Stutz (2022) y la Ansiedad

1. Introducción

En noviembre de 2022 se estrenó el documental Stutz, dirigido por Jonah Hill, en el que presenta al psiquiatra Phil Stutz, con quien sostiene una intensa relación terapéutica. Aunque el documental parte de la experiencia personal de Hill, aporta una serie de herramientas prácticas útiles para el público general y pacientes que luchan con ansiedad, inseguridad, vergüenza y otros desafíos emocionales (Hill revela cómo ser increpado por su peso en la infancia afectó profundamente su autoestima) (Wikipedia, EW.com).

Este artículo analiza cómo Stutz aborda la ansiedad, con explicaciones claras y herramientas clínicas, ejemplos aplicables y reflexiones sobre sus bases teóricas. Está escrito con claridad para pacientes y público general, citando en formato APA para quienes deseen profundizar.


2. Contexto clínico: ansiedad y autoimagen

La ansiedad es una experiencia emocional común que puede volverse intensa, persistente o limitante. En el documental, una de las fuentes principales de ansiedad de Jonah Hill es la vergüenza corporal y la autoimagen negativa, vinculadas a experiencias de estigmatización durante la infancia (EatingWell, SELF). Desde una perspectiva clínica, la ansiedad suele activarse hormonada por experiencias pasadas, pensamientos autocríticos repetitivos y necesidades no satisfechas de seguridad o aceptación.

Las herramientas de Stutz emergen como intervenciones visuales y cognitivas pensadas para intervenir directamente en los patrones ansiógenos del paciente, ofreciendo alternativas vivenciales que combinan somático, emocional y cognitivo.


3. Las “Tools” de Stutz: una descripción estructurada

Stutz utiliza varias herramientas o tools visuales y experienciales, presentadas con esquemas dibujados en tarjetas que Jonah sostiene durante las sesiones (Exploring your mind, Roger Ebert). A continuación se describen algunas con foco en la ansiedad:

3.1 Life Force

Un modelo piramidal que articula tres niveles:

  • Relación con el cuerpo (85 % del trabajo según Stutz): hábitos de sueño, ejercicio consciente y alimentación equilibrada. Reconoce que el bienestar físico tiene impacto directo en la ansiedad (por ejemplo, el sueño deficiente y la inactividad agravan la activación fisiológica).
  • Relaciones con otros: estimular la conexión social, buscar apoyo y evitar el aislamiento como forma de regular el estado interno.
  • Relación con uno mismo: cultivar conciencia interior, autorreflexión o incluso autocompasión (registro de pensamientos, dibujos de herramientas en tarjetas para recordarlas) (anchortherapy.org).

3.2 The Shadow

Define la “Sombra” como la parte de nosotros misma/o que nos avergüenza o rechazamos (por ejemplo, la versión adolescente de Hill con sobrepeso y acné) (EatingWell).

  • Aplicación terapéutica: nombrar la sombra, aceptarla como parte del yo, dialogar conscientemente con esa parte interior y reducir la autoataque.

3.3 The Grateful Flow

Una práctica para interrumpir pensamientos negativos: visualizar la tristeza o ansiedad como una nube oscura y usar gratitud concentrada como un flujo emocional que disuelve esa nube.

  • Ejercicio aplicado: pensar en tres cosas por las cuales estar agradecido en el momento presente, respirar profundamente y sostener esta imagen mental por unos minutos (netflix.com).

3.4 Radical Acceptance

Aceptación radical frente al juicio: no se trata de aprobación o resignación, sino de permitir que todo lo que sentimos exista sin reafirmar juicios o resistencias internas.

  • Aplicación frente a la ansiedad: cuando surge preocupación anticipatoria (“¿y si pasa esto?”), reconocer sin juzgar que estas ideas están ahí y luego redirigir la atención a acciones concretas presentes (netflix.com, Reddit).

3.5 Loss Processing

Para anticipar pérdidas o procesar separaciones: visualizar el “dejar ir” activamente, como caer de una rama suave hacia la luz del sol, transformarse en energía expansiva.

  • Ejercicio para ansiedad ante pérdidas: imaginar sostener algo querido, soltarlo en el aire y transformarse en una luz cálida que se expande y conecta con otros (netflix.com).

Otras herramientas incluyen “Reality”, “Pearl Necklace”, “Kingdom of Illusion”: metáforas para entender la resistencia al cambio (Part X), la vida como sucesión de acciones o la ilusión de perfección (Exploring your mind).


4. Aplicación clínica concreta: herramientas terapéuticas

A continuación, se exponen ejemplos prácticos dirigidos a pacientes con ansiedad:

Ejemplo 1 – Ansiedad anticipatoria y “Grateful Flow”

Paciente: Marta siente ansiedad de forma recurrente antes de hablar en público.

  • Intervención: cada mañana, practica 5 minutos de gratitud concentrada: recuerda tres cosas por las que sentirse agradecida (salud, apoyo familiar, una canción que le gusta). Visualiza cómo la nube negra de la ansiedad se disuelve.
  • Resultado esperado: disminución del tono ansioso basal por reforzar un estado afectivo positivo, útil antes de situaciones estresantes.

Ejemplo 2 – Desapego y “Loss Processing”

Paciente: Carlos tiene ansiedad por posible pérdida de un proyecto laboral.

  • Intervención: imagen guiada: sostiene un objeto simbólico del proyecto, lo suelta y se convierte en luz que se expande. Repite mentalmente: “Está bien dejar ir y seguir creciendo”.
  • Resultado esperado: abrir tolerancia a la incertidumbre, reducir la rumiación y aceptar que el valor propio no depende solo del éxito profesional.

Ejemplo 3 – Autocrítica y “The Shadow”

Paciente: Lucía se siente ansiosa por su físico, al compararse con otros.

  • Intervención: explorar su sombra: dibuja o escribe la versión interna que juzga (“la insegura, la adolescente rechazada”). Le habla con compasión y reconoce su sufrimiento pasado.
  • Resultado esperado: disminuir la tensión interna, integrar esa parte de sí misma y reducir la ansiedad al enfrentar comparaciones.

Ejemplo 4 – Hábitos corporales y “Life Force”

Paciente: varios pacientes con ansiedad severa manejan mal el sueño y la alimentación.

  • Intervención: se arma una rutina de sueño constante, ejercicio suave (yoga, caminata), alimentación regular.
  • Publicación clínica: existe buena evidencia sobre el impacto del buen sueño e higiene de vida para reducir ansiedad fisiológica y emocional (theconversation.com).
  • Resultado esperado: desde 2–4 semanas, mejora en tensión física, humor y regulación emocional.

5. Reflexión sobre el enfoque terapéutico y consideraciones éticas

5.1 Eficacia percibida y efectos comunes

Algunos psicoterapeutas critican que Stutz presenta sus herramientas sin base empírica robusta y que su enfoque apela más a la fe en herramientas o placebo que a evidencia clínica estructurada (vice.com).
Sin embargo, desde una perspectiva basada en “factores comunes” (alianza terapéutica, esperanza, empatía), muchas personas reportan alivio y sensación de poder personal tras aplicar estas herramientas (vice.com, Roger Ebert).

5.2 Autorrevelación del terapeuta y límites éticos

Stutz revela detalles íntimos: pérdida de hermano, diagnóstico de Parkinson, su propia vulnerabilidad —lo cual rompe la convención clínica tradicional que protege el foco exclusivamente en el paciente (sinews.es, theabilitytoolbox.com).
Algunos críticos advierten sobre la relación dual (director del documental y terapeuta del paciente), así como la presentación de herramientas como “propias”, cuando muchas coinciden con técnicas cognitivas o de DBT desarrolladas por otros profesionales (por ejemplo, Linehan creó el término “Radical Acceptance”) (Reddit).

5.3 Relación terapéutica y apropiación cultural

Críticos señalan también que Stutz promueve sus técnicas como creación original, sin reconocer influencias de terapeutas históricamente marginados, lo cual puede perpetuar inequidades en la autoría terapéutica (Reddit, Reddit).
No obstante, otros terapeutas valoran el coraje de mostrar humanidad y vulnerabilidad profesional, argumentando que esto fortalece la alianza terapéutica y normaliza la fragilidad humana del terapeuta como herramienta de conexión (sinews.es, theabilitytoolbox.com).


6. Conclusión integradora

El documental Stutz (2022) propone un conjunto de herramientas accesibles, visuales y experienciales para trabajar con la ansiedad, la vergüenza, la autoimagen y la incertidumbre. Aunque no reemplaza la terapia supervisada profesional, puede servir como complemento útil y motivador para pacientes:

- Grateful Flow y Loss Processing ayudan a modular estados ansiosos y desarrollar tolerancia emocional.
- Life Force destaca el rol central de hábitos corporales, conexión social y autoobservación para sostener el bienestar.
- The Shadow promueve la integración de partes rechazadas del yo, con una reducción significativa de la auto-crítica.

Desde un punto de vista clínico, su efectividad estaría respaldada por los factores comunes de la psicoterapia: vínculo, esperanza, atención empática y sentido (Wampold & Imel, 2015). También contribuye a desmitificar la terapia y mostrar que las herramientas pueden ser prácticas y accesibles.

Sin embargo, es importante advertir sobre sus límites: no tiene validación experimental rigurosa (por ejemplo, comparaciones con CBT, DBT o tratamientos farmacológicos) y la manera en que se presenta podría inducir a expectativas precipitadas de sanación garantizada (netflix.com, British GQ). Además, las cuestiones éticas de autorrevelación terapeuta-paciente y autoridad simbólica requieren reflexión crítica.


7. Herramientas prácticas en tabla

HerramientaDescripción breveAplicación concreta
Grateful FlowGratitud concentrada para romper nubes emocionales5 min diarios visualizando tres gratitudes antes de evento estresante
Loss ProcessingEjercicio de soltar y metamorfosis (imagen simbólica de caída)Visualizar dejar ir un proyecto o relación temida para reducir ansiedad
The ShadowIdentificación e integración de partes propias rechazadasEscribir o dibujar la sombra, dialogar con ella desde la compasión
Radical AcceptanceAceptación sin juicio de emociones e incertidumbresAl experimentar ansiedad anticipatoria, nombrar sin juzgar y redirigir
Life ForceCuidado integral: sueño, cuerpo, ejercicio y conexión interpersonalEstablecer rutinas de sueño, ejercicio y contacto social regular

8. Referencias bibliográficas (APA)

  • Davies, J. (2022). Review of Stutz: “What An Actual Therapist Thinks of Jonah Hill’s Netflix Doc.” Vice. Recuperado de sitio web (vice.com)
  • Hill, J. & Stutz, P. (2022). Stutz [Documental]. Strong Baby Productions.
  • Netflix Tudum. (s. f.). Jonah Hill’s Therapist Documentary: The Tools from ‘Stutz’. Netflix. Recuperado de sitio web (Wikipedia, netflix.com)
  • TikTok. Ruchira Sharma. (2022). “Radical Acceptance” y controversias sobre su atribución a Phil Stutz. Reddit r/mentalhealth. (Reddit)
  • Wampold, B. E., & Imel, Z. E. (2015). The great psychotherapy debate: The evidence for what makes psychotherapy work. Routledge.
  • Stutz (2022). Wikipedia. Recuperado de sitio web (Wikipedia)
  • Exploring Your Mind. (s. f.). “Stutz: A Moving Documentary.” ExploringYourMind. Recuperado de sitio web (Exploring your mind)
  • The Conversation. (2023). “Netflix psychiatrist Phil Stutz says 85% of early therapy gains…” The Conversation. Recuperado de sitio web (theconversation.com)

Lecturas recomendadas para profundizar

  • Linehan, M. M. (1993). Cognitive‑behavioral treatment of borderline personality disorder. Guilford Press. (para entender el origen de “Radical Acceptance”).
  • Michels, B., & Stutz, P. (2012). The Tools: Transform your problems into courage, confidence, and creativity. Viking.
  • Wampold, B. E., & Imel, Z. E. (2015). ya citado arriba.

