Víctima y victimario… ¿cómo romper ese patrón repetitivo?

Publicado por CogniFit on agosto 14, 2018

El victimismo es una forma tóxica de estar el mundo, por la cual no aceptamos la responsabilidad de nuestras acciones o actitudes y vivimos en una queja constante. Aquí te contamos qué es el victimismo, cómo es la personalidad victimista, las causas del victimismo, las consecuencias.

¿Qué es el victimismo?

¿Qué es el victimismo? Definición y significado

El victimismo o mentalidad victimista es una forma habitual de ver la vida, una orientación automática hacia las situaciones que vive uno como injustas. Bien como mala suerte o que los demás se aprovechan de uno mismo. Esta mentalidad nos conduce a sentirnos sin poder para afrontar las circunstancias. El victimista, asegura, pase lo que pase, que la culpa o responsabilidad nunca es de uno mismo, así se protege su autoestima a corto plazo. Debido a que las personas tienden a ser y actuar de forma consistente a cómo ven el mundo (para evitar la disonancia cognitiva) una persona con esta mentalidad, actuará como una víctima.

La mayoría de personas que actúan con victimismo, no lo hacen a propósito. Es una forma aprendida de actuar que se ha vuelto automática. Pero no es un rasgo de personalidad, es un patrón de conducta, y como tal es modificable.

Causas del victimismo

Nadie elije conscientemente ser una víctima. Más bien caemos ahí porque nos funciona de una una forma  otra. Se convierte una estrategia, posiblemente la única que conocemos, para desenvolvernos en la vida, bien sea quedarnos en nuestra zona de comfort, encontrar compañía y atención, evitar responsabilizarnos de algo…

Hay personas que no pueden soportar lo que ellos perciben como un fracaso en su vida, que esta no es como ellos quieren. Les resulta demasiado doloroso. Por ello, para soportarlo, mantienen esta actitud victimista, externalizando la responsabilidad, no afrontando el poder que tienen para cambiar la situación.

La atención, la simpatía y el tiempo que una persona consigue del victimismo actúa como refuerzo. Se nos valida como buenas personas, y si las circunstancias fuera diferentes nuestra vida sería próspera. Es una forma de guardar las apariencias ante cualquier tipo de fallo.

Esta forma de actuar es probable que haya sido modelada por los padres o cuidadores, y que haya sido la única forma de lidiar con las cosas que no salen como uno quiere.

Esta mentalidad, también es posible que se haya creado debido a preocupaciones legítimas que no han sido afrontadas, como la indefensión aprendida. Hay situaciones extremas, como el maltrato, abuso o situaciones realmente difíciles en las que la persona no ha tenido ningún poder para cambiar nada. La persona aprende que por mucho que haga nada cambiará.

Muchas personas adopta el victimismo porque temen mostrar sus emociones negativas como el enfado. Niegan su existencia en ellos mismos y la proyectan en otros, anticipando una agresión o daño de ellos. Puede que distorsionen comentarios y expresiones faciales de otros imaginando que tienen intenciones maliciosas. Ese enfado que habrían expresado en respuesta al estrés o la frustración se transforma en miedo y desconfianza de los otros y en miedo de ser dañado.

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Perfil victimista

¿Cómo es una persona que cae en el victimismo? A continuación, te contamos 12 características de las personas victimistas.

1. Cree que le han dañado

La víctima es descrita como alguien que ha sido dañada, que no es responsable del incidente y no pudo haberlo prevenido, por ello merece empatía. Las personas con mentalidad de víctima siempre tienen la sensación de que han sido tratados injustamente, y han sido dañados sin tener ellos ninguna responsabilidad, incluso cuando hay clara evidencia de que han sido responsables en cierta medida por lo ocurrido.

2. Cree que no tiene control sobre su vida

Creen que no tienen control sobre nada en su vida y ceden su responsabilidad también. Cuando se encuentran con cualquier obstáculo en la vida, se niegan a hacer nada. En su lugar, se centran en lo negativo y se recrean en el drama.

3. Anticipa lo peor

Las personas que adoptan una mentalidad victimista tienden a ser muy pesimistas. Ven todas las situaciones como potenciales fracasos. Se niegan a probar cosas nuevas e intentan desanimar a los demás con su negatividad. Siempre hay sospechas acerca de las intenciones de los demás

4. Espera la compasión de los demás

Espera compasión por todo lo malo que ha vivido. Busca atención y validación constante de los demás, porque ha sufrido mucho y no se lo merece, o por lo valiente que ha sido y cómo todavía sigue adelante.

5. Le echa la culpa a los demás

En ningún punto la persona asume ningún tipo de responsabilidad por lo que ha vivido. En su lugar, le echa la culpa a los demás.

6. Siente pena por sí mismo

Uno de los rasgos más característicos es el sentimiento de lástima por uno mismo. Cree que la vida ha sido injusta y se lamenta constantemente con frases como «¿Por qué yo?». Además cree que otros tienen más suerte, son más felices, tienen mejores vidas que él y que el está sufriendo más que nadie.

7. Es exageradamente dramático

Cuenta una versión exagerada de lo que ha ocurrido o directamente mienta. Necesita hacerlo porque se ha acostumbrado a vivir en la sombra de la compasión y necesita seguir provocando la misma respuesta de los demás.

Perfil Victimista

8. Actúa a la defensiva

La víctima desarrolla una actitud negativa, creyendo que todo el mundo está ahí para hacerle daño. Da igual cuál sea el comentario que,para él siempre tendrá una intención maliciosa, y por tanto responde con actitud defensiva.

9. Se menosprecia

Tiene una tendencia a menospreciarse. Muestra la baja autoestima con auto-humillaciones. Usa términos como «no puedo» y «debo».

10. No se analiza ni intenta mejorar

Cuando alguien le hace notar esta actitud de víctima , se niega a analizar sus actos y no es capaz de mejorar. En su lugar, actúa de forma defensiva y niega cualquier sugerencia, desarrollando una actitud negativa hacia cualquiera que le sugiere un cambio.

11. Tiene tendencias pasivo-agresivas

Estas personas suelen ser pasivo-agresivas en su comunicación con los demás. El hecho de creernos sin control para cambiar nuestra situación nos deja sin herramientas para comunicarnos bien. No pediremos lo que necesitamos, o diremos lo que sentimos porque creemos que no va a servir de nada, pero a la vez estamos enfadados por la situación en la que estamos. Por ello, de forma verbal estas personas no dirán nada y parece que están actuando con pasividad, pero su lenguaje corporal, el tono de decir las cosas será agresivo.

12. Se auto-sabotea

Realizan acciones contraproducentes, se hacen auto-sabotaje más o menos inconsciente. Se meterán en situaciones que les conducen a un daño, incluso cuando hay mejores opciones. Así, están reafirmando su posición de víctima.

Trastorno victimista

No existe un trastorno victimista en sí, sino que el trastorno paranoide de la personalidad comparte muchas similitudes con el victimismo. La creencia que otros nos van a dañar o a aprovecharse de nosotros se convierte en un patrón paranoico de estar en el mundo. Una conducta victimista muy arraigada puede desembocar en este trastorno.

Consecuencias del victimismo

El victimismo tiene consecuencias «positivas» para el individuo, sobre todo a corto plazo. Es por ello por lo que la conducta se mantiene. Pero también tiene consecuencias poco deseables.

«Beneficios» del victimismo

  • No asumes la responsabilidad de nada, por tanto tu autoestima se mantiene por la evitación del malestar que conlleva ser responsable del propio fracaso.
  • Atención de la gente
  • Compasión de los demás
  • Es menos probable que otros te critiquen o te hagan sentir triste, para evitar tu actitud victimista.
  • Te reafirmas en tu derecho a quejarte.
  • Es más probable que obtengas lo que quieres, ya que los demás no quieren verte triste o quejarte.
  • Te sientes interesantes porque le puedes contar a los demás muchas historias.
  • No te aburres si hay mucho drama a tu alrededor.

El victimismo te da poder para eludir la responsabilidad, para sentirte con derecho a mostrar tristeza, manipular otras personas y obtener su simpatía y compasión.

Desventajas del victimismo

  • Las personas cercanas pueden sentirse como marionetas, manipulados.
  • Enmascara emociones desagradables pero necesarias como el enfado, el arrepentimiento.
  • Te quedas atascado en tu situación actual, no tomas el control de tu vida. Vas a seguir sintiendo insatisfacción con tu vida.
  • Tu forma pasivo-agresiva de comunicarte no va a contribuir a tener relaciones sanas.
  • No vas a sentir con frecuencia emociones positivas.
  • No vas a desarrollarte como persona.
  • Vas a ser una persona tóxica para los demás, y es posible que se alejen de ti.

