaz o de que no somos válidos o válidas.

Por tanto mantener la procrastinación o postergación como hábito en tu vida no es nada recomendable y entonces ¿Porqué no lo cambiamos?

¿Cómo parar de procrastinar? 7 Consejos para vencer la Procrastinación

  1. Reconocer que lo hacemos y en qué ámbitos de nuestra vida lo hacemos.
  2. Entender por qué lo hacemos en nuestro caso concreto: ¿Nos dejamos llevar por las conductas que impulsan nuestras emociones negativas y evitamos? ¿Es nuestra forma de afrontamiento? ¿No nos organizamos? ¿No toleramos el malestar? ¿No reconocemos las dificultades para hacer algunas cosas y no les damos solución –aprender a hacerlas o delegarlas-?…En muchas ocasiones puede que seamos conscientes sobre el malestar que nos produce hacer determinadas cosas, pero en otras ocasiones no lo somos, ni somos conscientes de lo que sentimos, ni de que evitamos hacerlo. En este caso vamos a mantener este problema de postergación mucho más tiempo. Detectar eso, estar atentos y atentas es un primer paso importante para afrontar esta dificultad.
  3. Perdonarnos por ser procrastinadores o procrastinadoras, para dejar de rumiar y centrarnos en la culpa u otras emociones negativas, y así enfocarnos hacia las soluciones. Es decir tener un afrontamiento adecuado.
  4. Mejorar nuestra autoestima y autoconcepto nos puede llevar a percibir más autocontrol sobre nuestra vida, o lo que es lo mismo confiar en que podemos hacer lo que nos propongamos.
  5. Dividir las tareas complejas en otras más sencillas. Esto hace percibas que no te enfrentas a un muro insalvable sino a peldaños de una escalera. Y si tienes dificultades pide ayuda pero no te pares.
  6. Ante la falta de organización en tu vida, o en el trabajo, dedícale un tiempo para pararte a organizar, y diferenciar lo urgente, de lo importante y de lo que puede esperar.
  7. Entrénate en hacer cosas, en aquellas cosas que te cuestan, propóntelo como un reto. Haz un listado de lo que pospones y vete abordando una de estas tareas cada día, tolerando el displacer y lo más importante, premiándote por ello.

Lo importante es resolver el o los motivos por los que postergamos, solos o con la dirección de un psicólogo o psicóloga. Séneca decía: «No llega antes quien más corre, sino quien sabe a dónde va» y yo añadiría «… Y quien conoce los obstáculos de su camino y como resolverlos». Y si no sabes, permítete aprender, deja que te enseñen.

Acabar con tu procrastinación es la mejor manera de avanzar en tu vida.

Tim Urban sabe que la dilación no tiene sentido, pero que nunca ha sido capaz de librarse de su hábito de esperar hasta el último minuto para hacer las cosas.

La Procrastinación o el obstáculo que te impide alcanzar tus metas. (2020). Recuperado 10 de diciembre de 2020, de Area Humana website: https://www.areahumana.es/procrastinacion-como-vencerla/ 

Hipérico, la planta que ahuyenta la depresión

El hipérico es una planta eficaz contra el desánimo y las depresiones.

El hipérico es una planta herbácea de la familia de las hipericaceae, que crece de forma silvestre, al borde de los caminos y en ambientes secos y soleados. Las hojas son ovales y presentan lo que a primera vista parecen numerosos agujeritos oscuros, pero que en realidad son las glándulas que contienen aceite esencial y que se presentan traslúcidas a la luz. Florece a partir de mayo con flores de un brillante color amarillo oro.

Una planta con una historia “mágica”

La tradición del hipérico es muy antigua y ya Hipócrates cita su uso como analgésico y contra la ansiedad, así como Plino el Viejo (siglo I d.C.) y Galeno. Además, en la edad antigua se creía que incluso su aroma alejaba a los malos espíritus, por lo que cuando en una ciudad se desencadenaba una epidemia, sus habitantes quemaban ramas de hipérico como sahumerio o las colgaban en los dinteles de las puertas como protección. Dioscórides, a propósito del hipérico, hace también referencia a su poder para ahuyentar a los demonios, “porque los quema y los transforma en trigo”.

Ese uso mágico y protector contra los malos espíritus se prolongó en el tiempo y así encontramos que Piero Andrea Mattioli, famoso médico italiano que vivió en el siglo XVI, cita las propiedades del hipérico para “poner en fuga los demonios” y en el siglo XVII, el médico y botánico holandés Dodonaeus, indica “las sumidades floridas extraídas en vino aromático concentrado por medio de ebullición y bebido muy caliente contra las tensiones causadas por los remordimientos interiores”. En conjunto, el hipérico se utilizaba para curar las más diversas enfermedades, entre ellas lo que era dado en llamar “melancolía”, que San Isidoro de Sevilla describió como “angustia del alma, acumulación de espíritus demoníacos, ideas negras, ausencia de futuro y una profunda desesperanza”, definición que correspondería a lo que hoy conocemos como depresión.

