El síndrome convulsivo y las crisis disociativas representan un desafío complejo que trasciende la neurología pura. Si bien el tratamiento farmacológico es la primera línea de defensa en la epilepsia, la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) ha emergido como el estándar de oro para el manejo de la calidad de vida, la reducción de la frecuencia de crisis inducidas por estrés y el tratamiento primario de las crisis psicógenas. Este artículo desglosa los mecanismos psicológicos detrás de las crisis, ofrece herramientas prácticas para pacientes y familiares, y presenta un marco de intervención basado en la evidencia.
1. Introducción: Más allá de la descarga eléctrica
Vivir con crisis convulsivas —ya sean de origen epiléptico o psicógeno— implica habitar en un estado de incertidumbre constante. Para el paciente, la crisis no es solo un evento médico; es una ruptura de la continuidad biográfica, una pérdida de autonomía y una fuente inagotable de ansiedad anticipatoria.
Desde la psicología clínica, entendemos que el cerebro no opera en compartimentos estancos. La actividad eléctrica neuronal (el hardware) es profundamente influenciada por nuestros estados emocionales, el estrés y nuestros patrones de pensamiento (el software).
Es fundamental distinguir desde el inicio dos cuadros clínicos que, aunque lucen similares externamente, requieren abordajes terapéuticos distintos:
- Epilepsia (Síndrome Convulsivo): Descargas eléctricas anormales en el cerebro. La TCC aquí funciona como coadyuvante para manejar los desencadenantes (triggers) y las comorbilidades (ansiedad/depresión).
- Crisis No Epilépticas de Origen Psicógeno (CNEOP o Crisis Disociativas): Episodios que imitan una convulsión pero sin correlato electroencefalográfico. Son manifestaciones somáticas de distrés psicológico. Aquí, la TCC es el tratamiento principal.
2. El Modelo Biopsicosocial de las Crisis
Para intervenir eficazmente, debemos comprender cómo interactúan la biología, la psicología y el entorno social.
2.1. El Círculo Vicioso de la Ansiedad-Convulsión
Existe una relación bidireccional entre el estrés y las convulsiones. El estrés aumenta la liberación de cortisol y catecolaminas, lo cual puede reducir el umbral convulsivo en pacientes con epilepsia, haciendo más probable una crisis.
A su vez, la ocurrencia de una crisis genera miedo a la siguiente (ansiedad anticipatoria). Esto lleva a conductas evitativas (no salir de casa, dejar de trabajar), lo que incrementa el aislamiento y la depresión, cerrando un ciclo que perpetúa la enfermedad.
Nota Clínica: «No es el evento convulsivo en sí mismo lo que más discapacita al paciente, sino el miedo a cuándo ocurrirá el próximo.»
3. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) aplicada a la Epilepsia
La TCC para la epilepsia se centra en mejorar la calidad de vida y la autoeficacia. No prometemos «curar» la epilepsia, pero sí empoderar al paciente para minimizar su impacto.
3.1. Objetivos Terapéuticos
- Adherencia al tratamiento: Trabajar las creencias negativas sobre la medicación.
- Identificación de Auras y Pródromos: Aprender a detectar las señales sutiles previas a una crisis.
- Manejo de Desencadenantes: Gestión del estrés, higiene del sueño y regulación emocional.
3.2. Herramienta Clínica: El Registro de Auto-Observación
Se instruye al paciente para llevar un diario detallado que no solo registre la crisis, sino el contexto.
| Fecha/Hora | Situación Previa | Pensamiento/Emoción | Síntoma Físico (Aura) | Duración Crisis | Consecuencia |
| Lunes, 10 AM | Reunión laboral tensa | «Voy a hacer el ridículo si me da una crisis» (Miedo 8/10) | Hormigueo en mano izq. | 2 min | Vergüenza, irse a casa |
Este registro nos permite identificar patrones. Si descubrimos que el estrés laboral precede al 60% de las crisis, la intervención se focalizará en habilidades de afrontamiento laboral.
4. TCC para Crisis No Epilépticas (CNEOP/Disociativas)
En las CNEOP, el cerebro «se desconecta» como un mecanismo de defensa ante una emoción o trauma abrumador que el paciente no puede procesar verbalmente.
4.1. Psicoeducación: El primer paso crucial
Muchos pacientes se sienten acusados de «fingir» cuando reciben este diagnóstico. El psicólogo debe validar su dolor:
«Tus crisis son reales, no las estás imaginando. Pero su causa no es eléctrica, es emocional. Es como cuando te sonrojas por vergüenza: tu cuerpo reacciona físicamente a una emoción, pero en tu caso, la reacción es una convulsión».
4.2. Reestructuración Cognitiva
El objetivo es identificar las creencias catastróficas y reemplazarlas.
- Creencia disfuncional: «Soy un inútil, mi cuerpo está roto».
- Creencia funcional: «Mi cuerpo está reaccionando al estrés acumulado. Necesito aprender a escuchar mis emociones antes de que mi cuerpo grite».