Victimismo, chantaje emocional y manipulación

Las personas victimistas utilizan esa actitud para conseguir lo que quieren. No van a pedir lo que quieren directamente, sino que van a hacer sentir culpable a la otra persona para obtenerlo. Como hacen responsables a los demás por lo que hacen y sienten, también les responsabilizan para solucionarlo. Van a exigir esa solución y te hacen sentir culpable y egoísta si no lo haces. También manipulan mediante la actitud pasivo-agresiva, una hostilidad velada y más sutil.

Todo ello es una forma de abuso emocional, que daña las relaciones.

Ejemplos y frases de victimismo

Hay algunas frases características de las personas victimistas:

  • ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
  • ¿Por qué a mi?
  • No es justo, no merezco esto.
  • Él debería X.
  • No me tienen en cuenta.
  • Siempre me pasa lo mismo, tengo muy mala suerte.
  • Soy una persona desgraciada, pobre de mi.
  • Nunca voy a encontrar pareja/trabajo/estabilidad
  • No me valoran, no me tienen en cuenta.

El victimismo en pareja

Las personas victimistas suelen atraer a personas que actúan como salvadores, ya sean en pareja o en relaciones de amistad. Esto genera patrones de relación poco saludables.

Los salvadores son personas muy empáticas que sienten la negatividad y el dolor que la persona victimista muestra. Además, como la víctima elude toda la responsibilidad, de alguna manera espera que los demás se hagan cargo de su emociones, que le salve de su estatus de víctima. Es cuando el salvador entra en el ciclo.

Los salvadores asumen la responsabilidad de emociones, valores y problemas que no son suyos. Tienden a ser personas que buscan la aprobación, complacientes.

Sin embargo, nadie tiene el control de cómo los demás se sienten con respecto a su vida. El «salvador» no tiene ese poder, aunque se lo crea. Además, aunque la víctima busque un salvador, una persona que se haga cargo de su infortunio, está cómoda en ese papel victimista, es lo que conoce y no va a salir de ahí a menos que se de cuenta y quiera cambiarlo.

Por ello se da otra dinámica que es la de perseguidor. La víctima, cuando intenta ser salvada sacándola de la posición de víctima, ésta ataca a su salvador, culpándolo de todo lo malo y poniendose de nuevo en su cómoda silla victimista.

La víctima y el salvador se complementan en una relación insana. Ambos evitan crear un fuerte sentido del yo, y no llegan a desarrollar una madurez emocional. Esto resulta  en que sus relaciones son superficiales e insatisfactorias.

La persona victimista culpa a los demás de sus emociones y acciones porque piensan que si muestran lo que están sufriendo, alguien les va a salvar y les dará el amor que desean. El salvador responde a esto porque realmente piensa que va a arreglar los problemas de la persona y terminar su sufrimiento, y esto les aportará el amor y la admiración deseada. Sin embargo, esto suele resultar en un fallo para cumplir las expectativas de la otra persona, culpándose mutuamente y afectando la autoestima de ambas partes. Mientras sigan buscando el valor personal en otras personas, sus necesidades nunca se van a ver satisfechas.

Nadie necesita ser salvado

¿Cómo romper el patrón víctima-salvador?

En cualquier relación es necesario que cada persona asuma la responsabilidad de uno mismo, y comience a decir: «Este es mi problema, no tienes que arreglarlo por mi. Sólo apóyame hasta que lo haga». Estos mensajes expresan amor a uno mismo y hacia la otra persona. Para romper el patrón de salvador hay que empezar a decir «Estoy aquí, te apoyo, pero tienes que cuidar de ti mismo. Yo no lo puedo hacer por ti». Ayudar a los demás a ayudarse a sí mismo es más efectivo que hacerlo directamente.

En este tipo de patrones, cada persona está más pendiente de la otra persona que de si misma. Estas dinámicas se rompen cuando una o ambas personas dejan de poner tanto esfuerzo en cambiar al otro y empiezan a centrarse en su propio crecimiento personal.

Presta atención a tus relaciones, el papel que juegas en ellas, no para juzgarte pero par darte de cuenta de cuál es tu contribución. Serás más consciente de tus acciones. No necesitas rescatar a nadie, ni ser rescatado.

¿Cómo superar el victimismo crónico?

Se puede dejar de ser victimista, ya que no deja de ser una conducta aprendida y como tal se puede «desaprender». Aquí te damos algunos consejos, pero la consulta profesional siempre es la opción más deseada.

1. Identifica la voz crítica interna que fomenta el victimismo

Identifica la voz interna negativa que se centra en las injusticias como «Esto no es justo. No debería estar pasándome. ¿Qué he hecho yo para merecer esto?». Estos pensamientos destructivos fomentan la pasividad y desalientan las acciones que pueden cambiar la situación.

Otras voces pueden aparecer para decir que no les gustamos a otras personas o que no les importamos, que no nos tienen en cuenta. «Nunca tiene en cuenta tus emociones», «a la gente no le importa nada».

Todas estas afirmaciones victimistas no dejan de ser pensamientos irracionales, basados en generalizaciones, catastrofizaciones, predicciones… En consulta se abordan estos pensamientos irracionales mediante la reestructuración cognitiva.

2. Cambia tu forma de hablar

En primer lugar, desecha las palabras «justo», «debería», «bien», «mal». En una relación «debería» implica obligación. Nadie está obligado a satisfacer las necesidades de nadie y cuando usamos este término caemos en el victimismo.

Cambiando la forma de hablar podemos descubrir nuevas formas de comunicarnos, que implica que asumamos la responsabilidad de nuestras acciones y nos permite explorar alternativas.

3. Aprende a comunicarte de forma asertiva

La asertividad es una habilidad básica para todo. En lugar de caer en la pasivo-agresividad, aprende a comunicar de forma adecuada lo que quieres o necesitas. No culpabilices ni ataques a la otra persona. No exijas. Comunica cómo la conducta del otro te hace sentir, asume parte de la responsabilidad y trabajad juntos para solucionar el problema.

4. Reconoce tus emociones y exprésalas correctamente

Mucho del resentimiento y la actitud de la persona victimista viene de la incapacidad de expresar emociones como la ira o el enfado. Estas emociones son tan necesarias como las otras, ya que nos permite darnos cuenta de que hemos sufrido algún tipo de amenaza, que algo no anda bien.

En lugar de decir «me siento mal», intenta etiquetar esa emoción. ¿Qué tipo de malestar sientes? ¿Es frustración? ¿Enfado, decepción, tristeza, humillación…? No te juzgues por la emoción que sientes, ya que ninguna emoción es errónea o equivocada. Son las formas de actuar ante esa emoción las que pueden beneficiarnos o perjudicarnos. Pero las emociones no tienen por qué determinar nuestra conducta. Esto es difícil de entender y realizar pero si visualizamos nuestros objetivos continuamente podremos actuar en función de ellos y no de nuestra emoción.

5. Asume el control de tu vida

Actuar para cambiar las situaciones con las que uno no está contento desafía la filosofía victimista. Reflexiona cómo tu conducta ha podido influir en una determinada situación, y cómo puedes solucionarlo. Puedes pedir consejo para ello, pero evitando la queja y la búsqueda de compasión.

6. Mejora tu posición corporal

Las personas que creen que no tienen control sobre su vida suelen tener una posición replegada sobre sí mismas. Si te mantienes erguido, como si te tiraran de un hilo, los hombros que quieren alejarse el uno del otro, será menos probable que quieras actuar de forma victimista. En este artículo te contamos cómo transmitir poder y seguuridad con tu lenguaje corporal.

¿Cómo ayudar a una persona victimista?

Para ayudar a que una persona deje de ser victimista es hacerle ver que tiene poder de decisión, genera responsabilidad en la otra persona. Para que estos consejos funcionen es importante que tu relación con la persona victimista sea de cariño y apoyo genuino.

¿Cómo ayudar a una persona victimista?

1. Evita las etiquetas y reflexiona sobre ti mismo

Evita la mentalidad anti-víctima. Frases como «Es una victimista, no quiero tratar con ella» o «los victimistas son agotadores». Para lidiar con estas personas eficazmente debes dejar de lado la actitud de superioridad sobre esa persona. Ponte en una posición genuina de apoyo para que acabe con su sufrimiento y lleve a cabo acciones productivas, en lugar de terminar tu malestar de ver su victimismo.

Tampoco menosprecies a las víctimas reales, ya que estas no son culpables de lo que les ha pasado y necesitan ser escuchadas.

2. Realiza una escucha activa

Escucha lo que la persona te está diciendo. No es darle la razón. Es hacerle saber que le estás escuchando «Entiendo lo que dices» y valida sus emociones «Entiendo que te sientas frustrado/triste» Aunque su hilo de pensamiento sea irracional, las emociones no se equivocan, si pienso que la gente me va a hacer daño, es normal sentirme enfadado o triste.

3. Fomenta el compromiso y la acción

No le trates como a una víctima, sino a una persona comprometida y capaz de generar una respuesta. Ante una queja victimista puedes decirle: «Debe ser una situación difícil ¿Has pensando qué hacer al respecto? ¿Quieres que hablemos sobre cómo puedes solucionarlo?»