Comprender la depresión endógena: una mirada clínica, humana y terapéutica

Introducción

La depresión es una de las condiciones psicológicas más comunes y, a la vez, más incomprendidas del mundo contemporáneo. Dentro de los diversos tipos de depresión, la llamada «depresión endógena» representa una forma particular, en la que predominan factores biológicos y hereditarios, más allá de los eventos externos o psicosociales. Esta variante de trastorno depresivo mayor ha sido objeto de debate clínico durante décadas, especialmente por su presentación clínica, su resistencia a intervenciones exclusivamente psicoterapéuticas y su vínculo con desequilibrios neuroquímicos.

Este artículo busca ofrecer una comprensión clara, accesible y científica de la depresión endógena. Se abordarán su definición, síntomas distintivos, causas biológicas, diagnóstico diferencial y tratamientos efectivos, desde un enfoque integrador que contempla tanto la psicofarmacología como las herramientas psicoterapéuticas. Asimismo, se incluirán ejemplos clínicos, recomendaciones prácticas y una reflexión empática dirigida a quienes la padecen y a quienes los acompañan.


1. ¿Qué es la depresión endógena?

La depresión endógena es una forma de trastorno depresivo mayor cuya causa principal se atribuye a factores biológicos internos, tales como alteraciones neuroquímicas, predisposición genética y vulnerabilidad neurobiológica (Kendler et al., 2006). A diferencia de la depresión reactiva —que se vincula con acontecimientos vitales estresantes—, en la depresión endógena los síntomas emergen sin una causa externa clara.

Entre sus características distintivas se incluyen:

  • Aparición súbita y no relacionada con eventos externos.
  • Curso más prolongado y recurrente.
  • Mayor presencia de síntomas somáticos (insomnio matutino, pérdida de apetito, lentitud motora).
  • Alteraciones psicomotoras evidentes (retardo o agitación).
  • Anhedonia marcada (incapacidad para experimentar placer).
  • Mayor riesgo de ideación suicida.

Históricamente, el término «endógeno» proviene de modelos médicos del siglo XIX, que diferenciaban entre depresiones «exógenas» (causadas por el entorno) y «endógenas» (de origen interno). Aunque estas categorías han sido revisadas por los manuales diagnósticos actuales (DSM-5-TR, 2022), la noción de depresión endógena aún se utiliza en contextos clínicos para describir formas severas, persistentes y con un componente biológico predominante.


2. Causas y bases neurobiológicas

Los estudios científicos han identificado varios mecanismos que explican el surgimiento de la depresión endógena:

a) Desequilibrios neuroquímicos: Las monoaminas —especialmente serotonina, noradrenalina y dopamina— juegan un rol crucial en la regulación del estado de ánimo. En pacientes con depresión endógena, estos neurotransmisores suelen estar en niveles disfuncionales (Belmaker & Agam, 2008).

b) Factores genéticos: Estudios con gemelos y familias muestran una heredabilidad del 40-50% para el trastorno depresivo mayor, siendo aún mayor en formas recurrentes y tempranas (Sullivan et al., 2000).

c) Disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA): Muchos pacientes con depresión endógena presentan hipercortisolismo, lo que indica una respuesta al estrés crónicamente activada que afecta el cerebro, en especial el hipocampo.

d) Neuroinflamación: Recientes investigaciones sugieren que ciertos marcadores inflamatorios están elevados en pacientes con depresión resistente, lo que abre nuevas hipótesis sobre su etiología (Miller & Raison, 2016).


3. Diagnóstico clínico y diferencial

Diagnosticar la depresión endógena implica una evaluación exhaustiva que incluye:

  • Historia clínica detallada.
  • Evaluación de antecedentes familiares de depresión o trastornos afectivos.
  • Aplicación de escalas estandarizadas como el Inventario de Depresión de Beck (BDI-II) o la Escala de Hamilton para la Depresión (HAM-D).
  • Observación de signos psicomotores y ritmo circadiano alterado.

Es fundamental diferenciarla de otras condiciones como:

  • Trastorno depresivo reactivo o adaptativo.
  • Trastorno bipolar (cuando hay historia de episodios maníacos previos).
  • Trastornos de ansiedad con síntomas depresivos secundarios.
  • Hipotiroidismo u otras afecciones médicas con sintomatología similar.

Una entrevista clínica profunda y, cuando es necesario, la consulta interdisciplinaria con psiquiatras, neurólogos o médicos clínicos, permiten afinar el diagnóstico.


4. Tratamiento farmacológico

Debido a su etiología biológica predominante, la depresión endógena responde mejor a una combinación de tratamientos, siendo la farmacoterapia el pilar inicial más eficaz. Los principales grupos de antidepresivos utilizados son:

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): como sertralina, fluoxetina o escitalopram.
  • Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN): como venlafaxina o duloxetina.
  • Antidepresivos tricíclicos (ATC): aunque con más efectos secundarios, pueden ser efectivos en casos severos.
  • Antidepresivos atípicos: como bupropión o mirtazapina, que pueden usarse según el perfil del paciente.

Es importante recordar que la respuesta a los antidepresivos puede tardar entre 2 a 6 semanas. El seguimiento clínico constante, los ajustes de dosis y la adherencia al tratamiento son claves para su efectividad (APA, 2020).

En casos resistentes, pueden considerarse:

  • Combinaciones farmacológicas.
  • Estabilizadores del ánimo si hay sospecha de espectro bipolar.
  • Terapias biológicas como la estimulación magnética transcraneal (EMT) o, en casos extremos, la terapia electroconvulsiva (TEC).

5. Abordaje psicoterapéutico

Aunque el componente biológico es central, la psicoterapia desempeña un rol crucial en la recuperación y el sostén emocional del paciente. Las terapias con mayor evidencia son:

a) Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Trabaja sobre los esquemas de pensamiento negativos, la pasividad conductual y la autoimagen deteriorada. Es útil para ayudar al paciente a identificar distorsiones cognitivas como la generalización o la autoacusación excesiva (Beck, 1976).

b) Activación conductual: Consiste en planificar y realizar actividades gratificantes de forma progresiva para contrarrestar la inercia depresiva y aumentar la exposición a reforzadores positivos (Martell et al., 2001).

c) Terapia Interpersonal (TIP): Enfocada en mejorar las relaciones sociales, abordar duelos no resueltos o transiciones de rol que pueden agravar el estado depresivo.

d) Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Promueve la aceptación de emociones difíciles y la orientación a valores vitales, fortaleciendo el sentido de propósito en contextos de sufrimiento persistente.


6. Acompañamiento familiar y psicoeducación

El entorno del paciente cumple un papel determinante. Es frecuente que familiares o amigos no comprendan la naturaleza de la depresión endógena, atribuyéndola erróneamente a debilidad de carácter o falta de voluntad. Por eso, la psicoeducación es una herramienta clave para desestigmatizar y generar apoyo efectivo.

Recomendaciones para familiares:

  • Evitar juicios o frases como «poné voluntad» o «tenés todo para ser feliz».
  • Acompañar sin invadir: estar presentes, pero respetando los tiempos del paciente.
  • Animar a continuar con el tratamiento, sin presionar ni controlar.
  • Participar, si es posible, en sesiones de orientación familiar.

La compasión, la escucha activa y la validación emocional son fundamentales en el proceso de recuperación.


7. Herramientas terapéuticas prácticas

Ejercicio 1: Diario de pensamientos

  • Registrar diariamente pensamientos automáticos negativos.
  • Identificar su impacto emocional.
  • Reescribirlos con una visión más realista y compasiva.

Ejercicio 2: Plan de actividad progresiva

  • Elaborar una lista de actividades agradables (caminar, cocinar, pintar).
  • Iniciar con una al día, durante 15 minutos.
  • Evaluar el nivel de satisfacción después de cada una.

Ejercicio 3: Carta compasiva a uno mismo

  • Escribir una carta como si se hablara a un amigo querido que sufre.
  • Incluir palabras de aliento, comprensión y esperanza.
  • Leerla en momentos de recaída emocional.

8. El horizonte de la recuperación

La depresión endógena no es un destino inmodificable. Si bien puede ser más persistente y requerir tratamientos complejos, la combinación de farmacoterapia, psicoterapia y apoyo social adecuado permite la remisión de los síntomas y una mejor calidad de vida.

Es importante comprender que el proceso puede ser cíclico. Las recaídas no son fracasos, sino momentos que requieren ajustes y mayor sostén. Muchos pacientes logran no solo recuperarse, sino también resignificar su experiencia con la enfermedad como un camino de autoconocimiento, humildad y fortaleza interior.


Conclusión

La depresión endógena es una condición seria, compleja y tratable. Requiere una mirada integral que no reduzca al paciente a un desequilibrio químico ni a un problema psicológico aislado. Implica un abordaje humano, compasivo y basado en la evidencia, que devuelva al sujeto su dignidad, su capacidad de elegir y su esperanza.

El rol del psicólogo clínico es acompañar este proceso con escucha activa, estrategias eficaces y una actitud empática que permita restaurar la confianza del paciente en sí mismo y en la vida.


Referencias

  • American Psychiatric Association. (2020). Guía de práctica clínica para el tratamiento del trastorno depresivo mayor en adultos (3.ª ed.). APA.
  • Beck, A. T. (1976). Cognitive therapy and the emotional disorders. International Universities Press.
  • Belmaker, R. H., & Agam, G. (2008). Major depressive disorder. New England Journal of Medicine, 358(1), 55-68.
  • Kendler, K. S., Gardner, C. O., & Prescott, C. A. (2006). Toward a comprehensive developmental model for major depression in women. American Journal of Psychiatry, 163(1), 115–124.
  • Martell, C. R., Addis, M. E., & Jacobson, N. S. (2001). Depression in context: Strategies for guided action. W.W. Norton & Company.
  • Miller, A. H., & Raison, C. L. (2016). The role of inflammation in depression: from evolutionary imperative to modern treatment target. Nature Reviews Immunology, 16(1), 22–34.
  • Sullivan, P. F., Neale, M. C., & Kendler, K. S. (2000). Genetic epidemiology of major depression: review and meta-analysis. American Journal of Psychiatry, 157(10), 1552-1562.
  • DSM-5-TR (2022). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª edición, texto revisado). American Psychiatric Association.

Cuidar sin invadir: Cómo responder como hijo adulto ante la imprudencia verbal de una madre mayor

Introducción

El vínculo entre madres e hijos se transforma profundamente con el paso del tiempo. A medida que los hijos crecen y alcanzan la adultez, se reconfigura la dinámica de cuidado, autoridad y límites. En etapas avanzadas de la vida, algunas madres mayores pueden comenzar a manifestar conductas que, desde la perspectiva de sus hijos adultos, resultan imprudentes o inapropiadas. Uno de estos comportamientos frecuentes es el hecho de exponer asuntos familiares privados a terceros ajenos al círculo íntimo, ya sea por deterioro cognitivo, necesidad emocional o patrones antiguos de socialización. Esta situación plantea un desafío delicado: ¿cómo puede un hijo adulto intervenir con respeto, firmeza y compasión cuando su madre mayor comienza a actuar de este modo?

