No temas más al sol abrasador,
ni a las violentas furias del invierno,
porque has cumplido tu labor terrenal,
ya estás en casa, y has cobrado tu justo jornal.
Dorados jóvenes y muchachas, todos deben,
lo mismo que el deshollinador, convertirse en polvo.
No temas más al ceño del poderoso,
porque estás más allá del golpe del tirano.
No te preocupes más por vestirte y por comer.
Para ti es lo mismo el junco que el roble.
El cetro, la sabiduría, la ciencia, todo
debe acatar esto, y convertirse en polvo.
No temas más al destello del relámpago,
ni al terrible trueno que apedrea.
No temas calumnias, ni al escozor de la censura.
Para ti han acabado alegrías y lamentos.
Todos los amantes, todos los jóvenes deben
aceptar esto, y convertirse en polvo.
¡Que ningún exorcista te dañe!
¡Que ninguna brujería te hechize!
¡Que los espectros insepultos te esquiven!
¡Que nada malo se te acerque!
¡Tranquilo fin tengas
y honrada sea tu tumba!
Cymbeline (Acto IV, escena 2)
(1610) de William Shakespeare.
Gracias por sus deseos Bendiciones para Ustedes!!!
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