Una vez que se haya comprometido a cambiar algo vamos a intentar que actúe de forma consistente al cambio que quiere ver. Para ello podemos hacer algunas preguntas dependiendo de la situación:

  • ¿Cómo quieres ser visto en tu vida, independiente de tu situación?
  • ¿A qué te has dado por vencido? Si las circunstancias fuera diferente, ¿qué te gustaría que sucediera? ¿Estás dispuesto a hacer que eso ocurra, incluso si parece injusto a veces o requiere mucho esfuerzo prolongado?
  • Aunque esta situación no cambiara, cómo querrías ser a pesar de todo?

La clave es que, aunque crea que la situación es tan terrible, vamos a intentar que lo acepte y deje de quejarse y que piense qué valores quiere perseguir. Vamos a animarle a que haga algo, que no se quede inmóvil.

4. Apoya la acción

Anímale a que piense qué plan puede seguir o qué acciones llevar a cabo. Tened en mente qué objetivos tiene o qué quiere lograr, pregunta qué haría para conseguir que las cosas fuera diferentes. Tomáoslo como un experimento y llevadlo a cabo.

También podéis reflexionar acerca de qué otras personas cercanas harían en esas situaciones, o cómo podría expresar determinado valor (generosidad, respeto…), o si supiera que no puede fallar qué haría.

Recuerdale que acciones aisladas puede que no tengan un efecto, pero sí la práctica continua.

5. Refuerza el logro

Habla con la persona de su plan de acción, comprueba como le va. No te sorprendas si no ha hecho nada, sólo recuérdale lo hablado. Felicítale por cada paso dado u obstáculo superado.


Victimismo: ¿Qué es?, personalidad victimista, causas y consecuencias. (2022). Recuperado 27 de octubre de 2022, de CogniFit blog website: https://blog.cognifit.com/es/victimismo/

Cómo reconciliarte con un hijo adulto que se ha distanciado

Por Barbara O’Dair

Tu hija, que ahora tiene 30 y pico, dejó de hablarte hace diez años a raíz de una discusión sobre finanzas. Has intentado acercarte a ella varias veces desde la disputa, con ganas de arreglar las cosas y volver a encarrilar la relación. Pero no contesta tus mensajes de voz. Te invade una sensación de desconsuelo, enojo e impotencia.

Sheri McGregor se identifica con ese sentimiento de tristeza y desesperación.

«Nunca imaginé que mi propia sangre pudiera rechazarme», dice la autora de Done With the Crying: Help and Healing for Mothers of Estranged Adult Children. «Sin embargo, uno de mis cinco hijos cortó los lazos conmigo y con toda la familia. Es emocionalmente devastador y algo que ningún padre espera o para lo que se está preparado».

Qué hacer y no hacer si buscas una reconciliación

  • Sí: escribir una breve carta a mano o dejar un mensaje de voz breve.
  • Sí: abordar la situación con delicadeza.
  • Sí: acercarte con poca frecuencia pero con autenticidad.
  • Sí: disculparte.
  • No: enviar mensajes de texto o de correo electrónico.
  • No: presentar una gran explicación.
  • No: dejar que gane el silencio.
  • No: suplicar tu caso.

Los expertos coinciden en que parece haber un aumento de las separaciones entre los hijos adultos y uno o ambos padres. Una encuesta de más de 800 adultos británicos que se autoidentificaron como parcial o totalmente alejados de uno o ambos padres encontró que con mayor frecuencia es el hijo adulto quien inicia la separación (en inglés). El estudio informó que más hijas que hijos inician las rupturas. Además, más madres que padres están distanciados de sus hijos adultos. El distanciamiento del padre, sin embargo, dura más tiempo: un promedio de 7.9 años, en comparación con 5.5 años para las madres.

Mientras que la encuesta encontró que una gran mayoría de los hijos adultos no espera una reconciliación, algunos padres ven destellos de esperanza y creen que, con el enfoque adecuado, pueden encontrar una manera de restablecer la relación. Pero hay maneras correctas y maneras incorrectas de manejar una posible reconciliación.

No estás solo

McGregor tomó un enfoque asertivo en su propia situación. Después de la ruptura con su hijo, se cansó de «estar triste todo el tiempo» y buscar apoyo y no encontrarlo. Como es consejera de vida certificada con una maestría en Comportamiento Humano, lanzó un sitio web para padres alejados de sus hijos adultos, RejectedParents.net. Ahora atrae entre 60,000 y 70,000 visitantes al mes, con un pico en la época de las fiestas, cuenta. Cuando McGregor observó cuántos padres estaban luchando contra el distanciamiento, abrió un foro moderado de apoyo entre pares que actualmente cuenta con más de 8,100 miembros.

«…no dejes que el distanciamiento te defina o defina tu vida. Ayúdate ahora y estarás mejor preparado si llega —o cuando llegue— la reconciliación…»

Sherri McGregor

Hay tantas razones como también historias para estas rupturas. El sitio web We Have Kids enumera algunas de las más comunes: conflicto con la pareja del hijo; resentimiento por el divorcio de los padres; dificultades de un hijo adulto con la manera en que se comportan sus padres como abuelos; falta de cuidados de los padres por mucho tiempo o comportamiento inapropiado. A veces se ha producido un episodio que provoca una ruptura; otras veces, y con mayor probabilidad, problemas que han existido durante mucho tiempo se desencadenan por una cuestión menor.

No repases el pasado

Los expertos en dinámica familiar recomiendan formas específicas de llegar a los hijos, así como lo que hay que evitar hacer. Bonnie Cushing, una trabajadora social y clínica de Montclair, Nueva Jersey, que asesora a las familias como parte de su práctica, aconseja a los padres que no envíen mensajes de texto o correos electrónicos al hijo distanciado, sino que «una nota escrita a mano es una hermosa manera de iniciar la reconciliación». Si una nota no es de tu estilo, deja un mensaje de voz breve en el teléfono de tu hijo. Lo importante es la simplicidad: no entres en los por qué y los por cuánto de la situación, solo di que estás interesado en volver a conectarse y pregúntale si está listo.

Cushing observa que a veces, cuando los padres intentan salvar la distancia, lo hacen con demasiada autoridad, explican demasiado o defienden su propia versión de la ruptura. Por lo general, el hijo adulto tiene la sensación de que los intentos de acercamiento tienen por finalidad sanar al padre, dice Cushing. Incluir a los nietos en la conversación es otro obstáculo que enturbia las aguas. «Nuevamente, hace parecer que todo se trata de los padres y sus necesidades», dice. «Es mejor cambiar el enfoque, donde el padre [asume alguna responsabilidad]».

Mantén la puerta abierta

Pero si no estás seguro de cuándo tendrás una oportunidad de pedir disculpas, si es que la tienes, al menos puedes cerrar la brecha sin condiciones. En lugar de «permitir que el silencio se apodere de la situación, puedes mantener una conexión respetuosa con contactos infrecuentes pero auténticos», dice Cushing. Esto le dice a tu hijo que «mientras yo esté vivo, estaremos conectados». Aunque no te reconectes como te gustaría, has demostrado que te importa.

Los hermanos y amigos distanciados deberían seguir el mismo consejo. A menos que haya habido abusos graves, físicos o de otro tipo, a menudo se recomienda hacer alguna clase de esfuerzo para reconectarse. No hay que permitir que las pequeñas ofensas impidan la reconciliación una vez que ha habido un periodo de reflexión.

«Una regla de oro se basa en el principio de que una relación no se interrumpe verdaderamente a menos que lo hagan ambas partes».

Bonnie Cushing

Sé realista con tus expectativas 

Todos los padres cometen errores, dice McGregor. «La mayoría de los adultos, entre ellos los padres de hijos adultos distanciados, pueden identificar cosas que pensamos que nuestros propios padres no manejaron bien o cosas que planeamos hacer de manera diferente con nuestros propios hijos». Al mismo tiempo, ten en cuenta tus propias necesidades. «A veces escucho a padres que dicen que harían cualquier cosa por tener a su hijo o hija de vuelta», comenta. «Esa actitud no es saludable, porque establece una relación desigual».

Al intentar el acercamiento, harías bien en reducir tus expectativas. McGregor advierte que no hay que asumir que habrá un cambio positivo. «Generalmente, los padres reciben un texto, lo responden y luego no tienen más noticias. Si intentan organizar un encuentro, es posible que los ignoren». De hecho, el estudio británico reveló la aplastante estadística de que más del 70% de los hijos adultos dicen que no esperan ni planean una reconciliación. A veces «ceder a la decisión de un hijo adulto es la única opción sensata», dice McGregor.

El hecho es que toda reconciliación requerirá esfuerzo, paciencia y fortaleza. En lugar de poner todas tus esperanzas en un posible mensaje de texto, «no dejes que el distanciamiento te defina o defina tu vida», aconseja. «Ayúdate ahora y estarás mejor preparado si llega —o cuando llegue— la reconciliación». McGregor recomienda volver a centrar tu atención en ti mismo y en tu familia más allá del hijo distanciado, acercarte a otros y tomar el control de la formación de tu futuro.