Este artículo se propone analizar esta problemática desde una perspectiva clínica y relacional, ofreciendo herramientas terapéuticas que permitan al hijo adulto actuar de forma saludable, evitando caer en dinámicas de confrontación, sobreprotección o sumisión. La finalidad es acompañar la transición hacia un nuevo tipo de cuidado filial, basado en la dignidad, el respeto y la contención emocional mutua.


1. El cambio de roles en la adultez filial

Uno de los aspectos menos comprendidos de la vida adulta es el momento en que los hijos comienzan a cuidar a sus padres. Este proceso, que se da de forma gradual o abrupta según las circunstancias, implica un giro relacional que puede generar tensiones internas. Erik Erikson (1950), en su teoría del desarrollo psicosocial, destacó la importancia de la generatividad frente al estancamiento en la adultez media. Parte de esa generatividad se expresa justamente en el cuidado de los mayores, pero con un matiz particular: no se trata de cuidar como si se tratara de un niño, sino como un adulto vulnerable con historia, dignidad y autonomía parcial.

Este cambio de roles no implica que el hijo se convierta en «padre de su madre», sino que debe aprender a ejercer un liderazgo afectivo sin caer en la infantilización del otro. En la práctica clínica se observa que cuando este rol no está claro, surgen conflictos relacionados con los límites, la privacidad y la validación emocional. El hijo puede sentir rabia o vergüenza cuando su madre comparte detalles privados con vecinos, amigas o incluso desconocidos. Este tipo de exposición puede herir sensibilidades, pero también habla de necesidades no expresadas de la madre: sentirse escuchada, importante o integrada socialmente.


2. Las causas posibles de la imprudencia verbal

Para intervenir adecuadamente, es crucial comprender las causas subyacentes de esta conducta. Las más comunes incluyen:

  • Deterioro cognitivo leve o demencia incipiente: la dificultad para discriminar información pública de la privada puede ser uno de los primeros síntomas de alteraciones neurocognitivas. Es necesario, ante la sospecha, realizar una evaluación neuropsicológica.
  • Necesidad de conexión emocional: muchas madres mayores, especialmente si viven solas o han enviudado, encuentran en la conversación con otros una forma de llenar el vacío afectivo. Compartir detalles familiares puede ser un intento desorganizado de generar intimidad o validación.
  • Patrones familiares arraigados: algunas mujeres han crecido en contextos donde los límites entre lo privado y lo público eran difusos, o donde la exposición emocional era la única vía para sentir cercanía.
  • Confusión de jerarquías vinculares: en ciertos casos, la madre puede no haber registrado emocionalmente que su hijo ya es un adulto autónomo con derecho a preservar su intimidad. Se relaciona con él como si fuera aún un niño, sin plena conciencia de sus fronteras psíquicas.

Comprender estas raíces ayuda a despersonalizar la ofensa, a no ver la exposición como una traición sino como un síntoma de algo más profundo.


3. El impacto emocional en el hijo adulto

El hijo adulto puede experimentar una mezcla de emociones: vergüenza, enojo, tristeza y culpa. Vergüenza por lo expuesto, enojo por la transgresión, tristeza por ver a su madre actuar de forma inadecuada y culpa por sentir rechazo ante una persona a la que ama.

Es fundamental validar estas emociones y darles espacio. La terapia individual puede ser un recurso valioso para procesarlas. Además, es importante desarrollar una narrativa interna que permita reconocer la propia dignidad sin juzgar ni anular al otro. Un ejercicio útil es el siguiente:

Ejercicio terapéutico: Diario de Frontera

  • Escribir durante una semana los momentos en los que uno siente que su intimidad ha sido invadida.
  • Identificar qué emociones emergen.
  • Nombrar qué necesidades personales han sido vulneradas (respeto, privacidad, validación).
  • Formular frases que uno quisiera decir en esos momentos, desde un lugar de asertividad (por ejemplo: “Me molesta cuando compartís esto con otros. Prefiero que quede entre nosotros”).

Este ejercicio permite desarrollar conciencia de los límites personales y practicar formas saludables de comunicarlos.


4. Herramientas terapéuticas para actuar con firmeza y afecto

La respuesta del hijo adulto debe evitar dos extremos: la confrontación violenta o el silencio pasivo. Lo deseable es una actitud asertiva, clara y empática. Algunas herramientas útiles son:

a) Comunicación no violenta (CNV)

Basada en el enfoque de Marshall Rosenberg (2003), la CNV permite expresar lo que sentimos y necesitamos sin culpar ni agredir. Sus cuatro pasos son:

  1. Observar sin juzgar: “He notado que últimamente comentás con otras personas cosas sobre nuestra familia.”
  2. Nombrar la emoción: “Me siento incómodo y dolido.”
  3. Expresar la necesidad: “Para mí es importante que nuestras conversaciones sean privadas.”
  4. Realizar una petición concreta: “¿Podés evitar compartir ciertos temas con otras personas?”

b) Técnica del «límite con cariño»

Implica poner una barrera sin perder el vínculo afectivo. Por ejemplo: “Te quiero mucho, y por eso te pido que no cuentes esto. Me hace daño. Yo te escucho todo lo que quieras, pero necesitamos guardar ciertas cosas entre nosotros.”

c) Terapia familiar o sesiones de mediación

Cuando el conflicto persiste o se agrava, puede ser útil invitar a la madre a una sesión conjunta con un terapeuta, donde se explore cómo mejorar la comunicación. A veces, una figura externa ayuda a legitimar el límite y evita que la situación se torne una lucha de poder.


5. Cuidados del cuidador: el hijo también necesita apoyo

Cuidar no es solo asistir: también implica sostener emocionalmente. Pero para sostener a otro, primero uno debe sostenerse a sí mismo. Muchos hijos adultos caen en el agotamiento emocional al intentar contener conductas difíciles sin espacio para su propio bienestar.

Algunas estrategias de autocuidado incluyen:

  • Participar en grupos de apoyo para cuidadores de adultos mayores.
  • Establecer días de descanso emocional, donde se limite el contacto si es necesario.
  • Practicar técnicas de regulación emocional como mindfulness, respiración consciente o escritura terapéutica.
  • Consultar a un terapeuta para tener un espacio seguro donde elaborar la ambivalencia afectiva.

Conclusión: hacia una relación madura y digna

Cuando una madre mayor comienza a actuar de modo imprudente exponiendo temas familiares, se produce un quiebre en la dinámica de confianza que requiere ser abordado con madurez, no con castigo. El hijo adulto debe aprender a ser cuidador sin volverse controlador, firme sin ser frío, compasivo sin anularse.

Este equilibrio se logra con autoconocimiento, límites claros y herramientas terapéuticas que favorezcan el diálogo. Al final del día, lo que se busca no es corregir al otro, sino preservar la relación desde un nuevo lugar: uno donde el amor se exprese con verdad y respeto.


Referencias

  • Erikson, E. H. (1950). Childhood and Society. W. W. Norton & Company.
  • Rosenberg, M. B. (2003). Nonviolent Communication: A Language of Life. PuddleDancer Press.
  • Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence. Bantam Books.
  • Kabat-Zinn, J. (1990). Full Catastrophe Living: Using the Wisdom of Your Body and Mind to Face Stress, Pain, and Illness. Delacorte.
  • Neugarten, B. L. (1974). Age groups in American society and the rise of the young-old. The Annals of the American Academy of Political and Social Science, 415(1), 187-198.
  • APA (2020). Publication Manual of the American Psychological Association (7th ed.). American Psychological Association.

TDAH en adultos de tipo apático: conceptualización clínica, síntomas, ejemplos y herramientas terapéuticas

Introducción

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es conocido principalmente como un diagnóstico de la infancia, pero hoy se reconoce que persiste en la vida adulta y afecta profundamente varios aspectos del funcionamiento personal, social y laboral.123. Entre los subtipos menos visibilizados en adultos está el TDAH de tipo apático , también referido como “predominantemente desatento”, caracterizado por una marcada falta de motivación, apatía y baja iniciativa.4. Este texto integra revisión clínica, ejemplos concretos y herramientas psicoterapéuticas útiles, dirigido a pacientes y público general, fundamentado en la literatura académica y en la experiencia psicológica.

1. Comprendiendo el TDAH apático en adultos

1.1 Definición y particularidades clínicas

El TDAH en adultos implica dificultades persistentes en la atención, impulsividad y (en menor grado que en la infancia) hiperactividad. El subtipo apático (o inatento) predomina en síntomas como:

  • Falta de energía y motivación.
  • Desinterés por iniciar tareas
  • Olvido frecuente
  • Poca tolerancia a la monotonía o el esfuerzo sostenido
  • Dificultad para organizar actividades o priorizar

A diferencia del tipo hiperactivo-impulsivo, en el subtipo apático se observa poca inquietud motriz, pero sí un profundo desinterés, tendencia al letargo y dificultades para mantener la iniciativa personal, lo que puede confundirse con trastornos depresivos o de adaptación.14.

1.2 Prevalencia y comorbilidad

Se estima que entre el 2,5% y el 4% de adultos cumplen los criterios para TDAH4. Muchos fueron diagnosticados inicialmente en la infancia, pero una proporción considerable recibe el diagnóstico por primera vez en la edad adulta, generalmente tras dificultades significativas en el empleo, la educación o las relaciones.14. El subtipo apático en adultos suele asociarse a comorbilidad con trastornos de ansiedad, depresión y baja autoestima.25.

1.3 Etiología

La etiología es multifactorial: influencias genéticas (con alta heredabilidad), alteraciones neurobiológicas (especialmente en los circuitos dopaminérgicos y noradrenérgicos), factores ambientales (trauma, estrés crónico) y contextuales (hábitos inadecuados de sueño, alimentación pobre)678. Además, el cerebro adulto con TDAH muestra diferencias estructurales y funcionales en áreas relacionadas con la motivación y el control ejecutivo.

2. Manifestaciones clínicas: Ejemplos concretos

Caso 1: “No logro empezar nada, todo me da igual”

Juana, 34 años, relata: «Siempre dejo todo para después, me falta energía. En el trabajo, me cuesta empezar informes, y cuando finalmente lo hago, siento que mi mente se va a otra cosa. Me olvido de tareas importantes y eso me trae problemas con mis jefes». A menudo, personas como Juana escuchan que son “flojas” o “desinteresadas”, pero sufre internamente por no poder cambiar este patrón.

Caso 2: “Mi agenda es un caos, pero no me importa hasta que tengo problemas”

Luis, 42 años, vive olvidando reuniones y pagos. Ha cambiado de trabajo varias veces por bajo rendimiento. Siente que nada lo entusiasma lo suficiente y sólo reacciona ante sanciones o consecuencias negativas, asumiendo su autoestima.

Caso 3: “Mucha culpa y poco avance”

Sofía, estudiante universitaria de 26 años, siente una culpa constante por no lograr avanzar en sus estudios. Sus compañeros la ven como “desorganizada”, pero en el fondo experimenta un agotamiento mental que le impide sostener planos a largo plazo, lo que la lleva a la frustración.

Estos ejemplos ilustran que la apatía en adultos con TDAH no es simple desinterés, sino consecuencia de fallas neurobiológicas que afectan la motivación y la autoiniciativa.