También el uso externo estaba muy extendido y en el siglo XVII, el naturalista y botánico John Gerard lo bautizó como la “hierba de las heridas”. En el Renacimiento se afianzó su uso como cicatrizante basándose en la teoría de los signos (que consistía en atribuir las propiedades medicinales de las plantas en función de su forma) ya que sus hojas parecen llenas de “agujeros” perfectamente cicatrizados.

Diferentes nombres del hipérico

  • El nombre botánico, Hypericum perforatum L, deriva, según algunos autores, de un vocablo griego que significa imagen, fantasma. Esto daría por sí mismo un significado mágico a la planta, aunque otros lo traducen como “por encima de todo lo imaginable”, aludiendo a sus múltiples virtudes, pues era considerado como una panacea.
  • Los nombres comunes: era conocido en la Edad Media como “Fuga demonum” (ahuyenta demonios) y traducido al italiano y al francés como scazzia diavoli, o chassediable respectivamente. Recibe también múltiples nombres comunes que vemos repetidos en los distintos idiomas y que derivan de: su nombre botánico (hipérico, perico, pericó); de la morfología de sus hojas (perforada, foradada, etc.), de sus usos (hierba de las heridas, hierba militar, herba de cop)… El nombre más universal es el de Hierba de San Juan, utilizado en prácticamente todos los idiomas, y que hace alusión al tiempo de su recogida, que tiene tradición en ritos mágicos pero que coincide con el tiempo en que la planta florece y contiene mayor cantidad de aceite esencial y otros principios activos.

De la tradición al criterio científico

Aunque desde finales del siglo XVIII el uso del hipérico queda prácticamente limitado al uso tópico para el tratamiento de heridas, por su acción antiséptica y cicatrizante, o en infusión mezclada con otras plantas de acción sedante para el alivio de estados nerviosos, a mediados del siglo XX la investigación científica vuelve a centrarse en su acción beneficiosa sobre los estados de ánimo decaído.


Hoy en día sabemos que el hipérico, con una compleja composición química, es eficaz contra el desánimo y las depresiones, debido a su acción sobre distintos neurotransmisores, sustancias químicas que nuestro cuerpo produce y que están íntimamente relacionadas con las emociones y el estado anímico.


En los últimos 20 años se han realizado numerosos estudios clínicos que avalan su utilidad en el tratamiento de los estados de ánimo bajo, decaimiento, ansiedad, depresión, terrores nocturnos y trastornos neurovegetativos asociados a la menopausia.
En uso externo, sobre la piel, los preparados a base de hipérico también son eficaces para el tratamiento de pequeñas heridas, quemaduras leves o escoceduras.

Cuándo tomarlo

tisana de hipérico

Las distintas dificultades que la vida trae consigo pueden llevarnos en ciertos momentos a tener sentimientos de tristeza, angustia y abatimiento. Sentimientos pasajeros que suelen pasar cuando la situación que los causó se resuelve o desaparece. Sin embargo, debemos ser cuidadosos y capaces de diferenciar estos sentimientos ocasionales debidos a una causa concreta y que desaparecen en unos días (estar “depre”), de la verdadera depresión, que es una enfermedad que afecta al estado del ánimo y que se manifiesta principalmente con un gran abatimiento, sensación de infelicidad, desinterés profundo por la vida y sentimiento de culpa, entre otros.
El hipérico puede constituir una ayuda en ambos casos, pero la depresión es una enfermedad común que puede llegar a ser grave por lo que debe ser siempre diagnosticada, controlada y tratada por un médico que establecerá el tratamiento que considere más adecuado en cada caso. Así que, en autocuidado, sólo se utilizará en aquellos casos de falta de ánimo ocasional debida a una causa concreta, que se acompañan de pérdida de interés, cansancio y alteraciones del sueño.

Cómo tomarlo

bolsita de infusión de hipérico

Para que sea eficaz en caso de ánimo decaído o depresivo, el hipérico debe tomarse en forma de preparados dosificados y estandarizados en hipericina, que es el principio activo que marca su calidad y eficacia. Suele presentarse en forma líquida (extracto fluido, tintura) o sólida, en cápsulas de polvo o extracto seco. Generalmente, la dosis indicada por el laboratorio preparador establece su toma dos veces al día.
Debe tenerse en cuenta que el efecto antidepresivo se manifiesta como muy pronto a partir de los 10-14 días de tratamiento.
En uso externo puede utilizarse: el oleato (maceración de hipérico en aceite) y cremas o pomadas preparadas con tintura, oleato o extractos de hipérico. Las distintas preparaciones se aplicarán directamente sobre la piel dos o tres veces al día.

Precauciones y recomendaciones

El hipérico puede interaccionar con bastantes medicamentos, por ejemplo los anticoagulantes, los antiarrítmicos o ciertos anticonceptivos orales, por lo que si se está tomando alguna medicación debe consultarse con el médico o el farmacéutico para descartar una posible interacción.