«Una regla de oro se basa en el principio de que una relación no se interrumpe verdaderamente a menos que ambas partes lo hagan», dice  Cushing.


O’Dair, B. (2020). Cómo reconciliarte con un hijo adulto que se ha distanciado. Recuperado 27 de octubre de 2022, de AARP website: https://www.aarp.org/espanol/hogar-familia/familia-bienestar/info-2020/como-reconciliarse-con-un-hijo.html

La relación de pareja de las personas con Asperger

Sabemos que las personas con síndrome de Asperger tienen dificultades con sus habilidades de empatía y con los sentimientos ajenos. Ocurre lo mismo con sus propios sentimientos y esto dificulta las relaciones de pareja.

Cuando una persona con síndrome de Asperger es remitida para el tratamiento de un trastorno del estado de ánimo suele ser a causa de la ansiedad, la tristeza o la ira. Sin embargo, de acuerdo con Tony Atwood, hay una cuarta emoción concerniente a las persona con síndrome de Asperger en términos de su dificultad para su comprensión y expresión, y es el amor.

Al considerar el sentimiento del amor la persona con Asperger puede disfrutar de una expresión breve y de baja intensidad de afecto y llegar a estar abrumado cuando se experimentan mayores niveles de expresión. También puede ocurrir lo contrario y que la persona con Asperger necesite muestras frecuentes de afecto y seguridad expresando su propio afecto con tanta intensidad que resulte incómodo para los demás.

Mientras que las personas con síndrome de Asperger pueden disfrutar y expresar pequeñas dosis de afecto en su infancia en la adolescencia pueden surgir problemas con la aparición de los primeros sentimientos románticos. El sentimiento de amor y la necesidad de afecto pueden ser demasiado intensos y cualquier simpatía de alguien interpretarse incorrectamente, asumiendo que la persona hacia la que se sienten atraídos les corresponde. Esto hace que algunas personas con Asperger necesiten educación especializada en la comprensión y expresión de afecto y de amor y en la interpretación de la reciprocidad emocional.

Un desafío importante para la persona con Asperger es, pues, la relación de pareja. Las personas neurotípicas ya poseen dificultades para preservar y mantener las relaciones sentimentales, sobre todo en una sociedad en que los divorcios han superado de largo la cantidad de uniones nupciales, pero a pesar de ser un verdadero reto existen casos (y no pocos) de personas con Asperger que han logrado mantener relaciones duraderas, superando las barreras socialesCon mucha frecuencia las relaciones de pareja de una persona con Asperger se desarrollan con otra persona neurológicamente atípica, con afinidad entre los dos, pero a veces la relación es entre un Asperger y un neurotípico. ¿Por qué no?

El cónyuge con Asperger, al compartir su vida, hábitos y costumbres con otra persona, que además es «peculiar», debe aprender a flexibilizar sus rutinas y a crear un espacio para dos en el que ninguno se sienta invadido por su pareja. Deben compartir un mundo en el cual ambos son dueños, cuestión que no está exenta de dificultades cuando uno de los miembros de la relación es una persona con un trastorno del espectro autista (TEA): en la socialización de la pareja con otros (por ejemplo con amigos), para comunicar y debatir los problemas de pareja y una lista variada de dificultades que aumentan según el grado de afectación del TEA.

La relación en la que existe un cónyuge con síndrome de Asperger, según SlaterWalker (2010), es posible si ambos tienen la disposición de mejorar ciertas dificultades que se presenten:
en la convivencia. Las dificultades que se pueden presentar son variadas:
– dificultad en la socialización como poder tener amigos estando en pareja,
– poder conversar los problemas maritales,
– la negación de la discapacidad,
– el sentido común hacia la pareja,
– la impulsividad… y una lista variada de dificultades que aumentan según el grado de de afectación del síndrome.

Ahora bien, existe una dificultad mayor, que se presenta en la persona neurotípica que es pareja alguien con SA, y que ha sido explicada por Aston con el concepto de “trastorno de de privación afectiva de Casandra” (CADD), basándose en su propia experiencia (Aston es una psicóloga cuyo marido fue diagnosticado con SA siendo ya adulto) e investigando a otras parejas.

Este trastorno se caracteriza por la baja autoestima, depresión y ansiedad, somnolencia, disminución de la libido, alteración del estado de ánimo y del sistema inmunitario, etc. y aparece cuando el cónyuge con Asperger aún no ha sido diagnosticado o niega el diagnóstico, culpando a la pareja de las situaciones disfuncionales que se producen. Puede corregirse e incluso eliminarse desde el momento en el que se encuentra la causa, sin embargo ambas partes deben estar dispuestas a abordar y a mejorar la situación. (Sobre el Trastorno Afectivo de Casandra hay un artículo completo en este mismo blog).

Si nos preguntamos qué lleva a que se junten una persona neurotípica y una Asperger la respuesta podríamos encontrarla en algunos puntos fuertes de los Asperger (incluyen gran talento en su carrera o tema de interés, detallismo, conversaciones sin doble sentido, vocabulario avanzado o cultura general elevada, perspectiva única en la resolución de problemas, sentido de justicia social y practicidad en temas como la muerte o el sufrimiento). Así que su pareja puede admirar esas aptitudes, tener paciencia con sus limitadas habilidades sociales, compartir sus intereses, apreciar su fidelidad o su tesón, su creatividad, etc.

También hay aspectos positivos peculiares que poseen los sujetos con SA y que aportan a la relación: al ser a veces más inteligentes de lo normal pueden resolver los problemas más rápido, así también pueden optar a buenas carreras profesionales aportando en la economía del hogar; son puntuales, meticulosos y exigentes en el trabajo ganando el respeto de los jefes y teniendo un menor riesgo de despido. También, como no se atan a una vida llena de reglas, pueden ser grandes pensadores y tener una buena comunicación con su pareja.

Otra característica importante es que al tener dificultades para mentir tienden a ser mucho más fieles que las parejas neurotípicas.

Por otra parte, la gente con Asperger puede sentirse atraída por alguien con un perfil o aptitudes similares en vez de por una persona neurotípica, o por alguien con cualidades totalmente opuestas a las suyas. Son personas como cualquier otra y desarrollan atracción (psicológica, sentimental, física…) por otras personas que pueden parecerse a ellos/as, o no.

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Fuentes:

– García, E., Jorreto, R. (2005). “Síndrome de Asperger: Un enfoque Multidisciplinar”. Actas sobre la primera jornada científicosanitaria sobre síndrome de Asperger. Sevilla: Asociación Asperger Andalucía.

– The Complete Guide to Asperger’s Syndrome, Tony Attwood. 2015.

– Aston, M. (2001) The Other Half of Asperger Syndrome. The National Autistic Society. Págs. 18-52

– Libro «Mundo Asperger y otros mundos», de Sacha Sánchez-Pardíñez. El libro digital está disponible en: https://amazon.com/dp/B017IMQFYW

–  Libro «Síndrome de Asperger. Síndrome invisible». 2013, Sánchez-Pardíñez, S., PsylicomEdiciones, colección de materiales para TEA.


La relación de pareja de las personas con Asperger. (2022). Recuperado 04 de agosto de 2022, de Mundo Asperger website: https://mundoasperger.com/la-relacion-de-pareja-de-las-personas_31/

Deja de culpar a tus padres y toma tu responsabilidad

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Es cierto que la influencia de los padres, así como sus acciones y decisiones afectan de manera directa y profunda la vida de los hijos. En el seno familiar se inculcan los valores que normalmente nos acompañan durante toda la vida, se enseña a amar y a compartir y además se orienta a un niño por caminos determinados, aun cuando no exista una predisposición a que tomen un rumbo u otro, siempre se procurarán acciones que sintonicen con lo que los padres esperan de sus hijos.

Como hijos siempre tendremos juicios, críticas y apreciaciones de lo que nuestros padres hicieron con nosotros, pasando por todos los aspectos imaginables y recordando con mayor intensidad aquello que nos dejó una marca profunda, bien sea por acción u omisión.

Siempre tendremos comentarios asociados a lo que nos daban de comer, a su forma de reprendernos, a su forma de comunicarse con nosotros, a la equidad y justicia en relación al trato hacia los hermanos (en caso de que existan). Opinaremos en relación a su influencia en lo que estudiamos o si nos permitieron practicar algún deporte. Seremos muy agudos si consideramos que de alguna manera nos maltrataron en nuestra infancia y adolescencia y por lo general todas nuestras conductas que no se adapten a los patrones de normalidad dentro de la interacción social, las asociaremos a las secuelas de ese trato que consideramos inadecuado.

Todos, en alguna medida podríamos responsabilizar a nuestros padres de algo con lo cual no nos sentimos a gusto, sin embargo, siempre tendremos la potestad de decidir cómo queremos vivir el resto de nuestras vidas. Podemos decidir seguir juzgando, guardando rencor y arrastrando un lastre de nuestra crianza o podemos decidir dejar todo aquello atrás y comenzar a tomar la responsabilidad de cada uno de nuestros actos, sin la influencia de nada nuestro pasado.