3. Herramientas terapéuticas recomendadas para el TDAH apático en adultos

3.1 Intervención psicoterapéutica

a) Psicoeducación

Fundamental para pacientes y familiares. Explicar que la apatía no es “falta de voluntad”, sino síntoma central del subtipo desatento, ayuda a reducir el estigma y la culpa personal.49.

Ejercicio sugerido: Crear una línea de tiempo de las dificultades vividas, para identificar patrones históricos y comprender que el TDAH acompañó distintas etapas de la vida, no fue “falta de disciplina”.

b) Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La TCC es de elección en TDAH adulto9. Interviene sobre pensamientos disfuncionales (“soy incapaz”, “nunca terminaré nada”) y proporciona técnicas de reestructuración cognitiva y autorrutinas conductuales.

Herramienta concreta: Uso del “registro de logros mínimos diarios”. El paciente anota pequeñas tareas completadas cada día, reforzando el sentido de autoeficacia, aunque sean logros pequeños (ej. enviar un correo electrónico pendiente, organizar el escritorio).

c) Entrenamiento en habilidades organizacionales

Incluye:

  • Uso de recordatorios visuales y electrónicos
  • Desglose de grandes objetivos en microtareas manejables
  • Rutinas predecibles para actividades diarias.49

Ejemplo práctico: Utilizar el método Pomodoro (bloques de 25 minutos de trabajo con breves descansos), con una agenda física o digital, checklist y notificaciones.

d) Terapia de activación conductual

Implica programar actividades pequeñas, controladas y placenteras cada día, iniciando con tareas fáciles, para contrarrestar la apatía y proporcionar refuerzo positivo inmediato.

Ejemplo personalizable: Comenzar el día con una única meta sencilla (por ejemplo, caminar 5 minutos), anotando inmediatamente el logro.

e) Mindfulness y estrategias de regulación emocional

El entrenamiento en mindfulness ayuda a aumentar la conciencia sobre pensamientos automáticos y patrones de distracción, mejorando el autocontrol emocional.

Ejercicio sencillo: Práctica breve atención de plena – 3 minutos centrando la atención en la respiración y etiquetando los pensamientos que aparecen (“ahora estoy pensando en…”) sin juzgarlos o intentar solucionarlos109.

3.2 Intervención farmacológica

El tratamiento con estimulantes (metilfenidato, anfetaminas) y no estimulantes (atomoxetina, guanfacina) es efectivo para mejorar la motivación y reducir la apatía, especialmente cuando hay comorbilidad ansiosa o depresiva.611. La evaluación y ajuste debe ser realizada siempre por un médico psiquiatra.

3.3 Estrategias de autocuidado y ajuste del entorno

  • Sueño adecuado: hábitos de higiene del sueño mejoran significativamente la atención.
  • Alimentación equilibrada y ejercicio regular: favorecen el equilibrio neuroquímico12.
  • Ambiente sin distractores: reduzca distractores visuales y auditivos en la zona de trabajo/estudio.
  • Apoyo social estructurado: compartir metas con amigos o familiares para aumentar la responsabilidad externa.

3.4 Intervenciones tecnológicas

  • Apps de organización (recordatorios, agendas, cronómetros)
  • Soportes escritos visibles en casa y lugar de trabajo
  • Aplicaciones de Mindfulness guiadas

4. Riesgos asociados y prevención de complicaciones

El TDAH apático no tratado puede aumentar el riesgo de depresión, ansiedad, baja autoestima y dificultades laborales.15. Diversos estudios muestran que antecedentes de TDAH en la infancia elevan la posibilidad de sufrir depresión en la adultez hasta 5 veces más respecto a quienes no presentan la condición5. El diagnóstico precoz y la intervención multidisciplinaria son claves para prevenir el deterioro en la calidad de vida.

5. Recomendaciones diarias para enfrentar el TDAH apático

  • Reconocer el diagnóstico: Validar la experiencia interna más allá de etiquetas negativas sociales.
  • Pedir ayuda profesional: Psicólogos y psiquiatras pueden acompañar el proceso personalizado.
  • Implementar rutinas con microobjetivos diarios y celebrar cada pequeño logro.
  • Evitar la autocrítica excesiva y buscar espacios de autocuidado placentero.
  • Ser pacientes con el proceso terapéutico: la mejoría es gradual y requiere esfuerzo sostenido.

Conclusión

El TDAH apático en adultos conlleva desafíos específicos que requieren intervenciones adaptadas y compasivas. Reconocer la naturaleza clínica de la apatía, promover la educación y el uso sistemático de estrategias psicoterapéuticas, y solicitar apoyo especializado es fundamental para mejorar la calidad de vida y el funcionamiento diario de quienes viven con este diagnóstico. Con herramientas apropiadas y apoyo profesional, es posible reactivar la motivación y recuperar la sensación de control vital.

6. Bibliografía principal en formato APA

  • Calvo, E., & Pérez, M. (2021). Calidad de vida en adultos jóvenes con TDAH diagnosticados en la adultez: revisión sistemática. Actualidades en Psicología , 35(130)1.
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  • Ramírez, JA, & Fernández, S. (2009). TDAH en adultos. Revista de Psiquiatría Clínica , 36(2)2.
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  15. https://www.semanticscholar.org/paper/4a4901f9b7cfb669043ef267f96dc31c1b6a127b
  16. https://www.semanticscholar.org/paper/2a1fdf9e7a371fe572688d47f36b28a091e8d10f
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  20. https://ciencialatina.org/index.php/cienciala/article/download/7583/11494

Patologías psicosomáticas generadas por el estrés laboral: enfoque en el entumecimiento de las manos


Introducción

El estrés laboral es un fenómeno cada vez más frecuente y su impacto sobre la salud física y mental ha sido ampliamente documentado. Una de las expresiones más complejas del estrés crónico en el entorno de trabajo consiste en las patologías psicosomáticas—trastornos físicos cuya aparición o agravamiento está intrínsecamente relacionado con factores emocionales o psicológicos. Entre los síntomas menos reconocidos, pero no por ello menos relevantes, se encuentra el entumecimiento de las manos. Este artículo tiene como objetivo abordar, de manera analítica, la relación entre el estrés laboral y la manifestación de síntomas psicosomáticos, haciendo énfasis en el caso particular del entumecimiento de las manos, así como proporcionar ejemplos concretos y herramientas terapéuticas basadas en la evidencia científica.

1. Estrés laboral: definición y alcance

El estrés laboral se define como el conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y fisiológicas que se producen cuando las exigencias del entorno laboral superan la capacidad de la persona para responder de forma efectiva. Es un fenómeno multidimensional y puede surgir tanto de factores organizacionales—como sobrecarga, falta de control y apoyo—como de factores individuales, como la personalidad y los estilos de afrontamiento.sct.ageditor.ar+ 2

Factores de riesgo psicosocial

El estrés laboral se incrementa por diversos factores de riesgo psicosocial, entre ellos:

  • Altas demandas laborales (carga excesiva de trabajo, presión de tiempo)
  • Poca autonomía y bajo control sobre el propio trabajo.
  • Falta de apoyo social por parte de compañeros y superiores
  • Ambiente físico deficiente
  • Conflictos interpersonales frecuentes
  • Inseguridad laboralsct.ageditor.ar+ 1

Estos factores no solo afectan el rendimiento, sino que pueden generar una amplia variedad de síntomas físicos y emocionales.

2. Patologías psicosomáticas vinculadas al estrés laboral

El término «psicosomático» implica la participación tanto de la mente (psique) como del cuerpo (soma) en el origen o curso de una enfermedad física. En el contexto laboral, las enfermedades psicosomáticas son el resultado de respuestas fisiológicas sostenidas al estrés y al malestar psicológico, manifestándose a través de dolencias corporales reales.sct.ageditor.ar+ 1

Principales síntomas y enfermedades asociadas:latam.redilat.org+ 1

  • Cefaleas tensionales
  • Trastornos gastrointestinales (gastritis, colon irritable)
  • Alteraciones dermatológicas (eccema, urticaria)
  • Dorsalgia y otras algias musculares
  • Problemas cardiovasculares (hipertensión, palpitaciones)
  • Trastornos del sueño
  • Entumecimiento o parestesias en las extremidades , especialmente manos.

La aparición de síntomas psicosomáticos suele no estar asociada a lesiones orgánicas demostrables mediante exámenes médicos tradicionales, lo que puede generar incomprensión y frustración en la persona afectada.

3. El entumecimiento de las manos como manifestación psicosomática

El entumecimiento de las manos—también conocido como parestesia—es sensación de hormigueo, adormecimiento o debilidad que puede surgir de causas neurológicas, vasculares o musculares. Sin embargo, cuando no hay una patología médica evidente, este síntoma puede tener un origen psicosomático, siendo común entre personas a veces un estrés laboral crónico.latam.redilat.org+ 1

¿Por qué ocurre?

Desde la perspectiva psicosomática, el entumecimiento suele comprenderse como la manifestación física de una tensión emocional interna. Durante el estrés:

  • El sistema nervioso autónomo se activa de manera sostenida, produciendo contracciones musculares involuntarias y afectando la irrigación sanguínea periférica.
  • Se produce hiperventilación (respiración superficial y rápida), que puede alterar el equilibrio de dióxido de carbono en la sangre, facilitando la aparición de parestesias.
  • El estrés mantenido incrementa el tono muscular y puede favorecer la compresión de nervios a nivel cervical, dorsal o en la muñeca.latam.redilat.org+ 1

Factores agravantes

  • Posturas mantenidas en el trabajo (teclado/computadora)
  • Repetición de movimientos
  • Ambientes fríos o mal ergonomizados
  • Estilos de afrontamiento evitativo (represión emocional, no expresión verbal de malestar)

Ejemplo clínico

Marta, administrativa de 38 años, comenzó a experimentar entumecimiento recurrente en ambas manos durante largas jornadas de cierre de informes. Tras descartar lesiones neurológicas y vasculares, la evaluación clínica reveló elevados niveles de ansiedad laboral, uso limitado de pausas y tendencia a reprimir emociones negativas. La intervención psicoterapéutica enfocada en la relajación muscular y la reestructuración de pensamientos ansiógenos permitió reducir significativamente el síntoma en tres meses.

4. Diagnóstico diferencial

Antes de atribuir síntomas físicos al estrés, es esencial descartar causas médicas objetivas:

  • Síndrome del túnel carpiano
  • Radiculopatías cervicales
  • Diabetes y neuropatías metabólicas.
  • Alteraciones vasculares

Solo tras un estudio médico adecuado puede orientarse el diagnóstico hacia una causa psicosomática, subrayando la necesidad de un abordaje interdisciplinario.

5. Herramientas y técnicas terapéuticas aplicables

El abordaje de las patologías psicosomáticas de origen laboral es necesariamente multidisciplinario, donde la intervención psicológica tiene un papel fundamental. A continuación se describen herramientas terapéuticas y técnicas psicológicas validadas.

a) Concienciación y psicoeducación

Objetivo: Ayudar al paciente a comprender el vínculo entre emociones, pensamientos y síntomas físicos.