En uso externo pueden producirse reacciones de sensibilización, por lo que si se utiliza en zonas descubiertas debe cubrirse la parte tratada para evitar irritaciones y manchas.
En pieles blancas o muy sensibles, también pueden producirse reacciones de sensibilización cuando se toma. Se recomienda a las personas que tienen esta característica y están en tratamiento con hipérico que utilicen protector solar alto antes de salir a la calle o exponerse a la luz solar.

No se han realizado estudios en embarazo y lactancia, por lo que en estos casos no debe tomarse sin supervisión médica.

Cómo preparar aceite de hipérico

aceite de hipérico

El aceite de hipérico (Oleato de hipérico) para uso externo se prepara siguiendo estos pasos:

  • Poner en un tarro las sumidades floridas de hipérico, frescas (recién recogidas) y cortadas a trozos.
  • Cubrir con aceite (de almendras dulces, oliva, etc.)
  • Dejar macerar “a sol y sereno” durante 40 días.
  • Decantar y guardar en frascos opacos o de color topacio, al abrigo de la luz y del calor.

Hay que tener en cuenta que el aceite tiene color rojo debido a la hipericina.

Lo que debes saber…

  • Es eficaz contra el desánimo y las depresiones.
  • En uso externo, sobre la piel, los preparados a base de hipérico también son eficaces para el tratamiento de pequeñas heridas, quemaduras leves o escoceduras.
  • No se han realizado estudios en embarazo y lactancia, por lo que en estos casos no debe tomarse sin supervisión médica.

Hipérico, la planta que ahuyenta la tristeza. (2020). Recuperado 18 de noviembre de 2020, de Mapfre website: https://www.salud.mapfre.es/cuerpo-y-mente/naturopatia/hiperico-la-planta-que-ahuyenta-la-tristeza/ 

¿Qué es la Flexibilidad Psicológica?

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Hoy hablaremos sobre la flexibilidad psicológica, un concepto clave en la teoría de aceptación y compromiso. De hecho, es gracias a la flexibilidad psicológica que podemos contactar con aquellos eventos privados que estén ocurriendo en el presente, al mismo tiempo que elegimos bien abandonar o bien persistir en una acción que puede implicar malestar, pero que está al servicio de los valores que uno identifica como propios.

El concepto

Al ser un concepto clave en las Terapias Contextuales y muy especialmente en la Terapia de Aceptación y Compromiso, el estudio de la flexibilidad cognitiva ha estado en el foco de muchos equipos de investigación en los últimos años. Es por ello que existe una gran evidencia científica que avala la importancia y el peso de dicho concepto en las terapias contextuales.

Pero, ¿qué es la flexibilidad psicológica? Se podría definir como la capacidad de un individuo de estar presente, en el aquí y ahora, adaptándose a las situaciones que se le presentan en su entorno, mediante la práctica de la atención y consciencia plena. El estar abierto a todo lo que sobrevenga (emociones, sentimientos, sensaciones, recuerdos…). Todo, cómo no, para conseguir actuar de un modo efectivo y eficiente, acorde a los valores que a cada uno nos definen.

Un ejemplo

Pensemos, por ejemplo, en una joven conductora al que le encanta conducir, pero que tiene problemas a la hora de lidiar con emociones de rabia y frustración. Le encanta conducir, pero no puede evitar perder los estribos cada vez que se cruza con conductores que cometen fallos o conducen despacio. La manera con la que interacciona en ese momento con su emoción de frustración o rabia es respondiendo con las conductas que ha aprendido a realizar cuando siente dicha emoción (en lenguaje técnico diríamos que está respondiendo a las funciones discriminativas derivadas de la frustración). Es decir, la típica conductora que se pone a gritar delante de ciertas situaciones al volante, o que conduce con rabia y velozmente delante de otros conductores que van más lentos que ella. Esta manera de actuar le esta provocando diversos problemas, afectándola a varios niveles; realiza acciones peligrosas al volante, acumula estrés, puede cometer alguna infracción…en definitiva, esta pasando un mal rato, cuando en realidad es una persona a la que le encanta conducir.

Si esta conductora respondiera de manera flexible delante de este tipo de eventos privados (es decir, delante de la rabia y la frustración que le producen otros conductores. O dicho de otra manera, delante del malestar), implicaría el hecho de que pudiese responder a sus pensamientos y sensaciones de rabia y frustración que esta sintiendo en el momento presente, en jerarquía con lo que realmente le importa, reaccionando a otros estímulos, como los apetitivos relacionados con su deseo de conducir y disfrutar conduciendo. Esto provocaría que apareciesen en escena acciones coordinadas con estos principios (disfrutar conduciendo pese a lo que hacen los demás, conducir de manera segura, no ir estresado a los sitios, etc)

El camino

Fácil, ¿no? Cuando sientas rabia y frustración, lo único que tienes que hacer es dejar de lado las funciones discriminativas elicitadas por la frustración/rabia y permitir que emerjan las respuestas o acciones coordinadas con los principios que más nos importan, que tienen una mayor jerarquía, y que esta relacionadas con el yo deíctico (el yo decir….qué????). Si, la teoría es muy bonita (o al menos es bonita para los freaks de la psicología como nosotros), pero llegar a ser flexible a nivel psicológico es harto difícil.

