El reflejo de nuestra indiferencia

«La generosidad no consiste en dar lo que sobra, sino en compartir lo que duele.»

Desde hace tiempo me pregunto por qué nos cuesta tanto ser generosos cuando vemos necesidad en los demás. No me refiero a las grandes donaciones o los gestos heroicos, sino a la generosidad cotidiana, la que se expresa en el tiempo, la escucha y el sacrificio personal. Veo una sociedad que aplaude la solidaridad en los discursos, pero en la práctica evade el compromiso. ¿Acaso hemos hecho de la indiferencia una forma de vida?

El poeta japonés Kenji Miyazawa decía que “ser verdaderamente fuerte significa ser amable y generoso” (Miyazawa, 1991). Sin embargo, en nuestra época parece que fortaleza es sinónimo de individualismo. Nos movemos con prisa, atrapados en nuestras preocupaciones, y en el camino, olvidamos que el otro también necesita. El filósofo español José Ortega y Gasset (1930) advertía que el hombre moderno se ha refugiado en su yo, perdiendo la capacidad de mirar más allá. Y es verdad: nos escudamos en la comodidad, en la excusa de la falta de tiempo o en la creencia de que otro se encargará.

La generosidad auténtica requiere incomodidad. San Agustín (2005) nos recordaba que amar es salir de uno mismo. Y no hay amor sin renuncia. En la historia, personajes como la madre Teresa de Calcuta vivieron esta verdad: su generosidad no fue dar lo que sobraba, sino lo que dolía dar. No fue casualidad que dijera: “No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor” (Teresa de Calcuta, 1985).

Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto? Quizá porque dar implica reconocernos vulnerables. El acto de compartir nos enfrenta con nuestra propia necesidad y fragilidad. Pero si queremos construir un mundo menos frío, necesitamos abandonar la indiferencia. Como decía el poeta latinoamericano Pablo Neruda (1973): “Si nada nos salva de la muerte, que al menos el amor nos salve de la vida.” Y la generosidad no es otra cosa que amor en acción.

Referencias

  • Agustín de Hipona. (2005). Confesiones. Biblioteca de Autores Cristianos.
  • Miyazawa, K. (1991). Night on the Galactic Railroad and Other Stories. Kodansha International.
  • Neruda, P. (1973). Confieso que he vivido. Seix Barral.
  • Ortega y Gasset, J. (1930). La rebelión de las masas. Revista de Occidente.
  • Teresa de Calcuta. (1985). Un camino sencillo. HarperCollins.

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