  • Explicar el ciclo estrés-síntoma: estrés → activación fisiológica → tensión muscular → síntoma físico.
  • Derribar mitos: el síntoma es real, aunque su origen no sea anatómico evidente.

b) Técnicas de autorregulación emocional y relajación

  1. Relajación muscular progresiva (Jacobson):
    • Practicar la tensión y distensión sistemática de grupos musculares, incluyendo manos y antebrazos.
    • Recomendable 1-2 veces al día.sct.ageditor.ar
    • Efecto: reducción de la tensión somática basal.
  2. Técnicas de respiración diafragmática:
    • Enseñar al paciente a respirar de manera lenta y profunda, controlando la hiperventilación.
    • Útil para aliviar el entumecimiento asociado a una crisis de ansiedad.
  3. Atención plena y meditación:
    • Focalizar la atención en el aquí y el ahora, observando pensamientos y sensaciones corporales sin juzgarlas.
    • Estudios evidencian su eficacia en la reducción de síntomas físicos vinculados al estrés.sct.ageditor.ar

c) Intervención cognitivo-conductual

  • Identificación de pensamientos catastrofistas o disfuncionales (“me va a dar un infarto”, “no sirvo para este trabajo”).
  • Reestructuración cognitiva : reemplazo de pensamientos negativos por otros más realistas y funcionales.
  • Manejo del perfeccionismo y la autoexigencia , frecuentes en contextos laborales demandantes.revistamedica.org

d) Higiene postural y pausas activas

  • Enseñar técnicas para mantener una postura adecuada y realizar ejercicios de estiramiento cada 45 minutos.
  • Fomentar breves movimientos circulares y sacudir las manos para favorecer la circulación.
  • Utilizar herramientas ergonómicas.ingcomercial.edu.bo

e) Expresión emocional asertiva

  • Promover la expresión verbal del malestar ante superiores y compañeros.
  • Entrenamiento en habilidades sociales para gestionar conflictos laborales y pedir ayuda.

f) Herramientas organizacionales

  • Fomentar la participación de los trabajadores en la toma de decisiones.
  • Promover jornadas laborales razonables y adaptar cargas de trabajo cuando sea posible.
  • Proveer espacios adecuados para pausas y relajación.ijsoc.goacademica.com

6. Ejemplos prácticos de estrategias en consulta

A continuación, se detallan ejemplos concretos de intervenciones realizadas en consulta psicológica para el manejo de síntomas psicosomáticos derivados del estrés laboral.

Ejemplo 1: «Registro del síntoma»

Se solicita a la persona que lleve un diario detallado del momento, circunstancias y emociones asociadas a la aparición del entumecimiento. Este registro permite identificar patrones, como el aumento del síntoma al anticipar reuniones laborales difíciles o ante la recepción de correos del jefe.

Objetivo: Favorecer la identificación de desencadenantes y trabajar sobre ellos de manera específica.

Ejemplo 2: «Prueba de realidad fisiológica»

A través de la relajación guiada y la respiración pausada, se induce al paciente a observar si el entumecimiento disminuye durante los momentos de calma. Cuando esto ocurre, se refuerza la comprensión del vínculo mente-cuerpo y se reduce el temor a daños físicos permanentes.

Ejemplo 3: «Asertividad y límites saludables»

La persona aprende a establecer límites ante demandas excesivas (“No puedo tener el informe hoy, pero puedo entregarlo mañana”), lo cual disminuye la sobrecarga emocional y la frecuencia de los síntomas.

7. Prevención y promoción de la salud en empresas

La prevención primaria y secundaria del estrés laboral requiere del compromiso de las organizaciones:

  • Evaluación e intervención sobre el clima laboral.ijsoc.goacademica.com+ 1
  • Implementación de programas de bienestar psicosocial y talleres de manejo del estrés.
  • Formación de líderes en comunicación y resolución de conflictos.
  • Rotación adecuada del personal en tareas de alta demanda emocional.

Las acciones a nivel individual, grupal y organizacional pueden disminuir significativamente la aparición de patologías psicosomáticas y mejorar el bienestar global de la plantilla.

8. Consideraciones éticas y contexto cultural

No se debe estigmatizar a quienes padecen síntomas físicos de origen psicosomático. El síntoma es real, legítimo y merece tratamiento integral. Asimismo, es imperativo considerar factores culturales en la vivencia y expresión del malestar, ajustando las intervenciones a la diversidad de valores, creencias y contextos de los pacientes.sct.ageditor.ar

9. Conclusiones

El entumecimiento de las manos, cuando surge en ausencia de lesiones médicas objetivables, puede ser una señal de alerta importante sobre el desgaste emocional y el estrés laboral acumulado. Reconocer el papel de la mente en la génesis de los síntomas corporales permite enfocar el tratamiento y la prevención desde una perspectiva integral y humanista.

Si experimenta síntomas como el entumecimiento de las manos y el diagnóstico médico ha sido negativo, es recomendable consultar con un psicólogo clínico para explorar la posible relación con factores emocionales. El camino hacia el bienestar implica comprender la unidad mente-cuerpo, aprender nuevas formas de afrontar el estrés y reclamar la responsabilidad sobre la propia salud psicosocial.

Referencias (formato APA)

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El impacto terapéutico de las mascotas en el acompañamiento emocional de pacientes oncológicos


Introducción

El diagnóstico de cáncer supone un impacto emocional profundo. No sólo confronta a las personas con la fragilidad de la vida, sino que también desencadena un proceso prolongado y complejo de tratamientos, pérdidas físicas y simbólicas, incertidumbre y reconfiguración de vínculos. Frente a este escenario, los recursos de apoyo emocional se tornan fundamentales para sostener la calidad de vida del paciente. En este contexto, las mascotas —particularmente perros y gatos— emergen como una fuente significativa de consuelo, estabilidad y compañía.

Desde la psicología clínica, se ha investigado cómo el vínculo humano-animal puede jugar un papel positivo en el afrontamiento del cáncer, tanto en su dimensión emocional como fisiológica. Este artículo tiene como objetivo analizar, de forma clara, académica y aplicada, el rol que cumplen las mascotas en la salud emocional de personas que transitan enfermedades oncológicas, incluyendo herramientas terapéuticas basadas en evidencia y ejemplos concretos que puedan orientar tanto a pacientes como a profesionales de la salud.


I. Cáncer y salud emocional: Un escenario vulnerable

La experiencia del cáncer no es exclusivamente física. Numerosos estudios han documentado la aparición de trastornos afectivos como ansiedad, depresión, alteraciones del sueño y estrés postraumático en pacientes oncológicos (Mehnert et al., 2018). La incertidumbre, el miedo a la muerte, los cambios corporales y las implicancias sociales y económicas conforman un escenario de sufrimiento multifactorial.

La calidad de vida en pacientes oncológicos depende en gran parte del soporte emocional. Según Spiegel (1997), los recursos psicológicos adecuados pueden incluso influir en la adherencia al tratamiento y en el pronóstico general. En este sentido, cualquier fuente de alivio emocional, de sentido de conexión y de regulación afectiva merece ser considerada como parte del abordaje terapéutico integral.


II. El vínculo humano-animal como fuente de regulación emocional

El apego emocional a las mascotas ha sido ampliamente estudiado en psicología. Bowlby (1988), en su teoría del apego, subraya la necesidad humana de vínculos afectivos seguros, especialmente en situaciones de amenaza o dolor. Las mascotas, en particular los perros y gatos, pueden funcionar como figuras de apego secundarias, proporcionando consuelo, presencia constante y afecto incondicional.

Las investigaciones han mostrado que el contacto con animales puede disminuir los niveles de cortisol (hormona del estrés), reducir la presión arterial y aumentar los niveles de oxitocina, una hormona vinculada con la sensación de bienestar y conexión (Odendaal & Meintjes, 2003). Esta base neurobiológica respalda lo que muchas personas experimentan subjetivamente: estar con su mascota calma, da alegría y disminuye la sensación de soledad.

En pacientes con cáncer, el rol de las mascotas puede ser particularmente relevante. Ellas no solo acompañan en los momentos de dolor físico, sino que también ofrecen una rutina, un sentido de propósito —“tengo que alimentarla, sacarla a pasear”— y una fuente de amor sin juicios, en un momento donde muchas veces el cuerpo se percibe como dañado o diferente.


III. Beneficios psicológicos de la convivencia con mascotas en pacientes oncológicos

1. Reducción de síntomas depresivos y ansiosos

En un estudio realizado por Johnson, Meadows, Haubner y Sevedge (2003), se encontró que los pacientes oncológicos que participaban en terapias asistidas con animales presentaban una disminución significativa en los niveles de ansiedad y tristeza. Aunque el estudio se enfocaba en intervenciones estructuradas, sus hallazgos son extrapolables a quienes conviven cotidianamente con una mascota.

Las mascotas favorecen la distracción del malestar, rompen con el foco obsesivo en el dolor o en el miedo, y ofrecen una presencia emocional constante, incluso cuando la interacción humana es limitada.

2. Mejora del sentido de propósito

Tener una mascota puede revitalizar el sentido de agencia y responsabilidad. Cuidar de un ser vivo ayuda a sostener rutinas, mantener horarios y cultivar un propósito, lo cual es especialmente importante en tratamientos prolongados donde el paciente puede sentirse pasivo o despersonalizado.

Un paciente con cáncer de pulmón en tratamiento ambulatorio relataba en consulta: “Si no fuera por mi perro, no saldría nunca al aire libre. Él me obliga a levantarme. Me hace bien. Me da vida”. Este tipo de testimonio se repite con frecuencia en la práctica clínica.

3. Disminución del aislamiento social

La enfermedad tiende a aislar. La hospitalización, la fatiga, la inmunosupresión o la percepción de ser una carga para otros, pueden llevar al retraimiento. Las mascotas, en cambio, promueven el contacto social. En el caso de los perros, los paseos generan interacciones espontáneas. Pero incluso sin mediar la sociabilidad externa, la conexión emocional con la mascota mitiga el sentimiento de soledad.


IV. Aplicaciones terapéuticas y recomendaciones clínicas

Desde la psicología clínica, no se trata simplemente de recomendar “tener una mascota”, sino de considerar su presencia como un recurso terapéutico que puede ser integrado de modo estratégico en el acompañamiento emocional.

a) Evaluar el contexto y las posibilidades

No todos los pacientes oncológicos pueden asumir la responsabilidad de tener un animal. Factores como la movilidad, la inmunidad, el tipo de vivienda, la red de apoyo y la estabilidad emocional son clave. En esos casos, pueden contemplarse formas alternativas como:

  • Visitas programadas de animales de terapia (perros entrenados para interactuar con pacientes).
  • Participar en programas de equinoterapia o actividades asistidas por animales.
  • Contacto esporádico con mascotas de familiares o amigos.

b) Incluir a la mascota en el plan de cuidado

Cuando el paciente ya convive con un animal, es útil integrarlo en el proceso terapéutico. Algunas estrategias pueden incluir:

  • Registro emocional con la mascota: Llevar un diario donde se anoten las emociones que aparecen al interactuar con el animal.
  • Mindfulness asistido: Usar momentos con la mascota (acariciar, caminar, jugar) como anclajes para ejercicios de atención plena.
  • Narrativa terapéutica: Explorar en terapia el rol simbólico de la mascota, lo que representa, cómo ayuda a sostener el dolor o a reencontrar esperanza.

c) Prevención del duelo anticipado

Una dimensión que no debe descuidarse es la posibilidad de que el paciente proyecte un miedo al futuro, incluyendo qué pasará con su mascota si fallece. Esta preocupación puede ser fuente de angustia, pero también oportunidad para planificar y dejar indicaciones claras. Esto, lejos de ser mórbido, puede brindar tranquilidad y reforzar la sensación de cuidado hacia el animal.