Afortunadamente, existen caminos, vías, sendas…que nos pueden facilitar el ser flexibles a nivel cognitivo. Una de las mayores herramientas utilizadas en el ámbito de la ACT, (Acceptance and Commitment Therapy, Terapia de Aceptación y Compromiso en español, no sé si os la hemos mencionado alguna vez) son los ejercicios de defunción. Si si, con e. Otro “palabro”, ya veis que a los psicólogos nos encanta inventarnos “palabros” para definir cualquier cosa de la vida cotidiana. Pues bien, la técnica de la defusión cognitiva se centra en reducir la credibilidad y el impacto de los pensamientos negativos; NO mediante la disputa y la lógica de los mismos, sino aprendiendo a ver los pensamientos como lo que son, pensamientos (y no como lo que ellos dicen ser). Dicho de otro modo, intentan alterar las funciones negativas de los pensamientos en lugar de su forma, contenido o frecuencia. Se trata de no cambiar el contenido del pensamiento sino la relación que tenemos con ese pensamiento. 


ACT Vital. (2020). Recuperado 26 de junio de 2020, de https://activital.es/ website: https://activital.es/flexibilidad-psicologica/ 

¿Cómo es el Estoico Ideal (Sophos)?

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«Si encuentras un hombre que enfrenta los peligros con coraje, que no se ve afectado por sus deseos, feliz en la adversidad, calmado en medio de la tormenta, ¿No es cierto que sentirás veneración por él?»

– Séneca

A partir de todo lo anterior, podríamos decir que un estoico tiene una visión objetiva de sí mismo y del mundo que lo rodea. Piensa con claridad y actúa de manera racional. Sabe qué está bajo su control y qué no, y se centra en lo que puede cambiar.

Siente impulsos igual que los demás, pero es capaz de domarlos para evitar dejarse arrastrar. Presta atención al detalle, pero no se distrae con cosas insignificantes. Aprende del pasado y considera el efecto de sus acciones en el futuro, pero no se apega a sentimientos negativos producidos por experiencias previas ni siente ansiedad por lo que está por llegar.

Considera indiferentes las cosas externas, pero entiende que algunas son preferidas y se esfuerza por lograrlas. Trabaja duro en persecución de estos objetivos, pero entiende que el resultado no está siempre en sus manos.

No actúa movido por el dinero o la fama, pero su claridad y disciplina elevan la probabilidad de que termine amasando ambas. Si le llegan no las rechaza, pero tampoco se aferra a ellas. Su estado mental permanece igual si el destino le quita lo que un día le dio.

Disfruta en moderación los placeres de la vida, pero no se deja esclavizar por ellos.Se involucra en la vida social, pero mantiene cierta distancia de los acontecimientos sin relevancia. Valora la compañía de los demás, pero es también feliz en la soledad.

No busca la adversidad, pero la enfrenta con tranquilidad. Sabe que la mente, como el cuerpo, necesita desafíos para fortalecerse. Ve cada obstáculo como una oportunidad para aprender y mejorar.Tiene confianza en sí mismo, sin ser arrogante. Demuestra coraje, sin asumir riesgos innecesarios. Intenta ganar, pero sabe perder.

Es asertivo, pero no agresivo. Es honesto, pero no ingenuo. Dice lo necesario, sin hablar más de la cuenta. Siente emoción, pero mantienen la calma en cualquier situación. Cultiva relaciones con su equipo, pero no deja que las relaciones personales interfieran con sus decisiones.

«Es necesario tener un ideal que guía nuestros pensamientos y acciones, al igual que los marineros se guían por las constelaciones.»
– Séneca

Modelo ABC de Ellis: Terapia Racional Emotiva

Todo el mundo tiene alguna opinión de sí misma o del mundo que le rodea que, de una u otra forma, no es más que una exageración.

A veces, las personas nos va el drama y tendemos a sobreestimar el peso de ciertas amenazas que, bien pensado, no son más que pequeños inconvenientes que nosotros mismos hemos contribuido a que se vean como algo realmente espantoso.

Estas creencias irracionales son un componente fundamental a la hora de entender el modelo ABC de Ellis, el cual trata de explicar cómo las personas, ante un mismo evento, podemos interpretarlo de forma tan variopinta en función de nuestras propias cogniciones.

Si bien las creencias de este tipo no son algo necesariamente patológico, sí que es cierto que, llevadas al extremo, pueden implicar trastornos. Para conocer más a fondo a qué nos referimos, veamos a continuación este modelo, sus componentes y aplicación terapéutica.

El modelo ABC de Ellis: ¿qué es?

El modelo ABC es una teoría planteada por el psicoterapeuta cognitivo Albert Ellis (1913-2007), el cual trata de explicar por qué las personas, pese a vivir un mismo evento, pueden desarrollar respuestas diferentes en función de sus propias creencias. Estas creencias son un pilar fundamental a la hora de comprender cómo ver la persona el mundo y cómo decide hacerle frente a las demandas de la vida cotidiana.