Durante las primeras etapas de nuestras vidas, ciertamente somos muy dependientes, no logramos valernos por nuestros propios medios y es en estas etapas donde somos más vulnerables a las heridas emocionales que normalmente nos acompañan a lo largo de nuestras vidas. Pero depende solo de nosotros el sanar y soltar, el tomar el lápiz y ver qué tal nos va, sin endosar la responsabilidad de nuestras acciones sobre aquellos que con aciertos y desaciertos nos trajeron al mundo y en la mayoría de los casos, nos criaron.

Perdonar es crucial, sentirnos merecedores de afecto y de respeto y entender a nuestros padres nos da herramientas que nos facilitan el camino. Nadie es perfecto, los padres pueden cometer los más grandes errores, pero la mayoría de las veces no es algo personal, en casi todos los casos, los padres aman a sus hijos, pero eso no es garantía de que puedan hacer bien las cosas. La madurez, sus creencias, su religión, sus recursos económicos, sus patrones de crianza, etc.  pueden marcar la manera de orientar y amar a sus hijos, algunas veces, resultando perjudicial. Pero debemos entender que todo el mundo hace lo mejor que puede con los recursos que tiene.

Partiendo de esto, podemos quitarnos con mayor facilidad el papel de víctimas y ver con agradecimiento y compasión lo que llegaron a hacer nuestros padres con nosotros… Mientras más temprano logremos sanar las heridas que podemos venir arrastrando, más sencillo se nos hará actuar de la forma más beneficiosa para nosotros y para quienes nos aprecian.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet


Espejo, S. (2022). DEJA DE CULPAR A TUS PADRES Y SE RESPONSABLE DE TU VIDA. Recuperado 27 de octubre de 2022, de Rincón del Tibet website: https://rincondeltibet.com/p-y-llega-un-momento-que-debes-dejar-de-culpar-a-tus-padres-y-responsabilizarte-por-tu-vida-27461/

La inmadurez Emocional ¿Lo tengo?

Como bien dicen muchas personas, la madurez de una persona no está determinada por la edad biológica que esa persona tiene.

Puede haber personas de 50 años más inmaduras que personas de 30. Por ello, debemos plantearnos:

¿Qué es lo que determina la madurez?

Desde mi punto de vista esta madurez se alcanza cuando una persona es capaz de ser autónoma, es responsable, tiene cierta estabilidad en su vida, etc. y esto, en muchas ocasiones, no tiene nada que ver con la edad.

Muchas veces también se habla sobre la inmadurez, qué es, qué síntomas tiene, etc. Como es un tema que está a la orden del día, vamos a dedicar este tema a hablar sobre ella.

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¿Qué es la inmadurez emocional?


La inmadurez emocional es cuando una persona no ha alcanzado la madurez.

Esto se puede manifestar de diferentes maneras: miedo a desarrollarse como persona, miedo al compromiso, baja tolerancia a la frustración, enfados sin motivo, etc.

Todo ello puede afectar a la persona en diferentes ámbitos de su vida ya que pueden perder trabajos, parejas, no son felices, etc.

¿Cuáles son los “síntomas” de la inmadurez?

La inmadurez emocional puede presentarse de diferentes maneras. A continuación, te mostramos las más comunes:

  • La eterna adolescencia. Vivir la vida como cuando se era adolescente, intentando evadir todo tipo de responsabilidad.
  • Miedo al compromiso. Le tienen miedo a todo tipo de compromiso ya sea de pareja, laboral, etc.
  • Desconocimiento de su persona. Estas personas pueden no saber cuáles son sus virtudes, sus defectos, sus limitaciones, etc.
  • Incapacidad para expresar los sentimientos e inestabilidad emocional. Pueden ser personas que no saben lo que sienten o incluso que pasan de la risa al llanto en cuestión de minutos.
  • No aceptan los errores. Las personas que tienen inmadurez emocional no son capaces de admitir que se han equivocado o que no han hecho las cosas bien. En otras palabras, no suelen pedir perdón.
  • No aceptan responsabilidades. No se hacen responsables de sus errores, de sus cosas, etc. Por ejemplo, pueden tener dificultades para controlar sus cuentas bancarias.
  • No tienen una meta en la vida. No tienen proyectos a largo plazo.
  • Poca voluntad. No son capaces de ponerse metas o prohibiciones a sí mismos.
  • Poca tolerancia a la frustración. Son personas que se sienten incómodas cuando algo no sale como ellos quieren. Si de repente se generan problemas se sentirán incómodos, se enfadarán y podrían incluso huir de la situación.
  • Rabietas injustificadas. Ligado con lo anterior, cuando algo no sale como ellos quieren se enfadan y se enrabietan.
  • Impulsividad. Hacen todo lo que quieren sin pensar en las consecuencias.

¿Cómo se le puede poner solución a la inmadurez?


Si crees que tienes inmadurez emocional y estás decidido a ponerle fin, quizás estés empezando a madurar. Estás aceptando que tienes un problema y además, estás siendo responsable y estás intentando ponerle solución.

  • Establece metas en tu vida
  • Acepta tus responsabilidades
  • Aprende habilidades de resolución de problemas
  • Fortalece tu autoestima
  • Aprende a ser asertivo y deja la agresividad de lado
  • Deja de lado los pensamientos irracionales
  • Pide ayuda. Si crees que necesitas ayuda pídela. Un profesional de la salud mental te guiará en el camino. 

Rodríguez, R. (2022). ¿Qué es la inmadurez emocional? Síntomas y soluciones. Recuperado 10 de octubre de 2019, de Psiquion website: https://www.psiquion.com/blog/que-es-inmadurez-emocional-sintomas-soluciones

Síndrome de Wendy: Las mamás sobreprotectoras

Se denomina al Síndrome de Wendy como la constante necesidad de satisfacer y agradar a las personas. Este trastorno psicológico ocurre principalmente  en las relaciones amicales o amorosas, esta afección nos hace creer que tenemos que tener la disposición de servir al otro.

La maternidad no es ajena a este problema emocional. El síndrome de Wendy tambien se le denomina como el síndrome de la mamá sobreprotectora, y engloba a aquella madre que siente que su hijo debe ser protegido del mundo a toda costa.

¿Recuerdas el cuento de Peter Pan? , es de ahí de donde nace el término »Síndrome de Wendy». Si analizamos a los personajes, nos daremos cuenta que Wendy era una chica que lo daba todo por Peter. Ella velaba por él y hacía todo lo que estuviera en sus manos para que nada le sucediera. En esta situación , tú eres Wendy y Peter representa a tus hijos.

Sabemos que los hijos son el tesoro más grande de toda madre, lo único que buscan el bienestar de los niños. Queremos que sus vidas sean sencillas y libre de problemas.

Es por eso que la mayoría de madres se encargan de realizar todas las labores que nuestros hijos deberían hacer, como limpiar su habitación y realizar sus tareas.

Pero esto no se limita a engreír a nuestros hijos de vez en cuando. Las madres que padecen del síndrome de Wendy sienten que son totalmente indispensables y cuidan a sus hijos de una manera extrema.

Ellas buscan crear un mundo perfecto para sus niños, en el que no exista peligros ni frustraciones. Criar a nuestros hijos en una burbuja de irrealidad tendrá como resultado a unos niños tímidos, irresponsables e incapaces de resolver sus problemas por cuenta propia.

¿Eres una mamá que cuida a sus hijos o caes en la sobreprotección? , descubre las alertas de este trastorno psicológico:

Síntomas del Síndrome de Wendy en madres:

  • Cuidan exageradamente a los niños( no los dejan salir, no permiten que juegen con tal cosa,etc)
  • Facilitan la vida de su hijo al punto de eliminar todo tipo de obstáculo
  • Son controladoras (quieren saber a cada momento qué estan haciendo sus hijos)
  • Se olvidan de sí mismas
  • Se sacrifican en exceso ( hacen labores que no les corresponden como limpiar el cuarto de sus hijos, guardar sus útiles en su mochila, tender su cama,etc)
  • Confunden el amor con la resignación

¿Cómo tratar el Síndrome de Wendy?

Identificar el problema

Algunas mamás viven con una venda en los ojos que no les permite ver que lo que hacen perjudica su salud tanto como la de sus hijos. Analiza detenidamente tus acciones e identifica las situaciones de sobreprotección adecuadamente.

Ir a terapia

Realizar un tratamiento psicológico es la mejor manera de erradicar el Síndrome de Wendy de raíz. Quizá exista algun recuerdo en tu pasado por el que sientas la necesidad de agradar y servir a todo el mundo.

Establece labores en el hogar

Aprende a decir no. No estas obligada a realizar todas las tareas de la casa. Conversa con tu pareja y tus hijos sobre el asunto y dividanse las obligaciones domésticas. Tus hijos tienen que aprender que la mamá no estará para solucionarles los problemas toda la vida.

