El poder del miedo y cómo liberarte de él.

¿Alguna vez tiene sentido que quienes te hacen daño tienen un poder tan grande sobre ti que parece imposible recuperarte? Esa sensación no es casual, ni es inevitable. Séneca, el gran filósofo estoico, nos invita a pensar que el miedo solo tiene el poder que nosotros le permitimos. Cuando alguien te hiere, no es el daño en sí lo que decide tu bienestar, sino cómo le entregas espacio en tu mente y corazón.

En la historia y en la espiritualidad, esta idea resuena una y otra vez. Jesús, en su camino, enseñó que la verdadera fortaleza nace del amor y la fe, no del temor. Escritores como Viktor Frankl también mostraron que, incluso en el sufrimiento más extremo, la libertad interior no puede ser arrebatada si no las entregas. Cuando le temes a quien te última, les das un trono en tu alma; cuando eliges no tener miedo, reclama tu soberanía. La valentía no es la ausencia de miedo, sino la decisión consciente de no dejarte dominar por él.

Ahora, te invitamos a hacer una pausa y preguntarte: ¿a quién le estás dando poder? ¿Por qué permite que la sombra del daño condicione tus pensamientos y emociones? Solo tú decides si ese poder permanece o se disuelve. En tu libertad interior está la semilla para sanar y crecer más allá del daño, porque no es lo que te ocurre, sino cómo lo enfrentas, lo que define quién eres realmente.

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