La idea detrás del modelo está inspirada en una cita del filósofo griego Epícteto, «las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos». Es decir, no es el hecho en sí lo que afecta positiva o negativamente a una persona, sino la forma que tiene el individuo de verlo y tratarlo.

Componentes de este modelo

El modelo ABC de Ellis propone tres componentes a la hora de explicar y entender la forma de comportarse de un individuo y su grado de ajuste psicosocial.

1. Acontecimiento activador

Dentro del modelo, se entiende por acontecimiento activador (en inglés, ‘activating event’) aquel fenómeno que le ocurre a un individuo o que él mismo ha propiciado que ocurra que hace que se activen una serie de pensamientos y conductas problemáticas.

Esto puede ser una situación externa al individuo, como un accidente, la enfermedad de un familiar, una discusión con otra persona, o algo interno de la persona, como un pensamiento, fantasía, conducta o emoción propio de la persona.

Hay que entender que dentro del modelo se contempla la idea de que un mismo evento puede ser percibido de forma muy diferente por dos personas, y que el grado en el que el mismo suponga algún tipo de conducta disfuncional es muy variable de individuo a individuo.

2. Sistema de creencias

Se entiende por sistema de creencias (‘belief system’) a toda la serie de cogniciones que conforman la forma de ser y ver el mundo de la persona.

Realmente, dentro de este componente se incluyen pensamientos, recuerdos, supuestos, inferencias, imágenes, normas, valores, actitudes, esquemas y otros aspectos que moldean la forma de percibir tanto las amenazas como las oportunidades. Estos pensamientos suelen ser automáticos, cruzándose por la mente como si de un rayo se tratara y sin tener un control consciente sobre ellos.

Las creencias pueden ser o bien racionales o, por el contrario, irracionales. Las primeras, independientemente de si son positivas o negativas, contribuyen a sentirse conforme con uno mismo.

En cambio, en el caso de las creencias irracionales, éstas suelen fundamentarse en base a cosas poco lógicas o exageraciones que hace el individuo de un aspecto de su personalidad o de sus capacidades. Suelen ser pensamientos falsos, los cuales provienen de inferencias demasiado exigentes, que se formulan en términos de ‘debería’ o ‘tendría que’.

Suelen implicar visiones muy negativas de uno mismo, o autoexigencias demasiado poco realistas, las cuales pueden contribuir en que la persona se perciba a sí misma como una inútil o que no lo vale.

Esto tiene, como resultado, el sentir profundas emociones negativas asociadas a la depresión y la ansiedad, además de favorecer el llevar a cabo conductas dañinas como son adicciones, agresiones y suicidio.

3. Consecuencias

Como último eslabón de la cadena A-B-C tenemos la C de consecuencias, tanto emocionales como conductuales (‘Consequences’). Estas son la respuesta que da el individuo ante un determinado acontecimiento activador y modulado por su propio sistema de creencias.

Como cada persona tiene sus propias cogniciones, las consecuencias que implique un determinado evento activador varían de individuo a individuo, siendo positivas para algunos y negativos para otros.

¿Cómo se forman los trastornos de acuerdo a este modelo?

En base a los componentes anteriormente explicados, este modelo considera que los trastornos psicológicos se irían formando a partir de un estilo de pensamiento inapropiado y disfuncional ante hechos que, objetivamente, no son amenazantes.

Tener pensamientos irracionales es algo relativamente normal y común. Todos tenemos una visión un tanto negativa de algún aspecto nuestro. El problema viene cuando esto delimita de forma significativa nuestra forma de ser y nos priva de bienestar.

En la mayoría de los casos, las creencias irracionales llevadas al extremo contribuyen a la aparición de trastornos del estado del ánimo, como la depresión, y problemas de ansiedad. A su vez, estos trastornos se mantienen a causa de la propia forma de pensar de la persona.

Dentro del marco teórico de la teoría racional emotiva, la cual está inspirada en el modelo ABC de Ellis y el mismo psicoterapeuta contribuyó en su definición teórica, se sostiene que hay ciertos tipos de ideas o insights detrás del mantenimeinto de pensamientos irracionales patológicos.

A su vez, estos trastornos se mantienen a causa de la propia forma de pensar de la persona. La persona suele pensar que es un acontecimiento lo que hace que sufra, cuando realmente es su forma de pensar y percibir el evento en sí. Además, como sus creencias irracionales son rígidas y extremas, estas son muy poco suceptibles al cambio.

Para colmo, quienes tienen la mente nublada con este tipo de cogniciones suelen obsesionarse con el pasado, en vez de trabajar el presente y el futuro, que es lo que garantiza la recuperación.

Relación y aplicación con la Terapia Racional Emotiva

El modelo ABC de Ellis es ampliamente aplicado dentro de la terapia racional emotiva que, si bien ha ido reformulándose a lo largo de las décadas, sigue estando fundamentada fuertemente en el pensamiento de Albert Ellis.