Mamás, los hijos tienen que aprender a realizar sus tareas por si solos. Deben ser autosuficientes y resolver sus problemas por si solos. Cuidar y engreír excesivamente a tus niños los volverá vulnerables ante el mundo real.

Recuerda que el amor a la familia no es sumisión ni mucho menos un sacrificio.


Síndrome de Wendy: El problema psicológico de las mamás sobreprotectoras. (2021). Recuperado 8 de octubre de 2021, de Ser madre website: https://sermadre.com/blog/sindrome-wendy-problema-psicologico-mamas-sobreprotectoras/ 

¿Qué es lo peor que puede pasar? La visualización negativa, un aporte estoico a la Terapia

La ley de Murphy dice que si algo puede salir mal, saldrá mal. Sigue leyendo y te darás cuenta de cómo la visualización negativa y el memento mori te pueden ayudar a gestionar la incertidumbre.

TIENES A LAS LEYES DE MURPHY EN CONTRA

La ley de Murphy dice que si algo puede salir mal, saldrá mal.

Este Murphy era el ingeniero aeroespacial Edward Aloysius Murphy y formuló su ley en 1949 después de descubrir que estaban mal conectados todos los electrodos de un arnés para medir los efectos de la aceleración y deceleración en pilotos.

¿Cuáles son estas leyes?

  1. Si algo puede salir mal, saldrá mal.
  2. La tostada siempre cae en el lado de la mantequilla.
  3. La información más importante de cualquier mapa está en el doblez o en el borde.
  4. Nada es tan fácil como parece y todo lleva más tiempo del que piensas.
  5. La otra cola siempre es más rápida.
  6. No importa cuántas veces se demuestre una mentira, siempre quedará un porcentaje de personas que creerá que es verdad.
  7. Siempre encuentras las cosas en el último sitio en el que miraste.

¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?

Ahora que sabes que es más probable que todo salga mal, ¿No tiene más sentido estar preparado para ello?

En cualquier religión hay oraciones y mantras a los que acudir en determinados momentos, no obstante en el estoicismo, se medita y reflexiona de distinta forma, para el estoico, hacerse la pregunta: ¿Qué es lo peor que puede pasar? .

Ser consciente de que todo no tiene porqué salir bien, y compone el inicio de todo un entrenamiento mental y emocional.

SER POSITIVO vs SER OPTIMISTA

Como seres humanos, tenemos mecanismos fisiológicos y procesos automáticos como el de poner nuestro foco en lo negativo, pero en las sociedades en las que vivimos y la propaganda positiva, de vana felicidad y consumo, muchas veces nos intenta transmitir la idea de que ser positivo es lo mismo que ser optimista.

Y no, ser POSITIVO no tiene que ver con ser OPTIMISTA.

El significado de OPTIMISTA es aquella persona que cree que probablemente lo que va a suceder va a ser bueno, y que las cosas van a salir tal cual hemos previsto , por otro lado ser pesimista significa que crees que lo que va a suceder probablemente va a salir mal y que lo que has planeado no va a salir como creíste en un primer momento.

Actuar siendo positivo no es negar la realidad cuando esta golpea y nos azotan los problemas, negar la realidad es de necios e idiotasser positivo va mucho más allá, se trata de decidir poner el foco en la solución en lugar de en el problema.

Ser optimista es pensar que las cosas van a ir bien y por lo general actuar bajo el optimismo es olvidarse de una de las herramientas más importantes del estoicismo,
La visualización negativa.

LA VISUALIZACIÓN NEGATIVA

La mejor herramienta que tenemos en el estoicismo para responder a la pregunta
¿Qué es lo peor que puede pasar?

En respuesta a esta pregunta contamos con la visualización negativa , también conocido como praemeditatio malorum un ejercicio estoico que consiste en imaginar que nos ocurren las peores tragedias: pérdida de seres queridos, ruina, enfermedad, desprestigio, nos hace estar más presentes y valorar mucho más lo que ya disfrutamos hoy.

No te apegues a las cosas, en última instancia no importan. ¿Tu camiseta favorita? Un trozo de lana … Los estoicos van un paso más allá. Dicen que ni siquiera te apegues demasiado a tus seres queridos.

Cuando le des un beso a tu hijo o esposa, repítete a ti mismo:» Estoy besando a un mortal.

Epicteto.

La vida es efímera, y las personas que nos importan pueden ser arrebatadas de repente y sin previo aviso. Además, tú mismo eres mortal. Podrías morir mañana.

Mantenga la muerte y el exilio ante sus ojos todos los días, junto con todo lo que parece terrible; al hacerlo, nunca tendrá un pensamiento básico ni tendrá un deseo excesivo. 

Epicteto.

Recuerda cuán preciosa es la vida aquí y ahora, y cuán preciosos son tus seres queridos, porque pronto se habrán ido. Aprecia lo que tienes y recuerda la impermanencia de las cosas.

Vas a caer
Vas a perder a tus padres
Vas a perder a tus amigos
Vas a perder a tu pareja
Deja de creer que no vas a caer.

HOMINEM TE ESSE MEMENTO!

Los senadores y generales de la antigua Roma solían tener un esclavo a su espalda durante sus marchas triunfales mientras le sujetaban la corona y les repetían «Memento mori» para recordarles su origen y mantener los pies en la tierra.

Hominem te esse memento! "¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre" (y no un dios).
Hominem te esse memento! «¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre» (y no un dios).

La mayoría del público tendría sus ojos pegados al victorioso general en el frente, uno de los lugares más codiciados durante la época romana.

Solo unos pocos notarían al ayudante en la parte trasera, justo detrás del comandante, susurrándole al oído: «Recuerda, eres mortal». ¡Qué recordatorio escuchar en la cima de la gloria y la victoria!

Puedes dejar la vida ahora mismo. Deja que esa determinación influya en lo que vas a decir o hacer.

Marco Aurelio.

MEMENTO MORI

Para nosotros esto suena como una idea horrible. ¿Quién quiere pensar en la muerte? Pero, ¿qué pasaría si en lugar de tener miedo y no querer abrazar esta realidad hiciéramos lo contrario? ¿Qué pasaría si reflexionar y meditar sobre ese hecho fuera una simple clave para vivir la vida al máximo?

 Practicar la muerte es practicar la libertad. Un hombre que aprendió a morir no aprendió a ser esclavo.

Montaigne.

Comenzar a meditar sobre tu mortalidad  NO ES DEPRIMENTE solo es deprimente si pierdes el foco. 

De hecho, es una herramienta para crear propósito y significado. Una herramienta que las generaciones han utilizado para crear una perspectiva y urgencia reales. Debes tratar al tiempo como un regalo y para no desperdiciarlo en lo trivial y en vano. 

LLÉVALO A LA PRÁCTICA

La muerte no hace que la vida carezca de sentido, sino que tiene un propósito, y afortunadamente, no tenemos que morir casi para aprovechar esto.

Un simple recordatorio puede acercarnos a vivir la vida que queremos. 

Praemeditatio Malorum, expresión en latín que significa el ejercicio de la visualización negativa.

Ahora no tienes un esclavo que te recuerde estas cosas, así que será mejor que lo hagas tú mismo. Tómate un segundo para meditar sobre tu propia mortalidad. La vida en la tierra es limitada, solo es prestada y no sabes cuándo tienes que devolverla. Aprovecha el tiempo al máximo y siempre recuerda:

Eres mortal, tus seres queridos son mortales.


Vivar, P. (2021). ¿QUÉ ES LO PEOR QUE PUEDE PASAR?. Recuperado 7 de octubre de 2021, de Diario Estoico website: https://diarioestoico.com/que-es-lo-peor-que-puede-pasar/ 

¿Cómo vencer los pensamientos catastróficos?

Es muy probable que alguna vez hayas tenido algo que te preocupa, te provoca ansias o te da miedo (a veces sabes exactamente qué es y a veces no). No es raro que dichas preocupaciones o miedos queden revoloteando en tu cabeza y te generen malestar. Lo que las personas suelen intentar hacer en estos casos es suprimir o eliminar estos pensamientos. Desafortunadamente, como muchos estudios han demostrado, la supresión de pensamientos no funciona (Wegner y cols, 1987, Wegner, 1994, Salkovskis y Reynolds, 1994, Wegner y Gold, 1995, Patrie y cols, 1998,  , Wenzlaff y Wegner, 2000, Marcks y Woods, 2005). Irónicamente, tratar de sacar esos pensamientos fuera de nuestras mentes solo los hace volver con más intensidad. Es un descubrimiento muy frustrante, pero que ha sido replicado experimentalmente una y otra vez.

Esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué alternativas existen para librarse de los pensamiento que preferiríamos no tener dando vueltas en nuestras cabezas?

