Ad Vitam: Un Marco para la Construcción del Propósito de Vida

Por Juan Manuel Sayago

Introducción

En la búsqueda constante de significado y dirección, el concepto de «propósito de vida» emerge como un pilar fundamental para el bienestar personal. No es simplemente una meta a alcanzar, sino una brújula interna que guía decisiones y acciones, confiriendo un sentido de coherencia y plenitud a la existencia. El modelo «Ad Vitam» ofrece un marco estructurado y comprensible para desglosar y construir este propósito, invitando a la reflexión profunda sobre las distintas dimensiones que componen la vida humana. Desarrollado por el psicólogo clínico MG. Juan Manuel Sayago, «Ad Vitam» se presenta como una herramienta práctica para cualquier persona interesada en definir y vivir una vida con mayor intencionalidad.

El Propósito de Vida en el Marco «Ad Vitam»

El modelo «Ad Vitam» se articula alrededor de cuatro componentes principales: Estructura, Infraestructura, Valores y Áreas. Cada uno de estos elementos interactúa para formar un mapa integral del propósito personal, permitiendo una visión holística y detallada.

1. Estructura: Planificando el Tiempo para la Vida

La «Estructura» en el modelo «Ad Vitam» se refiere a la organización y planificación de la vida en diferentes plazos, estableciendo metas y desafíos concretos1. Implica una distribución consciente del tiempo para ordenar, coordinar, prever, gestionar y priorizar2. Este componente se visualiza a través de un hexágono que abarca distintas temporalidades: Diario, Semanal, Mensual, Semestral, Anual y Quinquenio3.

  • Diario: ¿Qué acciones específicas realizo cada día para acercarme a mis metas? Por ejemplo, una persona que busca mejorar su salud podría proponerse «realizar 30 minutos de actividad física diaria».
  • Semanal: ¿Qué logros busco alcanzar al final de cada semana? Siguiendo el ejemplo anterior, podría ser «planificar las comidas saludables de la semana».
  • Mensual: ¿Qué objetivos más amplios me propongo para el mes? Un objetivo mensual podría ser «probar tres nuevas recetas saludables».
  • Semestral: ¿Qué hitos deseo haber alcanzado en seis meses? Un ejemplo sería «lograr una pérdida de peso sostenible de 5 kg».
  • Anual: ¿Cuáles son mis grandes propósitos para el año? «Participar en una carrera de 10k» podría ser un objetivo anual.
  • Quinquenio: ¿Dónde me veo en cinco años en relación con mi propósito? «Mantener un estilo de vida activo y saludable que me permita disfrutar de la vida sin limitaciones físicas» podría ser una meta a cinco años.

Esta planificación por plazos no solo facilita la consecución de objetivos, sino que también permite una revisión y ajuste constante, asegurando que las acciones diarias estén alineadas con las aspiraciones a largo plazo.

2. Infraestructura: Definiéndose a uno Mismo

La «Infraestructura» aborda preguntas fundamentales sobre la propia persona, sus acciones, decisiones y opciones, buscando una autodefinición clara4. Se representa con un hexágono que contiene las interrogantes: Qué, Dónde, Por qué, Cuándo, Cómo y Para qué5. Este componente invita a contestar, explicar, relatar, describir, detallar, especificar, aclarar, manifestar, comunicar e informar sobre uno mismo6.

  • Qué: ¿Qué me define como persona? Por ejemplo, «Soy una persona creativa y resolutiva».
  • Dónde: ¿En qué entornos me siento más auténtico o productivo? «Me siento más productivo en ambientes colaborativos y con desafíos constantes».
  • Por qué: ¿Por qué hago lo que hago? «Trabajo en mi profesión porque me apasiona ayudar a otros a alcanzar su potencial».
  • Cuándo: ¿En qué momentos me siento más energizado o motivado? «Me siento más motivado por las mañanas y cuando estoy aprendiendo algo nuevo».
  • Cómo: ¿Cómo llevo a cabo mis acciones y decisiones? «Abordo los problemas con una mentalidad analítica y busco soluciones innovadoras».
  • Para qué: ¿Cuál es el propósito subyacente de mis esfuerzos? «Para contribuir a un mundo más justo y equitativo a través de mi trabajo».