Con el modelo, es posible entender el porqué de que una persona se comporte de forma disfuncional ante un evento y, así, una vez entendida su forma de pensamiento, trabajar sobre ella para ir modificándola de tal manera que se logre conseguir una mejor adaptación.

Es aquí donde se utiliza el debate en clave terapéutica. El objetivo de este es el de superar los problemas que manifiesta la persona a causa de sus creencias irracionales a la hora de interpretar uno o varios eventos activadores, lo cual le ha llevado a una situación en la que se manifiestan conductas autodestructivas y emociones disfuncionales.

Lo que debe conseguir el terapeuta, antes de ponerse a debatir sobre las cogniciones disfuncionales del paciente, es hacerle ver y ser consciente de cuáles son. Una vez identificadas, algo que no es para nada sencillo, será posible verlas de forma holística y poder discutir qué aspectos son reales y cuáles no.

Una forma para ello es la de que, ante un evento que ha causado malestar al paciente, hacerle tratar de retroceder al momento exacto en el que apareció el evento activador. Así, se le hace ver qué sentimientos considerados inapropiados empezó a manifestar, en base a qué y si la forma que tiene de ver el mundo explica más su forma de ver el evento o es total y absolutamente culpa del evento activador.

Una vez detectadas las creencias irracionales, se pueden plantear en el contexto terapéutico una serie de preguntas. Ejemplos:

  • ¿Dónde está la evidencia de que eso sea realmente amenazante?
  • ¿Hay alguna ley o norma que diga que eso debe verse como usted lo ve?
  • ¿Por qué considera que eso se debe hacer siempre de esa misma forma?
  • ¿Cómo le afecta a su forma de pensar este hecho?

Con estas preguntas se favorece el poner en duda la veracidad de las creencias irracionales. Una vez debatidas, es más fácil echarlas por tierra y hacer que el paciente empiece a tomar un estilo de pensamiento más ajustado.

Referencias bibliográficas:

  • Ellis, A. (1991). The ABC’s of RET. The Humanist, 51(1),19-49.
  • Ellis, A. (1991). The revised ABC’s of rational emotive therapy. Journal of Rational-Emotive & Cognitive-Behavior Therapy, 9(3), 139-172.

Modelo ABC de Ellis: ¿qué es y cómo describe los pensamientos?. (2020). Recuperado 28 de mayo de 2020, de Psicología y Mente website: https://psicologiaymente.com/clinica/modelo-abc-ellis 

Nuestro Yo

“El dueño interior, cuando está de acuerdo con la naturaleza, adopta, respecto a los acontecimientos, una actitud tal que siempre, y con facilidad, puede adaptarse a las posibilidades que se le dan. No tiene predilección por ninguna materia para sí incluso lo que le era obstáculo; como el fuego, cuando se apropia de los objetos que caen sobre él, bajo los que una pequeña llama se habría apagado. Pero un fuego resplandeciente con gran rapidez se familiariza con lo que se le arroja encima y lo consume totalmente levantándose a mayor altura con estos nuevos escombros”.


-Meditaciones, Marco Aurelio.🏛

Técnica Pomodoro: Qué es y cómo puede ayudarte en tu día a día

¿Has oído alguna vez hablar de la Técnica Pomodoro? Efectivamente, tiene que ver con el tomate, pero no se trata de una receta para una salsa, ni de una fórmula para conseguir que salgan más tiernos y jugosos, así que ya puedes ir guardando los cuchillos.

La Técnica Pomodoro es un método de gestión del tiempo que puede ayudar a que tu productividad sea mayor. Veamos qué es y cómo puede ayudarte. Toma nota de esta receta.

La Técnica Pomodoro fue desarrollada por Francesco Cirillo a finales de la década de los 80, y es un sistema que busca mejorar la administración del tiempo a través de su división en fragmentos. Toma su nombre de la forma de tomate -“pomodoro” en italiano- del reloj de cocina clásico que utilizó Cirillo para desarrollarla.

En concreto, el método divide el tiempo en periodos de 25 minutos -denominados pomodoros- separados por pausas dedicadas al descanso. La idea sobre la que se fundamenta la Técnica Pomodoro es que las pausas frecuentes serían capaces de mejorar la agilidad mental. Aplicada al trabajo, la técnica podría contribuir a una mejora en la productividad. Otro objetivo fundamental del método reside en su capacidad para disminuir las interrupciones.

La técnica estaría formada por cinco etapas: planeamiento, anotación, registro, proceso y visualización.

Al inicio, en las etapas de planeamiento y anotación se elabora una lista con las tareas que se deben completar en un periodo de tiempo, habitualmente un día. Cuando se completan los distintos pomodoros, estos se registran, lo que permite analizar cómo se lleva a cabo el trabajo y tomar medidas para mejorarlo.

De un modo práctico, podríamos decir que la técnica funcionaría en cinco pasos:

1. Se decide la tarea que se va a realizar.

2. Se programa el pomodoro (generalmente un reloj con alarma) a un lapso de 25 minutos.

3. Se trabaja -y esto es importante- de forma concentrada e intensiva hasta que suena la alarma. Cuando suena, se marca una X, que representa que se ha cumplido con un pomodoro.