V. Consideraciones éticas y límites

Aunque el vínculo con mascotas suele ser beneficioso, también puede presentar desafíos. Algunas cuestiones a tener en cuenta:

  • Riesgo de zoonosis: En pacientes inmunocomprometidos, es necesario garantizar que las mascotas estén sanas, vacunadas y limpias. El médico tratante debe ser consultado.
  • Carga emocional y física: Hay que evitar que el cuidado del animal se vuelva una sobrecarga. El acompañamiento familiar o comunitario puede ser necesario.
  • Idealización del vínculo: A veces, el paciente deposita en la mascota expectativas desproporcionadas o la convierte en su única fuente de consuelo. Aquí, el trabajo terapéutico puede ayudar a equilibrar y ampliar las fuentes de sostén.

VI. Testimonios e ilustraciones clínicas

A continuación, comparto dos breves ejemplos clínicos (con nombres ficticios para preservar la confidencialidad) que ilustran el impacto de las mascotas en la experiencia del cáncer:

Caso 1: Marta y su gata “Luna”

Marta, de 62 años, fue diagnosticada con cáncer de mama con metástasis óseas. Viuda y con hijos viviendo en el exterior, se sentía sola y sin ganas de comer o levantarse. La intervención psicológica incluyó la exploración de recursos significativos. Cuando mencionó a su gata Luna, emergieron emociones de ternura y vitalidad. Se diseñó una rutina matinal donde su primera tarea era darle de comer a Luna, y luego escribir cómo se sentía al hacerlo. Esto se convirtió en un ancla emocional. En sus propias palabras: “Ella me espera, me necesita. Y yo la necesito también”.

Caso 2: Daniel y su perro “Simón”

Daniel, de 47 años, vivía solo y cursaba un tratamiento intensivo por leucemia. Adoptó a Simón, un perro mestizo, durante una etapa de remisión. “Fue mi forma de empezar de nuevo”, decía. Aunque temía recaer, Simón lo conectaba con el presente. En sesiones, utilizamos ejercicios de mindfulness con Simón como foco de atención, especialmente en momentos de ansiedad. La presencia del animal fue, según Daniel, “un cable a tierra”. Cuando experimentó una recaída, dejó indicaciones para que Simón fuera cuidado por su hermana, lo que le trajo serenidad en medio del miedo.


Conclusión

El vínculo con una mascota no es sólo una fuente de compañía, sino un recurso psicológico valioso, especialmente en contextos de enfermedad como el cáncer. Las mascotas ofrecen afecto incondicional, sostienen rutinas, despiertan ternura, promueven el sentido de responsabilidad y ayudan a enfrentar el dolor emocional.

Desde la psicología clínica, es fundamental reconocer este vínculo como un aliado en el proceso terapéutico. Sin sustituir la atención profesional, el amor silencioso y constante de un animal puede convertirse en uno de los pilares más firmes para transitar con dignidad, esperanza y sentido una experiencia tan dura como la oncológica.


Referencias bibliográficas (formato APA)

  • Bowlby, J. (1988). A secure base: Parent-child attachment and healthy human development. Basic Books.
  • Johnson, R. A., Meadows, R. L., Haubner, J. S., & Sevedge, K. (2003). Animal-assisted activity among patients with cancer: Effects on mood, fatigue, self-perceived health, and sense of social support. Oncology Nursing Forum, 30(4), 523-530. https://doi.org/10.1188/03.ONF.523-530
  • Mehnert, A., Brähler, E., Faller, H., Harter, M., Keller, M., Schulz, H., … & Koch, U. (2018). Four-week prevalence of mental disorders in cancer patients across major tumor entities. Journal of Clinical Oncology, 32(31), 3540–3546. https://doi.org/10.1200/JCO.2014.56.0086
  • Odendaal, J. S. J., & Meintjes, R. A. (2003). Neurophysiological correlates of affiliative behaviour between humans and dogs. The Veterinary Journal, 165(3), 296-301. https://doi.org/10.1016/S1090-0233(02)00237-X
  • Spiegel, D. (1997). Psychosocial aspects of breast cancer treatment. Seminars in Oncology, 24(1 Suppl 1), S1-36–S1-47.

Enfócate: Una guía terapéutica a partir de las ideas de Cal Newport sobre atención profunda y productividad con sentido


Introducción

Vivimos en la era de la distracción. Nunca antes habíamos tenido acceso tan rápido a tanta información, y sin embargo, jamás nos habíamos sentido tan desconcentrados, saturados y poco productivos. Las notificaciones, el correo electrónico constante, el consumo incesante de redes sociales y el multitasking han degradado la calidad de nuestra atención, afectando no solo nuestra eficacia laboral, sino también nuestra salud mental. Frente a este panorama, el trabajo del autor y profesor universitario Cal Newport, especialmente en su libro Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World (2016), se presenta como un faro terapéutico para quienes desean recuperar la atención sostenida y construir una vida profesional significativa.

Este artículo tiene como objetivo analizar desde una perspectiva clínica las ideas centrales de Newport, contextualizándolas dentro del campo de la psicología aplicada a la productividad personal y la salud mental. A lo largo del texto, se presentarán herramientas prácticas y ejemplos concretos para implementar estas ideas, así como reflexiones clínicas sobre su impacto emocional y cognitivo.


I. ¿Qué es el Deep Work o Trabajo Profundo?

Cal Newport define el Deep Work como “las actividades profesionales realizadas en un estado de concentración libre de distracciones que llevan nuestras capacidades cognitivas al límite. Estos esfuerzos crean nuevo valor, mejoran nuestra habilidad y son difíciles de replicar” (Newport, 2016, p. 3).

Por oposición, el Shallow Work (trabajo superficial) es todo aquel que se realiza mientras la atención está fragmentada: contestar correos, navegar redes, asistir a reuniones irrelevantes. Si bien no son actividades “malas” en sí, ocupan una gran parte del tiempo y desgastan la capacidad de concentración sin generar progreso profundo.

Desde la psicología clínica, la distinción entre trabajo profundo y superficial se vincula con los procesos atencionales y la carga cognitiva. El trabajo superficial produce gratificación inmediata (ej. contestar un mensaje y recibir respuesta), pero mantiene la mente en una alerta dispersa y superficial. El trabajo profundo, en cambio, exige esfuerzo y tolerancia al aburrimiento inicial, pero genera estados de flujo (flow) y de realización personal a largo plazo (Csikszentmihalyi, 2008).

Ejemplo clínico: Un paciente en terapia por ansiedad laboral describe sentirse constantemente agobiado por la cantidad de tareas que tiene, pero al explorar su día a día, se revela que dedica más del 60% del tiempo a responder correos y mensajes en lugar de avanzar en los proyectos significativos. Este patrón es típico del Shallow Work, y el abordaje terapéutico requiere un rediseño del uso del tiempo.


II. La atención es un músculo: neuroplasticidad y enfoque sostenido

Uno de los postulados más interesantes de Newport es que la capacidad de trabajar profundamente no es un talento innato sino una habilidad entrenable. La neurociencia apoya esta idea: la atención sostenida depende de circuitos neuronales que, como cualquier red muscular, se fortalecen con la práctica y se atrofian con la desatención crónica (Davidson & Begley, 2013).

En palabras de Newport (2016), “si no entrenas tu habilidad de concentración, la perderás. Y si te entrenas para distraerte constantemente, esa será tu manera de pensar”.

Desde una perspectiva terapéutica, esta idea es fundamental para desarmar creencias disfuncionales del tipo “soy una persona desorganizada” o “no tengo fuerza de voluntad”. En lugar de atribuir la falta de concentración a rasgos fijos, el trabajo clínico se centra en desarrollar hábitos, entornos y estructuras internas que faciliten el enfoque.

Herramienta terapéutica: Entrenamiento atencional progresivo. Consiste en delimitar bloques de 20 a 40 minutos de trabajo sin interrupciones, seguidos de pausas activas. Se puede utilizar la técnica Pomodoro (Cirillo, 2006), que alterna 25 minutos de trabajo con 5 de descanso. A medida que la tolerancia aumenta, los bloques se extienden. La clave es eliminar notificaciones y establecer una única tarea central por bloque.


III. Las reglas del trabajo profundo: estructura, sentido y límites

Newport propone cuatro reglas prácticas para cultivar el Deep Work que pueden ser perfectamente incorporadas como estrategias terapéuticas de gestión del tiempo, la motivación y el estrés:

1. Trabaja profundamente

Establecer rituales y rutinas es fundamental. El ambiente, la duración, el modo de trabajar y la recompensa deben estar predefinidos. Newport sugiere que la espontaneidad es enemiga del enfoque. Desde la psicología conductual, esto se traduce en diseñar conductas objetivo en contextos reforzantes.

Ejemplo clínico: Una paciente en etapa de tesis universitaria planifica su semana con bloques fijos cada mañana de 9 a 11, donde trabaja solo en la escritura académica, sin distracciones digitales. Al principio le resulta incómodo, pero tras tres semanas nota una mejora notable en su productividad y autovaloración.

2. Acepta el aburrimiento

Una mente acostumbrada a la estimulación constante no tolera el vacío. Newport recomienda no recurrir al celular ni siquiera en pequeñas esperas (ascensor, fila del banco), para entrenar la tolerancia al aburrimiento y fortalecer el control atencional.

Desde el enfoque de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), esto se alinea con el concepto de mindfulness, es decir, estar presente en el aquí y ahora sin evitar la incomodidad (Hayes et al., 2012).

Ejercicio terapéutico: Mindfulness de los tiempos muertos. Proponer al paciente registrar tres momentos del día donde antes recurría al celular por inercia y reemplazarlos por observación consciente del entorno, respiración o pequeñas reflexiones.

3. Apaga las redes sociales

Newport propone una filosofía de uso intencional de la tecnología: cada herramienta debe ser evaluada según el valor que aporta a los objetivos del individuo. No se trata de eliminar todo, sino de discernir activamente.

Desde la terapia cognitiva: Se puede trabajar la toma de conciencia sobre el uso impulsivo de redes, la comparación social que estas generan y la ansiedad asociada al FOMO (Fear of Missing Out).

Ejemplo clínico: Un paciente con síntomas depresivos reduce su tiempo en Instagram de tres horas diarias a 30 minutos semanales, sustituyéndolo por caminatas matutinas. A las dos semanas reporta mayor claridad mental y menor insatisfacción con su imagen corporal.

4. Reduce el trabajo superficial

No todo se puede eliminar, pero sí se puede limitar. Newport propone minimizar el tiempo dedicado a correos, reuniones innecesarias o tareas automáticas. En el enfoque terapéutico, esto implica fortalecer la asertividad laboral y redefinir prioridades con base en los valores del paciente.

Ejercicio terapéutico: Análisis de agenda semanal. Invitar al paciente a revisar su semana y marcar en tres colores: actividades profundas, superficiales y de descanso genuino. Luego, planificar una redistribución más saludable.


IV. El impacto psicológico del trabajo profundo

Los beneficios del trabajo profundo no son solo profesionales. Newport señala que quienes logran entrar en un estado de flujo —un involucramiento intenso con una tarea significativa— experimentan una mayor sensación de propósito, satisfacción y autodominio.

Desde la psicología positiva, el estado de flujo es un predictor de bienestar subjetivo y motivación intrínseca (Seligman, 2011). Las personas que trabajan profundamente no solo logran más, sino que se sienten más realizadas.