La reflexión sobre estas preguntas permite una comprensión más profunda de la identidad personal y de las motivaciones que impulsan las acciones, cimentando el propósito de vida sobre una base sólida de autoconocimiento.

3. Valores: Los Principios Rectores de la Vida

Los «Valores» son los principios, cualidades, virtudes, creencias, normas, ideales, ética, convicciones, integridad y moral que representan y dirigen la vida de una persona777. En el modelo «Ad Vitam», estos se visualizan en un hexágono que incluye: Sabiduría, Justicia, Esperanza, Fe, Coraje y Templanza8. La elección de estos valores es fundamental, y el modelo permite la flexibilidad de cambiarlos según la evolución personal9.

  • Sabiduría: Actuar con conocimiento y buen juicio. Por ejemplo, «Valoro la sabiduría al tomar decisiones informadas en mi carrera».
  • Justicia: Defender lo que es correcto y equitativo. «La justicia es un valor central en mis interacciones profesionales y personales».
  • Esperanza: Mantener una actitud positiva y optimista hacia el futuro. «La esperanza me impulsa a superar los desafíos y a creer en un futuro mejor».
  • Fe: Creer en algo más allá de lo tangible, en un propósito mayor. «Mi fe me da fortaleza y dirección en momentos de incertidumbre».
  • Coraje: Afrontar el miedo y la adversidad. «Demuestro coraje al asumir riesgos calculados para alcanzar mis metas».
  • Templanza: Practicar la moderación y el autocontrol. «La templanza me ayuda a mantener el equilibrio en mi vida diaria».

Estos valores actúan como un código moral interno, influyendo en las decisiones y comportamientos, y proporcionando un marco ético para la construcción del propósito de vida.

4. Áreas: Los Campos Esenciales de Desarrollo Personal

Las «Áreas» se refieren a los aspectos más esenciales de la vida de una persona, los cuales deben ser definidos y desarrollados10. Son los campos, sectores, ámbitos, especialidades, disciplinas, departamentos, intereses o categorías que conforman la existencia humana11. En el modelo «Ad Vitam», se presentan seis áreas clave: Espiritualidad, Finanzas, Trabajo, Salud, Formación y Vínculos12.

  • Espiritualidad: El desarrollo de la conexión con lo trascendente o el sentido de la vida. Por ejemplo, «Dedicó tiempo a la meditación para cultivar mi espiritualidad».
  • Finanzas: La gestión de los recursos económicos para asegurar la estabilidad y el futuro. «Establezco un presupuesto mensual y ahorro para mis metas financieras a largo plazo».
  • Trabajo (Laboral): La actividad profesional o vocacional y su desarrollo. «Busco oportunidades para crecer profesionalmente y aplicar mis habilidades en proyectos significativos».
  • Salud: El bienestar físico, mental y emocional. «Priorizo una alimentación balanceada, ejercicio regular y tiempo para el descanso».
  • Formación: El aprendizaje continuo y el desarrollo de nuevas habilidades. «Me inscribo en cursos y leo libros para mantenerme actualizado en mi campo y explorar nuevos intereses».
  • Vínculos: Las relaciones interpersonales significativas, como la familia, amigos y comunidad. «Invierto tiempo en fortalecer mis relaciones con mi familia y amigos cercanos».

Al definir y desarrollar estas áreas, se logra un equilibrio que contribuye significativamente a la plenitud del propósito de vida.

Conclusión

El modelo «Ad Vitam» ofrece una metodología clara y accesible para cualquiera que desee embarcarse en el viaje de construir su propósito de vida. Al desglosar este concepto en Estructura, Infraestructura, Valores y Áreas, proporciona un marco comprensivo para la reflexión y la acción. La integración de estos componentes permite no solo identificar qué es importante para uno mismo, sino también cómo planificar, actuar y vivir en alineación con esas convicciones más profundas. En un mundo en constante cambio, tener un propósito de vida bien definido, y un sistema para cultivarlo, se convierte en una herramienta invaluable para la resiliencia y el bienestar personal.

Referencias Bibliográficas

Sayago, J. M. (s.f.). AD VITAM: Propósito de Vida. Versión de estudio. Prohibida su reproducción.

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