4. Se descansa durante 5 minutos (tomar un café, darse un breve paseo, pensar en la pesca de la trucha marina… cualquier cosa sirve, excepto trabajar).

5. Se inicia de nuevo el proceso. Cuando se alcanzan los cuatro pomodoros, se toma un descanso más prolongado, de 20 o 30 minutos.

El creador de la técnica considera importante la utilización de determinados elementos; por ejemplo, sostiene que es ideal utilizar un reloj como los mecánicos utilizados en la cocina, ya que el acto de girar el dial del reloj representa el compromiso físico de iniciar y llevar a cabo la tarea. De igual forma, el tic-tac del reloj y el timbre de la alarma reforzarían el proceso de condicionamiento. No obstante, algunas personas podrían obtener mejores resultados utilizando algunas de las numerosas herramientas (cronómetros, apps, etc.) creadas para facilitar la técnica.

La Técnica Pomodoro -como casi cualquier otra- también tiene sus detractores. A algunas personas les parece demasiado exigente. Otras afirman que podría desanimar el trabajo en equipo. Ante dichas críticas han surgido soluciones como el “pomodoro a pares”, esto es, aplicando la técnica entre dos personas que compartirían un mismo objetivo, lo que mejoraría la calidad y creatividad, así como el sentimiento de trabajo en equipo. Como en tantas y tantas cosas, cada persona tendrá su opinión en función de los resultados obtenidos.

La técnica es utilizada habitualmente por todo tipo de colectivos: programadores, escritores, creativos, estudiantes… Otra crítica que ha recibido la técnica es que dividir los periodos en 25 minutos es demasiado estricto y poco flexible; fraccionar las tareas en un periodo de tiempo uniforme sería demasiado complicado. No obstante, como cualquier otra técnica, es adaptable a las personas. El periodo de 25 minutos puede ser demasiado largo o demasiado corto según cuál sea tu capacidad de resistencia o cuáles sean las tareas que tengas que realizar, por lo que tal vez te resulte más útil probar con lapsos de 10 o 30 minutos. O puede que la diferencia la marquen los tiempos de descanso; puedes probar diferentes pausas, según tus necesidades.

Además de su capacidad para intensificar y estructurar el trabajo y evitar interrupciones, la Técnica Pomodoro contribuye a “gamificar” el trabajo -hacerlo más parecido a un juego-, lo que lo podría hacerlo más llevadero. Por ejemplo, el cumplimiento de un pomodoro se equipararía a un objetivo cumplido, lo que podría generar satisfacción. De igual forma, los descansos podrían ser vistos como una recompensa por el objetivo cumplido.

Ponerla en práctica no es fácil. No tanto por su mecanismo, que es muy sencillo, sino porque supone romper con nuestros hábitos, establecidos durante años. Necesitarás un tiempo para acomodarte. Adaptarla a tus necesidades facilitará que te acostumbres a ella. Para ello, encontrarás diversas formas, en función de tus preferencias.

Algunas personas, por ejemplo, sugieren utilizar plazos de trabajo más largos al principio de la jornada y reducirlos conforme avanza el día. Otras sugieren no utilizarla para realizar tareas poco relevantes, y reservarla para trabajos de mayor importancia. Otras no “programan” pomodoros durante toda su jornada laboral, sino que los utilizan a lo largo del día en mayor o menor número según cómo sea la actividad de la jornada.


¿Qué es la técnica pomodoro?. (2020). Recuperado 15 de mayo de 2020, de Ehorus website: https://ehorus.com/es/tecnica-pomodoro/ 

Cómo entender el Dolor

Sé que es una frase dura y peor aún, una realidad que muchas veces no quisiéramos vivir. Pero aparece una y otra vez, en distintas voces a lo largo de la historia. En religiones, filosofías, en conversaciones, en la vida cotidiana.

Nadie quiere el sufrimiento por el sufrimiento, ya que si fuera así caeríamos en una suerte de masoquismo con nosotros mismos y el desearlo a otros en un sadismo. Sino que todos de una u otra forma, buscamos evitarlo. Y a veces la vida se nos va en ello: en buscar no sufrir.

Pero al final siempre llega, y buscamos mil y otra forma de amortiguarla. Hay ocasiones en que resulta y otras no. Pero al final siempre vuelve a aparecer y el problema o situación se nos muestra en toda su magnitud: no podemos evitar el sufrir. Eso en el amor, el trabajo, los estudios, en la familia, en el fotball…

Y entonces ¿que? ¿apaciguarlo con más placer…con drogas o cualquier otro sucedánea que nos permita alienarnos? no, porque al final eso también se acaba y aparece con más fuerza y dolor.

