Modelo ABC de Ellis: Terapia Racional Emotiva

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Todo el mundo tiene alguna opinión de sí misma o del mundo que le rodea que, de una u otra forma, no es más que una exageración.

A veces, las personas nos va el drama y tendemos a sobreestimar el peso de ciertas amenazas que, bien pensado, no son más que pequeños inconvenientes que nosotros mismos hemos contribuido a que se vean como algo realmente espantoso.

Estas creencias irracionales son un componente fundamental a la hora de entender el modelo ABC de Ellis, el cual trata de explicar cómo las personas, ante un mismo evento, podemos interpretarlo de forma tan variopinta en función de nuestras propias cogniciones.

Si bien las creencias de este tipo no son algo necesariamente patológico, sí que es cierto que, llevadas al extremo, pueden implicar trastornos. Para conocer más a fondo a qué nos referimos, veamos a continuación este modelo, sus componentes y aplicación terapéutica.

El modelo ABC de Ellis: ¿qué es?

El modelo ABC es una teoría planteada por el psicoterapeuta cognitivo Albert Ellis (1913-2007), el cual trata de explicar por qué las personas, pese a vivir un mismo evento, pueden desarrollar respuestas diferentes en función de sus propias creencias. Estas creencias son un pilar fundamental a la hora de comprender cómo ver la persona el mundo y cómo decide hacerle frente a las demandas de la vida cotidiana.

La idea detrás del modelo está inspirada en una cita del filósofo griego Epícteto, «las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos». Es decir, no es el hecho en sí lo que afecta positiva o negativamente a una persona, sino la forma que tiene el individuo de verlo y tratarlo.

Componentes de este modelo

El modelo ABC de Ellis propone tres componentes a la hora de explicar y entender la forma de comportarse de un individuo y su grado de ajuste psicosocial.

1. Acontecimiento activador

Dentro del modelo, se entiende por acontecimiento activador (en inglés, ‘activating event’) aquel fenómeno que le ocurre a un individuo o que él mismo ha propiciado que ocurra que hace que se activen una serie de pensamientos y conductas problemáticas.

Esto puede ser una situación externa al individuo, como un accidente, la enfermedad de un familiar, una discusión con otra persona, o algo interno de la persona, como un pensamiento, fantasía, conducta o emoción propio de la persona.

Hay que entender que dentro del modelo se contempla la idea de que un mismo evento puede ser percibido de forma muy diferente por dos personas, y que el grado en el que el mismo suponga algún tipo de conducta disfuncional es muy variable de individuo a individuo.

2. Sistema de creencias

Se entiende por sistema de creencias (‘belief system’) a toda la serie de cogniciones que conforman la forma de ser y ver el mundo de la persona.

Realmente, dentro de este componente se incluyen pensamientos, recuerdos, supuestos, inferencias, imágenes, normas, valores, actitudes, esquemas y otros aspectos que moldean la forma de percibir tanto las amenazas como las oportunidades. Estos pensamientos suelen ser automáticos, cruzándose por la mente como si de un rayo se tratara y sin tener un control consciente sobre ellos.

Las creencias pueden ser o bien racionales o, por el contrario, irracionales. Las primeras, independientemente de si son positivas o negativas, contribuyen a sentirse conforme con uno mismo.

En cambio, en el caso de las creencias irracionales, éstas suelen fundamentarse en base a cosas poco lógicas o exageraciones que hace el individuo de un aspecto de su personalidad o de sus capacidades. Suelen ser pensamientos falsos, los cuales provienen de inferencias demasiado exigentes, que se formulan en términos de ‘debería’ o ‘tendría que’.

Suelen implicar visiones muy negativas de uno mismo, o autoexigencias demasiado poco realistas, las cuales pueden contribuir en que la persona se perciba a sí misma como una inútil o que no lo vale.

Esto tiene, como resultado, el sentir profundas emociones negativas asociadas a la depresión y la ansiedad, además de favorecer el llevar a cabo conductas dañinas como son adicciones, agresiones y suicidio.