1. Distracción enfocada:

Es aquella tendencia natural cuando intentas desconectar tu mente, es decir, tratas  de pensar en algo más para distraerte. Cuando la mente deambula buscando nuevas cosas en que enfocarse, en una de esas, te deja en paz. La distracción si funciona pero raramente lo suficiente; los estudios sugieren que es mejor distraerse con una cosa antes que dejar que la mente divague. Esto es así porque una mente sin objetivo está asociada con infelicidad; es mejor concentrarse en, por ejemplo, una pieza de música, un programa de TV o una tarea.

2. Evita el estrés:

Otro método intuitivo para evitar los pensamientos persistentes es ponernos bajo estrés. Lo que se piensa cuando se hace esto es que la prisa nos dejará con poca energía mental para los pensamientos que nos están causando problemas. Cuando se prueba científicamente, no termina siendo un buen abordaje de la cuestión. De hecho, en vez de ser una distracción, el estrés hace que los pensamientos indeseados vuelvan con más fuerza, así que ciertamente no debería ser usado como una forma de evitar pensamientos displacenteros.

3. Posponer el pensamiento para más tarde:

Mientras que tratar continuamente de suprimir un pensamiento lo hace más intenso, posponerlo puede funcionar. Investigadores han tratado de pedirles a personas con pensamientos persistentes, que pospongan sus preocupaciones hasta un tiempo designado de 30 minutos, el “período de preocupación”. Algunos estudios sugieren que las personas encuentran que esto funciona como una forma de dejar de lado la supresión de pensamientos. Así que guarda todas tus preocupaciones para un período designado y así puedes aliviar tu mente el resto del tiempo.

4. Terapia paradojal:

¿Qué pasaría si, en vez de tratar de suprimir un pensamiento repetitivo de preocupación, por ejemplo sobre muerte, lo buscas y te concentras en él?Parece paradojal pero concentrarse en un pensamiento puede ayudar a que se vaya, sin embargo algunas investigaciones sugieren que esto no funciona.  Está basado en la ya hace mucho tiempo establecida, ‘terapia de exposición’: esto es cuando, por ejemplo, los aracnofóbicos son lentamente expuestos a arañas, hasta que el miedo empieza a irse.
Esta técnica no es para los débiles de corazón, pero los estudios sugieren que puede ser útil cuando se usa para luchar contra pensamientos obsesivos y conductas compulsivas.

5. Aceptación:

En líneas similares, pero no tan directa, hay alguna evidencia de que tratar de aceptar los pensamientos no deseados en vez de batallar con ellos puede ser beneficioso. A continuación las instrucciones sacadas de un estudio que encontró un descenso en la angustia de los participantes: “Luchar con el blanco de tus pensamientos es como luchar en la arena movediza. Quiero que mires tus pensamientos. Imagina que están saliendo de tus oídos en pequeños letreros sostenidos por soldados marchando. Quiero que permitas a los soldados que marchen en frente tuyo, como un pequeño desfile. No discutas con los letreros, ni los evites, ni los hagas desaparecer. Solo miralos marchar” (Marcks y Woods, 2005, p. 440).

6. Medita:

Similar a la aceptación, el mindfulness budista promueve una actitud de compasión y no crítica hacia los pensamientos que revolotean en la mente. Este también puede ser un enfoque útil para pensamientos repetitivos indeseables.

7. Autoafirmación:

Es la última cura psicológica para todo. Envuelve pensar sobre tus rasgos y creencias positivas y se ha demostrado que incrementa  la confianza social y el autocontrol, entre otros beneficios. También puede ser de ayuda con pensamientos repetitivos indeseados, aunque solo ha sido puesto a prueba experimentalmente unas pocas veces.

8. Escribe sobre ellos:

En contraste con la autoafirmación, escribir expresivamente (escribir sobre tus pensamientos y sentimientos más profundos) ha sido estudiado extensivamente y tiene varios beneficios en la salud física y mental (aunque generalmente el efecto es pequeño).
Escribir emocionalmente sobre ti mismo, entonces, puede ayudarte a reducir pensamientos indeseados recurrentes.

A tener en cuenta

Por último, Wegner aclara que estas 8 técnicas no deberían tomarse como remedios o recomendaciones sino como lo que son, hipótesis y posibilidades. Dicho esto, solo queda agregar que posiblemente no te haga daño intentar ninguna de estas técnicas y probablemente, cualquiera de ellas son mejores que la supresión de pensamientos.

Fuente: www.spring.org.uk


Alonso, A. (2021). 8 formas de vencer pensamientos indeseados persistentes. Recuperado 24 de septiembre de 2021, de Psyciencia website: https://www.psyciencia.com/8-formas-de-vencer-pensamientos-indeseados-persistentes/ 

El Modelo PERMA de Seligman y la búsqueda de la felicidad

“La psicología no es una mera rama del sistema de salud pública, ni una simple extensión de la medicina, nuestra misión es mucho más amplia. Hemos olvidado nuestro objetivo primigenio, que es el hacer mejor la vida de todas las personas”

           Martin Seligman

Significado

El modelo perma o teoría del bienestar es esencialmente una teoría de elección no forzada, se trata de una descripción de lo que las personas eligen libremente para incrementar su bienestar. Este modelo recoge las bases y los indicadores del bienestar, para conseguir sentirse bien, estar positivos y mantener esa actitud y sensación el mayor tiempo posible del día a día y de la vida.

Martin Seligman y Modelo Perma

Martin Seligman, psicólogo y escritor estadounidense, es considerado el principal fundador y padre de la Psicología Positiva y en este post vamos a detallar la teoría del bienestar o modelo perma, su última y más reciente contribución en esta disciplina y que es una evolución de su primera propuesta Las 3 vías hacia la felicidad que lanzó en el año 1999.

Perma constituye un acrónimo que engloba los 5 factores principales sobre los que circunda dicha teoría. De este modo, el desarrollo y la mejora de cada uno de ellos serán de gran ayuda para incrementar nuestros niveles de satisfacción y motivación.

Eso sí, cada elemento del modelo perma ha de cumplir con ciertas propiedades para poder ser considerado dentro de esta teoría:

  1. Que contribuya al bienestar.
  2. Que las personas lo elijan por su propio bien y no sólo como método para obtener cualquiera de las otras variables.
  3. Que se defina y se mida de forma independiente al resto de variables del modelo.

5 Factores Principales

Así pues, los 5 factores del modelo perma son los siguientes:

  • PPositive Emotions”. Emociones positivas. Supone aumentar la cantidad de emociones positivas, no a costa del intercambio o transposición con las negativas, sino como herramienta para lidiar con ellas. Las emociones positivas nos permiten experimentar bienestar en nuestras vidas, ejemplos de ellas pueden ser la paz, la gratitud, la satisfacción, el placer, la inspiración, la esperanza, la curiosidad o el amor.

  • EEngagement. Compromiso. Se trata de una especie de pacto o de acuerdo con nosotros mismos y con nuestras fortalezas, a fin de alcanzar una sintonía entre ambos que nos sitúe en un estado de armonía, de afinidad, de flujo de conciencia. Esto es, el compromiso en la búsqueda de aquellas actividades que nos permitan entrar en “flow”, o el estado óptimo de activación. Y es que cuando nos comprometemos con una tarea o con un proyecto experimentamos un estado de flujo donde el tiempo parece detenerse y perdemos nuestro sentido de nosotros mismos, concentrándonos intensamente en el presente.

  • RRelationships. Relaciones positivas. Bajo nuestra innegable condición de seres sociales resulta obvio afirmar que este factor resulte indispensable para la consecución de nuestro bienestar. En mayor o menor medida todos y cada uno de nosotros tenemos relaciones con los demás, más o menos intensas, pero que, al fin y al cabo suponen un factor de protección y de apoyo extremadamente poderoso y por ende, importante y necesario. Por ello, fomentar este aspecto puede favorecer de forma sustancial nuestra felicidad. Así pues, este factor hace referencia a mejorar nuestras relaciones personales, lo que también implica la mejora de nuestras habilidades personales.

  • M: Meaning and purpose. Propósito y significado. Este factor se refiere a la búsqueda de la pertenencia a algo más grande que uno mismo. Comporta la idea de que el sentido de nuestra vida vaya más allá de nosotros mismos. De este modo, a cada objetivo alcanzado, a cada meta obtenida, a cada propósito logrado le subyace un significado relevante que lo imbuye de un sentido trascendental. Todos necesitamos darle un sentido a nuestras vidas para tener un sentido del bienestar.

  • A: Accomplishment. Éxito y sentido del logro. Implica establecer metas, las cuales, una vez alcanzadas servirán para sentirnos competentes fomentando nuestra propia autonomía. Esto es, conseguir objetivos aparejado a la mejora de nuestras habilidades.