Vínculo clínico: Pacientes con síntomas de vacío, procrastinación o falta de sentido suelen experimentar una notable mejoría cuando se comprometen con un objetivo exigente, claro y autosuperador. El trabajo profundo ofrece ese marco: claridad, esfuerzo y progreso visible.

Ejemplo terapéutico: Un paciente con baja autoestima comienza un proyecto de escritura creativa con rutinas de Deep Work cada mañana. A los dos meses no solo ha escrito 100 páginas, sino que reporta una notable mejora en su autoconfianza, energía y capacidad de afrontar desafíos.


V. Obstáculos comunes y cómo abordarlos en terapia

Si bien el trabajo profundo es altamente beneficioso, su implementación suele enfrentarse con obstáculos concretos:

1. Distracción digital crónica

La dependencia del celular y las redes sociales es hoy una forma de regulación emocional. Intervenciones como el uso de aplicaciones de bloqueo, establecer horarios fijos y acompañar el proceso en sesiones pueden ayudar a construir nuevos hábitos.

2. Falta de motivación

Aquí entra en juego la motivación basada en valores, propia de la Terapia de Aceptación y Compromiso. El objetivo no es que la persona “quiera” trabajar, sino que se comprometa con lo importante, incluso cuando no tenga ganas.

3. Autopercepción negativa (“no soy productivo”)

La intervención desde la Terapia Cognitiva incluye la reestructuración de creencias limitantes. Al mostrar al paciente evidencias de su progreso en espacios de trabajo profundo, se fortalece el autoconcepto positivo.


Conclusión: Hacia una vida con propósito y atención plena

El mensaje de Cal Newport es claro: en un mundo que premia la distracción, el verdadero valor está en la atención profunda. No se trata de trabajar más, sino de trabajar mejor. Desde la clínica psicológica, esto implica ayudar al paciente a recuperar el sentido de agencia sobre su tiempo, entrenar habilidades de enfoque y construir una vida conectada con sus valores más profundos.

Como terapeutas, incorporar estas ideas en la práctica diaria no solo empodera a los consultantes, sino que ofrece una alternativa concreta al malestar existencial que tantas veces emerge en el consultorio bajo formas de ansiedad, cansancio o desmotivación.

Volver a enfocarse, en última instancia, no es solo una cuestión de productividad. Es una forma de sanar.


Referencias

  • Cirillo, F. (2006). The Pomodoro Technique. ISBN 9781445219943.
  • Csikszentmihalyi, M. (2008). Flow: The Psychology of Optimal Experience. Harper Perennial.
  • Davidson, R. J., & Begley, S. (2013). The Emotional Life of Your Brain. Plume.
  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012). Acceptance and Commitment Therapy: The Process and Practice of Mindful Change. Guilford Press.
  • Newport, C. (2016). Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World. Grand Central Publishing.
  • Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A Visionary New Understanding of Happiness and Well-being. Free Press.

LA CORRECTA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS SEGÚN CARL JUNG: UNA GUÍA TERAPÉUTICA

Introducción

Los sueños han sido objeto de fascinación, especulación y estudio durante milenios. En el campo de la psicología moderna, Carl Gustav Jung (1875–1961) ofreció una de las aproximaciones más influyentes y profundas al significado de los sueños. A diferencia de Sigmund Freud, quien veía los sueños principalmente como expresiones de deseos reprimidos, Jung los consideró como representaciones simbólicas del inconsciente que ofrecen mensajes significativos para la conciencia. Comprender los sueños según Jung no solo es una forma de introspección, sino también una herramienta terapéutica clave para el crecimiento personal, la integración de aspectos reprimidos del yo y el proceso de individuación.


1. El enfoque junguiano del inconsciente y los sueños

Jung dividió el inconsciente en dos niveles: el inconsciente personal (formado por experiencias olvidadas o reprimidas) y el inconsciente colectivo (estructuras universales compartidas por toda la humanidad, que se expresan en arquetipos). Los sueños son, para Jung, mensajes que emergen desde estos niveles, portando contenidos que no han sido aún integrados por la conciencia (Jung, 1964).

Los sueños no deben tomarse de forma literal. En lugar de interpretarlos como predicciones o realidades ocultas, Jung propuso una lectura simbólica: cada imagen onírica es una representación psíquica que expresa una situación interna del soñador. El lenguaje del sueño es análogo al del mito, el arte o la religión: simbólico y profundo.


2. Principios clave de la interpretación junguiana de los sueños

a) El simbolismo

Cada elemento del sueño es un símbolo que representa una parte del mundo interno del soñador. Por ejemplo, soñar con un animal salvaje puede simbolizar una parte instintiva no reconocida de la psique. No se trata de aplicar una lista de significados universales, sino de comprender el símbolo dentro del contexto vital de quien sueña.

Ejemplo: Una paciente sueña con una casa abandonada. En su contexto personal, esta imagen refleja su sensación de haber descuidado una parte de sí misma: sus aspiraciones creativas.

b) La amplificación

Jung desarrolló el método de amplificación, que consiste en explorar asociaciones culturales, mitológicas, históricas y personales del símbolo para comprender su resonancia profunda. Este método se aleja de la asociación libre freudiana, y busca situar el símbolo dentro de un marco más amplio (Jung, 1980).

c) La compensación

Jung observó que los sueños tienen una función compensatoria: equilibran la unilateralidad de la conciencia. Si una persona se identifica demasiado con su rol social, puede soñar con situaciones que revelan emociones reprimidas, como la tristeza o el miedo.

Ejemplo: Un ejecutivo exitoso sueña que se pierde en un bosque oscuro. El sueño puede reflejar el abandono de su mundo emocional y espiritual, en contraste con su excesiva identificación con el éxito profesional.


3. Función terapéutica de los sueños

Para Jung, los sueños no son disfuncionales ni aleatorios. Son guías internas que orientan a la persona hacia la totalidad y la integración del yo. Este proceso es lo que Jung llamó individuación, es decir, el desarrollo de una personalidad auténtica y completa, donde la conciencia y el inconsciente colaboran activamente (Jung, 1953).

Trabajar con los sueños permite:

  • Tomar conciencia de conflictos internos.
  • Acceder a emociones negadas o reprimidas.
  • Reconocer la presencia de arquetipos que pueden guiar o bloquear nuestro crecimiento (el “anciano sabio”, la “sombra”, el “ánima” o el “héroe”).
  • Desarrollar una relación más rica con el mundo interno.

4. Herramientas terapéuticas aplicables

a) Registro de sueños

Llevar un cuaderno de sueños es esencial. El paciente debe anotar el sueño apenas se despierte, incluyendo detalles, emociones sentidas y asociaciones espontáneas. Esto permite trabajar los sueños con mayor precisión en la terapia.

b) Análisis simbólico guiado

El terapeuta puede ayudar al paciente a identificar símbolos relevantes y relacionarlos con su vida personal. Se exploran también las emociones presentes, la narrativa del sueño y sus posibles funciones compensatorias o anticipatorias.

c) Técnica del diálogo con las figuras oníricas

Inspirado en el enfoque junguiano y más adelante desarrollado en métodos como la imaginación activa, se invita al paciente a “dialogar” con los personajes del sueño para descubrir qué parte de sí representan. Esta técnica promueve la integración de aspectos disociados del yo (von Franz, 1986).

Ejemplo práctico: Un paciente sueña con un mendigo que le pide ayuda. En la terapia, se le propone escribir un diálogo con esa figura. Descubre que representa una parte de él mismo que se siente ignorada y que anhela conexión emocional.


5. Advertencias y errores comunes

  • No interpretar literalmente los sueños: Un sueño de muerte no significa necesariamente una muerte real, sino quizá el cierre de una etapa vital.
  • No aplicar diccionarios oníricos genéricos: El símbolo tiene un valor subjetivo y debe ser interpretado en el contexto de la vida del soñador.
  • Evitar sobreintelectualizar: La interpretación debe estar enraizada en la experiencia emocional del paciente, no solo en teorías abstractas.

Conclusión

Interpretar los sueños desde la psicología junguiana es un arte y una ciencia. No se trata de descifrar mensajes crípticos, sino de dialogar con el alma. Los sueños revelan aspectos olvidados, nos confrontan con nuestra sombra, nos invitan a cambiar de rumbo o a integrar lo que tememos. En el marco terapéutico, permiten al paciente descubrir su verdad interior, sanar heridas y caminar hacia una vida más auténtica y plena. Como decía Jung: “Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”.


Referencias bibliográficas

  • Jung, C. G. (1953). Psychology and Alchemy. Princeton University Press.
  • Jung, C. G. (1964). Man and His Symbols. Doubleday.
  • Jung, C. G. (1980). The Structure and Dynamics of the Psyche. Princeton University Press.
  • von Franz, M.-L. (1986). On Dreams and Death: A Jungian Interpretation. Shambhala.

ESQUEMA DE TRABAJO TERAPÉUTICO (8 SEMANAS)

Objetivo central: Responder con profundidad a la pregunta existencial:
¿Qué quiero de mi vida? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Dónde?


Semana 1: Construcción de la Alianza Terapéutica y Clarificación de Expectativas

  • Consigna: Establecer una relación terapéutica sólida que facilite el trabajo introspectivo. Identificar qué trae al paciente a consulta, qué espera y cómo mide el cambio.
  • Tarea semanal:
    • Rellenar un «Mapa de Expectativas» con preguntas como: ¿Qué me llevó a pedir ayuda?, ¿Qué espero lograr?, ¿Cómo sabré que mejoré?
    • Ejercicio de línea de tiempo vital: elaborar un recorrido de los momentos significativos de la vida desde la infancia hasta el presente.
  • Fundamentación:
    • La alianza terapéutica es uno de los predictores más robustos del éxito en psicoterapia (Horvath et al., 2011).
    • Las intervenciones motivacionales ayudan a clarificar metas y aumentar la adherencia al tratamiento (Miller & Rollnick, 2013).
  • Bibliografía:
    • Horvath, A. O., Del Re, A. C., Flückiger, C., & Symonds, D. (2011). Alliance in individual psychotherapy. Psychotherapy, 48(1), 9–16.
    • Miller, W. R., & Rollnick, S. (2013). Motivational interviewing: Helping people change (3rd ed.). Guilford Press.

Semana 2: Exploración del Origen del Malestar

  • Consigna: Comprender el origen y evolución del sufrimiento psicológico del paciente.
  • Tarea semanal:
    • Registro de experiencias tempranas relevantes (relaciones familiares, traumas, momentos de quiebre).
    • Diario emocional con foco en situaciones donde aparece el malestar actual.
  • Fundamentación:
    • La Terapia Cognitiva vincula creencias disfuncionales con experiencias tempranas (Beck, 2011).
    • El modelo ABC de la TREC permite identificar cómo los eventos activadores influyen en las emociones (Ellis, 2003).
  • Bibliografía:
    • Beck, J. S. (2011). Cognitive behavior therapy: Basics and beyond (2nd ed.). Guilford Press.
    • Ellis, A. (2003). Early theories and practices of rational emotive behavior therapy and how they have been augmented and revised during the last three decades. Journal of Rational-Emotive and Cognitive-Behavior Therapy, 21(3-4), 219-243.

Semana 3: Identificación de Detonantes y Patrones Repetitivos

  • Consigna: Distinguir los patrones automáticos de pensamiento, emoción y conducta que se activan ante determinadas situaciones.
  • Tarea semanal:
    • Registro de pensamientos automáticos y emociones intensas en un formato ABCDE.
    • Identificar patrones disfuncionales de afrontamiento (evitación, hipercontrol, autosabotaje).
  • Fundamentación:
    • El análisis funcional permite identificar la función del síntoma y sus antecedentes (Hayes et al., 2012).
    • La Terapia Dialéctica Conductual subraya la importancia de la conciencia situacional (Linehan, 1993).
  • Bibliografía:
    • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012). Acceptance and commitment therapy: The process and practice of mindful change. Guilford Press.
    • Linehan, M. M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. Guilford Press.