3. Consecuencias

Como último eslabón de la cadena A-B-C tenemos la C de consecuencias, tanto emocionales como conductuales (‘Consequences’). Estas son la respuesta que da el individuo ante un determinado acontecimiento activador y modulado por su propio sistema de creencias.

Como cada persona tiene sus propias cogniciones, las consecuencias que implique un determinado evento activador varían de individuo a individuo, siendo positivas para algunos y negativos para otros.

¿Cómo se forman los trastornos de acuerdo a este modelo?

En base a los componentes anteriormente explicados, este modelo considera que los trastornos psicológicos se irían formando a partir de un estilo de pensamiento inapropiado y disfuncional ante hechos que, objetivamente, no son amenazantes.

Tener pensamientos irracionales es algo relativamente normal y común. Todos tenemos una visión un tanto negativa de algún aspecto nuestro. El problema viene cuando esto delimita de forma significativa nuestra forma de ser y nos priva de bienestar.

En la mayoría de los casos, las creencias irracionales llevadas al extremo contribuyen a la aparición de trastornos del estado del ánimo, como la depresión, y problemas de ansiedad. A su vez, estos trastornos se mantienen a causa de la propia forma de pensar de la persona.

Dentro del marco teórico de la teoría racional emotiva, la cual está inspirada en el modelo ABC de Ellis y el mismo psicoterapeuta contribuyó en su definición teórica, se sostiene que hay ciertos tipos de ideas o insights detrás del mantenimeinto de pensamientos irracionales patológicos.

A su vez, estos trastornos se mantienen a causa de la propia forma de pensar de la persona. La persona suele pensar que es un acontecimiento lo que hace que sufra, cuando realmente es su forma de pensar y percibir el evento en sí. Además, como sus creencias irracionales son rígidas y extremas, estas son muy poco suceptibles al cambio.

Para colmo, quienes tienen la mente nublada con este tipo de cogniciones suelen obsesionarse con el pasado, en vez de trabajar el presente y el futuro, que es lo que garantiza la recuperación.

Relación y aplicación con la Terapia Racional Emotiva

El modelo ABC de Ellis es ampliamente aplicado dentro de la terapia racional emotiva que, si bien ha ido reformulándose a lo largo de las décadas, sigue estando fundamentada fuertemente en el pensamiento de Albert Ellis.

Con el modelo, es posible entender el porqué de que una persona se comporte de forma disfuncional ante un evento y, así, una vez entendida su forma de pensamiento, trabajar sobre ella para ir modificándola de tal manera que se logre conseguir una mejor adaptación.

Es aquí donde se utiliza el debate en clave terapéutica. El objetivo de este es el de superar los problemas que manifiesta la persona a causa de sus creencias irracionales a la hora de interpretar uno o varios eventos activadores, lo cual le ha llevado a una situación en la que se manifiestan conductas autodestructivas y emociones disfuncionales.

Lo que debe conseguir el terapeuta, antes de ponerse a debatir sobre las cogniciones disfuncionales del paciente, es hacerle ver y ser consciente de cuáles son. Una vez identificadas, algo que no es para nada sencillo, será posible verlas de forma holística y poder discutir qué aspectos son reales y cuáles no.

Una forma para ello es la de que, ante un evento que ha causado malestar al paciente, hacerle tratar de retroceder al momento exacto en el que apareció el evento activador. Así, se le hace ver qué sentimientos considerados inapropiados empezó a manifestar, en base a qué y si la forma que tiene de ver el mundo explica más su forma de ver el evento o es total y absolutamente culpa del evento activador.

Una vez detectadas las creencias irracionales, se pueden plantear en el contexto terapéutico una serie de preguntas. Ejemplos:

  • ¿Dónde está la evidencia de que eso sea realmente amenazante?
  • ¿Hay alguna ley o norma que diga que eso debe verse como usted lo ve?
  • ¿Por qué considera que eso se debe hacer siempre de esa misma forma?
  • ¿Cómo le afecta a su forma de pensar este hecho?

Con estas preguntas se favorece el poner en duda la veracidad de las creencias irracionales. Una vez debatidas, es más fácil echarlas por tierra y hacer que el paciente empiece a tomar un estilo de pensamiento más ajustado.