5. Herramientas Terapéuticas y Técnicas de Intervención
A continuación, presento un protocolo de intervención aplicable tanto a pacientes con epilepsia (para manejo de ansiedad) como a pacientes con CNEOP.
5.1. Técnica de Contramedidas Sensoriales (Interrupción del Aura)
Esta técnica es vital cuando el paciente siente el «aura» o el inicio de la disociación. El objetivo es mantener al cerebro conectado con la realidad presente mediante un estímulo sensorial fuerte que compita con la señal de la crisis.
Protocolo 5-4-3-2-1 (Modificado para Crisis):
Al sentir el inicio de los síntomas, el paciente debe realizar inmediatamente una acción física o mental intensa:
- Olfato: Llevar consigo un aceite esencial fuerte (menta, eucalipto) y olerlo intensamente.
- Tacto: Tocar una superficie rugosa o apretar una pelota antiestrés con fuerza rítmica.
- Cognitivo: Restar 7 desde 100 en voz alta (100, 93, 86…).
Evidencia: Reiter y Andrews (2000) demostraron que el uso de contramedidas puede abortar el desarrollo de una crisis en sus estadios iniciales al cambiar el foco atencional y reducir la activación autonómica.
5.2. Relajación Muscular Progresiva (Jacobson) y Respiración Diafragmática
El objetivo es reducir la activación del Sistema Nervioso Simpático (lucha o huida).
- Instrucción: Inhalar en 4 tiempos llevando el aire al abdomen, retener 2, exhalar en 6 tiempos.
- Aplicación: Debe practicarse fuera de las crisis (diariamente) para que sea una herramienta automática cuando sube el estrés.
5.3. Exposición Gradual a Situaciones Temidas
Muchos pacientes desarrollan agorafobia por miedo a tener una crisis en público.
- Crear una jerarquía de miedos (ej. 1: ir a la tienda de la esquina; 10: ir a un concierto).
- Exponerse al estímulo de menor ansiedad utilizando las técnicas de respiración.
- Permanecer en la situación hasta que la ansiedad baje a la mitad.
6. Casos Clínicos Ilustrativos
Para aterrizar la teoría, analicemos dos perfiles típicos en la consulta.
Caso 1: Epilepsia Focal y Ansiedad Social
Paciente: Carlos, 35 años.
Motivo de consulta: «Tengo miedo de salir».
Análisis: Carlos tiene epilepsia controlada farmacológicamente, pero vive hipervigilante. Cualquier mareo normal lo interpreta como una crisis inminente (interpretación catastrófica), lo que le genera un ataque de pánico que confunde con un aura.
Intervención:
- Diferenciación de síntomas: Enseñar a distinguir entre ansiedad (taquicardia, hiperventilación) y actividad epiléptica.
- Experimentos conductuales: Salir acompañado, luego solo, probando que la ansiedad no provoca necesariamente una crisis.
Caso 2: Crisis No Epilépticas (CNEOP)
Paciente: Elena, 28 años.
Historia: Antecedentes de trauma relacional. Crisis «tipo desmayo» ante discusiones con su pareja.
Análisis: Las crisis funcionan como un mecanismo de escape (reforzamiento negativo) ante el conflicto.
Intervención:
- Entrenamiento en Asertividad: Aprender a decir «no» y expresar enojo verbalmente.
- Identificación de señales corporales de ira antes de la disociación.
- Al aprender a gestionar el conflicto, las crisis perdieron su función y remitieron.
7. Conclusión: Hacia una vida plena
El diagnóstico de un síndrome convulsivo no es una sentencia de incapacidad. La Terapia Cognitivo-Conductual ofrece un camino riguroso y humano para que el paciente deje de ser un espectador pasivo de su neurología y se convierta en un agente activo de su salud.
Al integrar el manejo del estrés, la reestructuración de pensamientos catastróficos y técnicas de regulación fisiológica, logramos que la persona recupere no solo la salud, sino la confianza en su propio cuerpo. El objetivo final no es solo la ausencia de crisis, sino la presencia de una vida significativa.
8. Referencias Bibliográficas
- Goldstein, L. H., & Mellers, J. D. C. (2006). Psychologic treatment of epilepsy. Neuropsychiatric Disease and Treatment, 2(4), 531–536.
- LaFrance, W. C., Jr., & Benbadis, S. R. (2006). Avoiding the pitfall of psychogenic non-epileptic seizures. Neurology, 66(10), 1644-1645.
- Reiter, J., & Andrews, D. (2000). Taking Control of Your Epilepsy: A Workbook for Patients and Professionals. Santa Rosa, CA: Treat-It-Yourself Books.
- Sperling, M. R., et al. (2018). Diagnosis and treatment of psychogenic nonepileptic seizures. Epilepsy & Behavior, 83, 1-8.
- World Health Organization. (2019). Epilepsy: A public health imperative. Geneva: WHO.