El camino parece indicar que va por precisamente por lo contrario: aceptar. No al modo de una cobarde resignación sino de un sabio acoger aquello que la vida nos da, que sin saber ni querer se nos muestra, sabemos y esperamos que llegue un momento para que se aclare. Y si vemos alrededor nuestro, la misma naturaleza, la creación, como todo se conecta, calza y funciona, nos sorprenderá que lo ocurrido fue solo una parte más de la cadena que conformó nuestra vida, y que sin ella, nuestra existencia misma no tendría sentido. Nada sobra, nada falta, el tema es que cada cosa, situación, persona y explicación llegan a su tiempo. Y ahí, solo ahí podremos decir: ahora comprendo.

El dolor no se acaba sino que cobra otro significado.

Ps. Juan Manuel Sayago

TÉCNICA DE CONTROL DE LA ANSIEDAD 6: AFRONTAR LAS SENSACIONES SIN TRATAR DE EVITARLAS

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Como probablemente habrás comprobado en el ejercicio anterior, si te esfuerzas por apartar de tu mente una imagen o pensamiento, este puede volverse más fuerte y persistente.

Muchas veces ocurre algo similar con las sensaciones temidas en el pánico: cuando realizas esfuerzos titánicos para huir de ellas, aumentan5; mientras que si las aceptas como algo normal o incluso las buscas, tienden a disminuir (como se explica en el dibujo del fantasma de la página 99 y en la grabación “Relajación para superar la ansiedad por la ansiedad”).

Como puedes comprobar, las sensaciones y la ansiedad disminuyen si dejas de intentar huir de ellas y las aceptas diciéndote a ti mismo “si noto sensaciones que las note, ya se irán cuando quieran”, o “si me llegase a dar una crisis, no importa; sería como una pesadilla, y se pasaría pronto si no sigo añadiendo interpretaciones catastróficas”.

Por eso, una de las técnicas más eficaces en el tratamiento del pánico es la provocación reiterada de las sensaciones temidas, que llevaremos a cabo en la etapa 3.

Recuerda que, la asociación entre las sensaciones temidas y la evaluación de peligro, que constituye la raíz de tu problema, se fortalece cada vez que el miedo irracional basado en las creencias catastrofistas, gobierna tu conducta. Por el contrario, esa vez que actúas en contra de lo que te dictan dichas creencias.

Una forma de actuar en contra de tus creencias y temores irracionales es atreverte a experimentar la ansiedad y las sensaciones temidas, sin hacer nada para intentar reducirlas o librarte de ellas.

Cuando notes un incremento de ansiedad o de sensaciones debes hacer lo siguiente:

  • Observa lo que piensas y sientes, mientras recuerdas el círculo vicioso del pánico y eres consciente de que la ansiedad no irá a más si no haces interpretaciones catastrofistas.
  • Recuerda lo que indica el dibujo de la página 100: cuando se activa el programa del pánico es el mejor momento para trabajar en cambiarlo.
  • Recuerda también lo que indica el dibujo de la página 99: si afrontas las sensaciones y los temores irracionales, sin huir de ellos, se irán reduciendo hasta desaparecer.

Para ayudarte a conseguirlo escucha con frecuencia la grabación “Relajación para superar la ansiedad por la ansiedad”, y coloca en un lugar visible una copia del dibujo del fantasma del pánico para tener muy claro, en todo momento, qué hacer si aparece el miedo.

A partir de este momento, cuando aparezca la ansiedad o las sensaciones temidas, procura afrontarlas sin hacer nada para evitarlas, sin usar siquiera la respiración diafragmática lenta, la relajación o la distracción.

Adquirir el hábito de afrontar la ansiedad y las sensaciones cuando aparezcan, y comprender bien cuál es la utilidad de mantener esta actitud, te ayudará a iniciar con entusiasmo los ejercicios de la tercera etapa, que consisten en provocarte reiteradamente las sensaciones internas que antes temías, pero sin llevar a cabo la interpretación catastrofista acerca de las mismas, con lo cual no se producirá el pánico.

Intención paradójica

En este momento del tratamiento también es conveniente que pienses que sería deseable que experimentes alguna crisis o amago de crisis (que, a estas alturas, ya sabes que no suponen ningún peligro real). Esto te permitiría poder practicar el desactivar las crisis cambiando tus pensamientos. Además, el deseo de experimentar nuevas crisis actúa como “técnica paradójica”, que disminuye o elimina el síntoma que quieres experimentar .


6 Un ejemplo de cómo funciona la técnica paradójica es que si a una persona que padece insomnio le pedimos que pase una noche sin dormir, suele resultarle imposible cumplirlo, porque su deseo de permanecer despierto anula su temor y ansiedad por no poder dormir, y esto facilita que concilie el sueño. Del mismo modo, el deseo de experimentar una crisis disminuye o elimina la posibilidad de experimentarla. Otro ejemplo relacionado con esta actitud paradójica se observa en algunas personas con pánico que temen morir al experimentar las sensaciones temidas. Si en el momento de mayor ansiedad y desesperación se dicen a sí mismas: “Si me muero no importa, de algo hay que morir”, curiosamente, al pensar de ese modo, la ansiedad y las sensaciones se reducen y empiezan a sentirse mucho mejor.


Del Manual de Elia Roca: Cómo superar el pánico, con o sin agorafobia. Etapa 2. Apartado 2.2