Referencias bibliográficas:

  • Ellis, A. (1991). The ABC’s of RET. The Humanist, 51(1),19-49.
  • Ellis, A. (1991). The revised ABC’s of rational emotive therapy. Journal of Rational-Emotive & Cognitive-Behavior Therapy, 9(3), 139-172.

Modelo ABC de Ellis: ¿qué es y cómo describe los pensamientos?. (2020). Recuperado 28 de mayo de 2020, de Psicología y Mente website: https://psicologiaymente.com/clinica/modelo-abc-ellis 

La intención paradójica: una herramienta terapéutica.

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La intención paradójica es una estrategia que puede ser muy útil frente a determinados trastornos, como los de ansiedad. En este artículo explicamos su funcionamiento utilizando como base distintos modelos y hablamos de lo importantes que son los detalles para conseguir los efectos deseados.

Las técnicas paradójicas buscan justamente lo que su nombre indica: la discordancia, el absurdo. Con ellas, el objetivo es que la persona ponga en marcha conductas que en otras ocasiones trata de evitar y que usualmente son el núcleo del malestar y la angustia del sujeto que las perpetúa. En esos casos, la contradictoria intención paradójica puede resultar de gran utilidad.

A partir del capítulo Detención del pensamiento e intención paradójica de Salgado, Gómez y Yela, incluido en el manual Técnicas de Modificación de Conducta, de Labrador (2007), trataremos de entender qué mecanismos se ponen en marcha para que la contradictoria intención paradójica sea, más que incoherencia, una técnica de valor incalculable para lograr el cambio en terapia.

Esta técnica pretende que la persona con un trastorno de ansiedad trate de sentir ansiedad en ese momento; que la persona con compulsiones y rituales lleve a cabo justamente esas conductas; o que aquella con problemas en el sueño trate por todos sus medios no dormir cuando se mete en la cama.

Los objetivos de la intención paradójica

En muchos trastornos psicológicos, en especial en los trastornos de ansiedad o los TOC, los intentos por evitar los pensamientos obsesivos, los rituales o los sentimientos de angustia no solo resultan infructuosos, sino que también hacen que el problema se mantenga.

Una persona con un TOC de rituales encubiertos, por ejemplo, puede tratar de no realizar las comprobaciones y de controlar sus pensamientos. Cuando se trata de controlar ese impulso, en tanto que estos suelen venir de forma espontánea, la mayor parte de las veces resulta muy difícil.

Por ello, según Salgado et al., a través de la intención paradójica se busca:

  • Que el individuo renuncie a tener el control sobre las respuestas autonómicas o espontáneas (a no tener ansiedad, a no llevar a cabo las compulsiones…).
  • Que el sujeto trate de que el síntoma aparezca en situaciones diferentes a las que suele aparecer y que procure que a partir de ese síntoma se desarrollen las peores consecuencias. Por ejemplo, se le puede pedir a una persona con trastorno de ansiedad generalizada que, en esa misma sesión, trate de que se desarrolle un ataque de ansiedad y que este sea uno muy intenso, con un llanto muy acusado y con una pérdida total de control.

¿Cómo se explica el cambio en la intención paradójica?

Hay varios modelos teóricos que tratan de explicar los mecanismos que permiten que la contradictoria intención paradójica funcione. Algunas de esas teorías son:

  • La teoría del doble vínculo: cuando se presentan dos mensajes simultáneamente excluyentes, o se responde a uno o a otro. Por ello, a una persona que tiene ansiedad se le pide que produzca la aparición de una emoción que normalmente se presenta de forma espontánea. Así, caben dos opciones: puede aparecer la ansiedad (que el paciente va a intentar potenciar, frente a la costumbre intentar controlarla o reducirla (automatismo)) o directamente la ansiedad no aparecerá.
  • La teoría de la descontextualización del síntoma: cuando se le pide a la persona que ponga en marcha su conducta problema, se le está pidiendo que la provoque en un contexto totalmente diferente del que suele aparecer. El síntoma pierde significado, en tanto que responde a las demandas del medio. Por ejemplo, si una persona con compulsiones de repetición las lleva a cabo sin que estas respondan a estados ansiógenos o la voluntad de alejar pensamientos obsesivos, el ritual pierde el significado porque se ha descontextualizado.
  • La teoría de la ansiedad recurrente: según Salgado et al., provocar una conducta y temerla a la vez es incompatible. Por ello, la intención paradójica es útil, por ejemplo, cuando una persona anticipa su síntoma. A veces, en personas con problemas en el sueño, es el propio miedo o ansiedad anticipatoria a no dormir el que no permite que el sueño comience. Por eso, la voluntad de mantenerse despierto (intención paradójica) elimina el miedo anticipado a no poder dormir; esto permite que el sueño aparezca.

La exposición encubierta en la paradoja

La intención paradójica también permite la exposición a ciertas conductas que las personas temen, y que, por evitar, siguen manteniéndose. Esto ocurre en la gran mayoría de los trastornos de ansiedad, puesto que son las conductas de seguridad y la evitación las que provocan que la ansiedad se siga produciendo.

La intención paradójica es especialmente útil para aquellas personas que tienen miedo a sentir la propia ansiedad. Anticipan, por ejemplo, que van a perder el control si suben a un avión, si van al cine o si bajan al centro de la ciudad en Navidad.

Aunque quizás en esas situaciones la persona nunca haya sentido ansiedad, la propia anticipación de la misma puede provocar que la persona evite esos lugares.

En contextos controlados, será complicado para la persona tener un ataque de ansiedad cuando se lo pidamos. No obstante, a medida que vaya avanzando la terapia, se le puede pedir que trate de provocarse ansiedad en un supermercado; que trate de aumentar su tasa cardíaca y que acelere su respiración.

Es posible que sienta ansiedad, desde luego, pero esa ansiedad no aparece en el descontrol. Es el individuo quien elige cuando esta aparece, y no la circunstancia.

Por ello, la intención paradójica también es útil para que la persona se exponga a su propia ansiedad y los temores que le acuciaban y obligaban a evitar hacer cosas por terror a sentir ansiedad pueden desaparecer. Si desaparece la ansiedad anticipatoria, también lo harán las conductas de seguridad y el problema ansiógeno dejará de ser mantenido.

Conclusiones: no cualquier paradoja vale

La intención paradójica no consiste en decirle a una persona que se «provoque ansiedad», con estas palabras. Si este es el enunciado, probablemente no sabrá cómo hacerlo. La instrucción es demasiado genérica para obtener buenos resultados.

El terapeuta en cuestión ha de ser muy específico a la hora de prescribir la tarea al cliente. Por ello, la conducta ha de ser topológicamente especificada, qué se quiere exactamente, durante cuánto tiempo y en qué lugar.

Por ello, y tal y como especifican Salgado et al., es mucho mejor dar pautas concretas que indicaciones vagas:

  • En lugar de «pídele a tu hija que tenga una rabieta«, es mejor «pídele a tu hija que grite tan alto como pueda y patalee antes de apagarle la televisión«.
  • En vez de «provócate ansiedad«, es mejor «intenta que tu corazón lata rápido, que notes tus palpitaciones e incluso que aumente tu temperatura corporal«. Se le pueden dar estrategias para conseguir esto.
  • En lugar de «haz algo que normalmente no hagas antes del atracón», es preferible «píntate los labios antes de tener el atracón«.

La especificación y buen entendimiento de las conductas puede marcar la diferencia entre la eficacia y el fracaso de la intención paradójica en un contexto terapéutico.

Esto nos recuerda que esta es una técnica muy poderosa, pero también muy peligrosa en su aplicación, ya que, si no se aplica de manera estructurada y dirigida, los resultados que produzca pueden ser contrarios a los que esperamos.


La contradictoria intención paradójica. (2020). Recuperado 24 de abril de 2020, de La Mente es maravillosa website: https://lamenteesmaravillosa.com/la-contradictoria-intencion-paradojica/