Cuando conseguimos cubrir todos estos ámbitos, podemos tener un bienestar sostenible y pleno. En este sentido, Seligman aclara que no debemos intentar cultivar ni promover todos y cada uno de los factores del modelo perma por igual, ni tan siquiera de un modo obligado o impositivo, sino que hemos de procurar fomentar los factores con los que nos identifiquemos y nos sintamos más cómodos sin necesidad de hipotecar nuestro propio bienestar. Al fin y al cabo este modelo va directamente dirigido a potenciar nuestro confort, objetivo que, por otra parte, no será alcanzado de un modo forzoso.

Es el propio Seligman el que formula de forma explícita que el modelo perma constituye una descripción de lo que hace la gente con una felicidad y bienestar auténticos, y no una prescripción, es decir, no supone una fórmula exacta para todas las personas.

Puedes leer más sobre el trabajo de Martin Seligman visitando la web más importante de Psicología Positiva a nivel mundial aquí.


Castro, S. (2021). Modelo PERMA. Recuperado 9 de septiembre de 2021, de Instituto Europeo de Psicología Positiva website: https://www.iepp.es/modelo-perma/ 

La indefensión aprendida: la víctima según Seligman

La indefensión aprendida es tal vez uno de esos fenómenos psicológicos cuya importancia afecta al plano existencial del ser humano, y cuya investigación y respuestas que la ciencia arroje al respecto deben ser capaces de mejorar la forma en que nos relacionamos los unos con los otros. Minimizar la indefensión aprendida supondrá un avance tanto para la sociedad como para las personas en particular.

Pero, ¿qué es exactamente la indefensión aprendida, y por qué razón es tan importante conocer este concepto? .

La indefensión aprendida: un síndrome a considerar

La indefensión aprendida es algo que puede afectar a personas tan cercanas como lo puede ser un familiar e incluso a uno mismo. No es, por ende, solo un concepto académico sin relevancia en la realidad, sino algo que afecta la vida diaria de muchas personas y, en no pocas ocasiones, la vida de ellas puede depender del auxilio efectivo de algún familiar o profesional de la salud mental que trate de mitigar esta conducta aprendida y disfuncional.

¿Qué es la indefensión aprendida?

Pero ¿qué es exactamente la indefensión aprendida?

A grandes rasgos, se refiere a la condición por la cual una persona o animal se inhibe ante situaciones aversivas o dolorosas cuando las acciones para evitarlo no han sido fructíferas, terminando por desarrollar pasividad ante este tipo de situaciones. Entender la forma en que se desarrolla dicho fenómeno es vital para poder comprender y ayudar a las personas que sufren este sesgo psicológico, puesto que puede ser una creencia limitante que actúe como un fuerte lastre para su desarrollo personal y su autoestima.

Los aportes de Martin Seligman, el investigador que descubrió la indefensión aprendida

Seligman y Overmaier fueron de los primeros investigadores que se plantearon la cuestión sobre por qué un animal o una persona que sufría en sus propias carnes condiciones adversas y dolorosas constantes no hacía nada para abandonar dicha situación. Este hallazgo fue reportado en investigaciones con perros, y fueron seguidos posteriormente por algunos investigadores como Watson y Ramey, que estudiaron la indefensión aprendida en seres humanos.

Por otra parte, no hay una situación en específico que genere la indefensión, es decir, muchas personas pueden vivir la misma situación adversa (incluso de manera grupal) y sin embargo reaccionar diferente ante ella. Fue Bernard Weiner quien consideró la influencia de la interpretación y la percepción que cada individuo tiene del evento en el desarrollo de la indefensión y también en la forma de afrontarla.

Señales de la indefensión aprendida

Cuando alguien cae en la indefensión, lo manifiesta en tres déficits: El motivacional, el emocional y cognitivo. Una persona que empieza a caer en la indefensión o que ya sufre de ella comienza a mostrar un retraso en la iniciación de respuesta voluntarias hasta que poco a poco deja de haberlas (déficit motivacional). De igual forma, comienzan a existir una serie de desórdenes conductuales, siendo los más habituales los estado de ansiedad y la depresión (déficit emocional), que van haciendo mella hasta el punto de que el afectado es incapaz de ver soluciones al problema que le atormenta (déficit cognitivo).

La respuesta a la pregunta de por qué no hace nada una persona en una situación claramente por salir de ella radica justamente en la afectación integral no solo de estos tres ámbitos (motivacional, emocional y cognitivo) sino también a nivel fisiológico. En una palabra, toda su persona, los distintos ámbitos psíquicos y somáticos, se sumen en dicho síndrome. En consecuencia, no bastará con tomar la decisión de romper con el ciclo negativo sino que implica desaprender la forma en que se procesa la situación aversiva o dolorosa.

¿Por qué algunas personas desarrollan indefensión aprendida?

¿Cómo se llega a la indefensión? Una forma fácil de entenderlo es la historia de las ranas. Se dice que para cocinar a una rana viva es necesario meterla en el agua fría e ir aumentado poco a poco el calor hasta que ésta hierva. En cambio, si para cocinar la misma rana decidimos echarla al agua ya hirviendo, la rana saltará; escapará del agua hirviendo. Con este ejemplo quiero explicar que la indefensión aprendida es un esquema de pensamiento que se desarrolla de forma gradual y que poco a poco carcome las fortalezas psíquicas y corporales hasta el punto de doblegar la voluntad.

Lo triste a considerar es la facilidad con la que se puede llegar a desarrollar la indefensión aprendida. Todos somos vulnerables de adoptar este tipo de esquemas de pensamiento, pues pocas veces existe una educación emocional para poder enfrentarnos a ello.

Basta con exponer continuamente a la posible víctima a circunstancias adversas, bajarle la moral, sobrecargarla de trabajo, cerrarle el apoyo externo durante un tiempo prolongado y de forma reiterada. La persona que ha sido tratada de este modo no tardará en manifestar déficits en los ámbitos ya mencionados: afectivo, emocional, cognitivo e incluso somático. Y no, no es algo que no pase todos los días: la violencia familiar y/o la violencia de pareja son ejemplos comunes en los que se suelen percibir distintos grados de indefensión aprendida por parte de la víctima.

Pero no son estos los únicos escenarios en que se pueden generar patrones relacionales que pueden desembocar en indefensión aprendida. La hay en la escuela, en el trabajo, en los grupos de amigos… Los estilos comunicativos y relacionales que generan indefensión aprendida no necesariamente se traducen en violencia física. En muchos casos, la violencia puede ser de tipo psicológico, económico, moral, entre otros.

Solucionar la indefensión aprendida

En cuanto a la necesidad de generar dinámicas para tratar de ayudar a una persona con indefensión aprendida, cabe decir varias cosas. De poco ayuda que alguien intente ayudar repitiéndole constantemente a la víctima lo que debería hacer o cómo debería pensar. Sería como querer decirle a un enfermo de gripe que no se sienta mal: tanto el virus de la gripe como los esquemas mentales que llevan a la indefensión aprendida están lo suficientemente enraizados en la persona como para resistir a unas meras palabras bienintencionadas o a unos consejos sumarios sobre cómo sobrellevar la situación.

En efecto, la persona que sufre indefensión aprendida no se siente mal porque quiera sino porque su psique ha consolidado esquemas disfuncionales que le inhiben a la hora de cambiar su propia situación. Por tanto, es necesario desestigmatizar a la víctima. Entender que ha perdido la capacidad de ver las soluciones que otros sin el problema pueden ver y que la ayuda que requiere no es solo que los demás le digan lo que “debería” o “no debería” hacer, sino reafirmarle en su capacidad y en su autoestima; devolverle el control a su vida para que sea capaz de tomar las riendas sobre aquello que en su momento veía sin solución.

1. Terapia psicológica para tratar estos casos

A este respecto, existen profesionales de la salud mental que pueden tratar los casos de personas con indefensión aprendida. Una de las terapias más frecuentemente empleadas para este fin es la terapia cognitivo-conductual. A través de varias sesiones, el psicólogo ayudará al paciente a restructurar sus pensamientos y emociones, así como las conductas aprendidas que le impiden salir adelante.

Para finalizar, la indefensión no es un asunto meramente individual. Se puede hacer “viral”, si se me permite la expresión. Es decir, que la indefensión se puede contagiar a toda una sociedad o a un grupo social. La Segunda Guerra Mundial fue un caso extremo donde se puso de manifiesto toda la crueldad de la que el ser humano es capaz, y los campos de concentración nazis fueron testigo de miles de seres humanos que, habiendo perdido toda esperanza de sobrevivir, prácticamente se entregaron a la muerte.

De todos modos, no es necesario irse tan lejos en el tiempo o en el espacio. La violencia familiar, el bullying, el mobbing son tan solo algunos ejemplos cotidianos que nos demuestran que este fenómeno es bien presente en nuestras sociedades. De nosotros depende empezar a tomar conciencia de ello y luchar no solo por minimizar sus efectos, sino también por combatir sus causas.

Referencias bibliográficas:


Ojeda, C. (2021). La indefensión aprendida: ahondando en la psicología de la víctima. Recuperado 6 de septiembre de 2021, de Psicología y Mente website: https://psicologiaymente.com/psicologia/indefension-aprendida