Semana 4: Reformulación Narrativa de la Historia Personal

  • Consigna: Construir un relato significativo de vida que integre lo vivido con una perspectiva de crecimiento y aprendizaje.
  • Tarea semanal:
    • Escribir una «Carta de Historia de Vida», que conecte los eventos del pasado con valores y fortalezas emergentes.
    • Identificación de momentos de resiliencia.
  • Fundamentación:
    • La Terapia Narrativa promueve una resignificación del yo a través del lenguaje (White & Epston, 1990).
    • El uso de narrativas ayuda al desarrollo de identidad coherente (Neimeyer, 2001).
  • Bibliografía:
    • White, M., & Epston, D. (1990). Narrative means to therapeutic ends. Norton.
    • Neimeyer, R. A. (2001). Meaning reconstruction & the experience of loss. American Psychological Association.

Semana 5: Clarificación de Valores Personales

  • Consigna: Identificar qué es verdaderamente importante para el paciente, más allá de lo que «debería» hacer.
  • Tarea semanal:
    • Ejercicio de Clarificación de Valores (Rueda de Valores de ACT): seleccionar y jerarquizar valores en distintas áreas de vida.
    • Reflexión escrita: ¿qué decisiones he tomado que están alineadas con mis valores?
  • Fundamentación:
    • La Terapia de Aceptación y Compromiso sostiene que vivir alineado con los valores permite mayor bienestar psicológico (Hayes et al., 2012).
  • Bibliografía:
    • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012). Acceptance and commitment therapy: The process and practice of mindful change. Guilford Press.

Semana 6: Visualización del Futuro y Toma de Decisiones

  • Consigna: Construir escenarios posibles de futuro, discernir caminos y tomar decisiones conscientes.
  • Tarea semanal:
    • Técnica de “futuro deseado” (imaginar un día dentro de 3 años en el que la vida haya mejorado significativamente).
    • Matriz DAFO personal: Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas.
  • Fundamentación:
    • La Terapia Cognitiva y la Terapia de Solución de Problemas promueven la toma de decisiones racionales basadas en análisis de alternativas (D’Zurilla & Nezu, 2007).
  • Bibliografía:
    • D’Zurilla, T. J., & Nezu, A. M. (2007). Problem-solving therapy: A positive approach to clinical intervention (3rd ed.). Springer.

Semana 7: Planificación de Metas y Microhábitos

  • Consigna: Establecer metas concretas y sostenibles en las diferentes áreas de la vida, y definir primeros pasos.
  • Tarea semanal:
    • Definir 1 meta concreta por cada dimensión: personal, familiar, vocacional, social, física, académica, laboral.
    • Aplicar la técnica SMART (específica, medible, alcanzable, relevante, temporal).
  • Fundamentación:
    • La psicología positiva y el coaching basado en la evidencia resaltan el poder del establecimiento de metas en la motivación y cambio conductual (Locke & Latham, 2002).
  • Bibliografía:
    • Locke, E. A., & Latham, G. P. (2002). Building a practically useful theory of goal setting and task motivation. American Psychologist, 57(9), 705–717.

Semana 8: Integración y Cierre del Proceso Inicial

  • Consigna: Integrar lo trabajado, reforzar la continuidad del proceso y responder a la pregunta clave:
    ¿Qué quiero de mi vida, por qué, para qué, cómo y dónde?
  • Tarea semanal:
    • Escritura de una «Carta a mi Yo Futuro».
    • Sesión de revisión integral: repaso de aprendizajes, cambios, decisiones y próximos desafíos.
  • Fundamentación:
    • La integración narrativa favorece la consolidación del cambio terapéutico (Meichenbaum, 2007).
    • El refuerzo de la autoeficacia al cierre aumenta la probabilidad de mantenimiento del cambio (Bandura, 1997).
  • Bibliografía:
    • Meichenbaum, D. (2007). Stress inoculation training: A preventative and treatment approach. In P. M. Lehrer et al. (Eds.), Principles and practice of stress management.
    • Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. Freeman.

La importancia de las metas a largo plazo como signo de madurez psicológica


Introducción

Tener metas a largo plazo no es solo una práctica motivacional o de desarrollo personal, sino también un signo profundo de madurez psicológica. A medida que las personas crecen y enfrentan las complejidades de la vida, descubren que no basta con resolver lo inmediato: se requiere una visión de futuro para sostener la motivación, organizar la conducta y construir una vida con sentido. Las metas a largo plazo implican la capacidad de postergar gratificaciones inmediatas, planificar con visión estratégica y sostener el esfuerzo de manera perseverante. Este tipo de metas requieren autorregulación emocional, compromiso con los propios valores y claridad sobre lo que se quiere lograr a nivel vital, cualidades centrales en una personalidad adulta, resiliente y funcional. Desde la psicología clínica, comprender el valor y la función adaptativa de las metas a largo plazo permite orientar intervenciones más eficaces, especialmente en contextos de crisis existenciales, vacío interior, sintomatología depresiva o ansiedad crónica.


Las metas a largo plazo desde la teoría psicológica

Desde una perspectiva cognitivo-conductual, tener metas claras, específicas y sostenibles es esencial para estructurar la conducta, dar orientación al pensamiento y conferir sentido a la experiencia personal (Beck, 2011). La terapia cognitiva reconoce que la ausencia de metas puede contribuir significativamente al desarrollo y mantenimiento de síntomas depresivos, ya que la persona carece de una fuente interna de motivación dirigida y de un marco de referencia para interpretar sus logros, fracasos o desafíos cotidianos.

En la tradición humanista, Carl Rogers y Viktor Frankl subrayaron que la autorrealización y el sentido de la vida se construyen a partir de proyectos vitales con propósito. Frankl (2004), en particular, defendía que el ser humano necesita tener un «para qué» que justifique su esfuerzo y resiliencia, incluso en medio del dolor y la adversidad. En este enfoque, las metas a largo plazo no son simplemente aspiraciones deseables, sino auténticos anclajes existenciales que ayudan a las personas a sostenerse incluso en las circunstancias más adversas.

Desde la teoría del desarrollo moral de Kohlberg (1981), postular, comprometerse y mantener metas a largo plazo también supone haber alcanzado un nivel superior de razonamiento ético y madurez personal. La persona madura actúa en función de principios internos, no solo por normas externas o recompensas inmediatas. Así, las metas de largo plazo reflejan un posicionamiento valórico y una construcción ética del yo.


Indicadores de madurez vinculados a las metas

La madurez psicológica no se define estrictamente por la edad cronológica, sino por la capacidad de asumir responsabilidades, tolerar la frustración, pensar en el largo plazo y construir una visión integrada del yo en el tiempo. Las metas a largo plazo son expresión de esta madurez porque involucran procesos psicológicos complejos y habilidades superiores:

  1. Postergación de la gratificación: la capacidad de esperar recompensas futuras implica autocontrol, funcionamiento ejecutivo desarrollado y confianza en el proceso. Personas inmaduras tienden a buscar gratificación inmediata, aun a costa de comprometer sus propios valores (Mischel, 2014).
  2. Planificación realista: una persona madura no solo sueña, sino que transforma sus deseos en proyectos viables, divididos en pasos concretos, ajustados a sus recursos y sostenidos con esfuerzo constante.
  3. Conexión con los valores: las metas más profundas no emergen del impulso o la presión social, sino de la reflexión interna sobre lo que realmente da sentido a la vida. Esta conexión entre valores y metas es clave para la persistencia y la resiliencia.
  4. Tolerancia a la incertidumbre: proyectarse hacia el futuro implica navegar en escenarios inciertos. La persona madura sostiene la dirección incluso cuando el camino no está claro, gracias a su visión interna y compromiso.

Este conjunto de capacidades es observable tanto en contextos clínicos como en el ámbito educativo, laboral y familiar. Una persona capaz de mantener metas a largo plazo suele generar entornos estables y convertirse en un modelo de referencia para otros.


Ejemplos clínicos y aplicación terapéutica

En el contexto clínico, es habitual encontrar pacientes que llegan a consulta con un sentimiento de vacío, confusión o bloqueo vital. Muchos presentan síntomas de ansiedad, depresión o desmotivación que están vinculados con la falta de dirección, la pérdida de sentido o el abandono de metas importantes. En estos casos, una intervención efectiva consiste en trabajar con técnicas de clarificación de valores, formulación de metas y diseño de planes de acción graduales y sostenibles.

Una estrategia ampliamente utilizada en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es la formulación de metas SMART (específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo determinado) como puente entre los valores y la acción concreta (Hayes, Strosahl & Wilson, 2011). Por ejemplo:

  • Un joven adulto con crisis vocacional puede explorar sus valores centrales —como el aprendizaje, la justicia, la creatividad o la autonomía— y a partir de ahí construir una meta profesional que los integre, permitiéndole proyectarse con motivación.
  • Una persona en estado depresivo puede comenzar por establecer metas pequeñas orientadas al autocuidado —como levantarse a una hora fija, preparar una comida saludable o caminar diez minutos— que, sostenidas en el tiempo, se transforman en un camino hacia una vida con mayor sentido.

Además, herramientas como la visualización guiada del futuro, la construcción del yo ideal o la escritura de cartas desde el futuro a uno mismo (usadas en terapia narrativa y coaching psicológico), permiten ampliar la perspectiva temporal del paciente y facilitar la proyección de metas sostenidas.


Herramienta terapéutica: el diario del largo plazo

Una herramienta práctica y transformadora es el diario del largo plazo. Consiste en un registro personal, con frecuencia semanal o quincenal, en el que el paciente responde a tres preguntas clave:

  1. ¿Qué hice esta semana que contribuya, aunque sea mínimamente, a una meta importante en mi vida?
  2. ¿Qué obstáculo o dificultad enfrenté y cómo la manejé?
  3. ¿Qué pequeño paso concreto puedo dar esta semana que me acerque a esa meta?

Este ejercicio promueve la continuidad, el sentido de agencia y el refuerzo positivo. También permite identificar patrones de evasión o procrastinación y trabajar sobre ellos desde la autocompasión y el compromiso con el cambio. Según Locke y Latham (2002), la evaluación y ajuste constante de las metas es tan importante como la formulación inicial.


Conclusión

Tener metas a largo plazo no es solo una aspiración idealista; es una necesidad psicológica para alcanzar el bienestar profundo y sostenible. Las metas nos ofrecen dirección, motivación, estructura emocional y sentido vital. Al comprometernos con ellas, desarrollamos cualidades fundamentales para la salud mental: responsabilidad, perseverancia, esperanza, tolerancia al esfuerzo y capacidad de proyectarse más allá del presente inmediato. En un mundo marcado por la inmediatez, el consumo rápido y la gratificación instantánea, educar y acompañar en la construcción de una visión a largo plazo es una tarea terapéutica, educativa y profundamente humanizadora.


Referencias

  • Beck, J. S. (2011). Terapia cognitiva: Teoría y práctica. Desclée de Brouwer.
  • Frankl, V. E. (2004). El hombre en busca de sentido. Herder.
  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2011). Terapia de aceptación y compromiso: Un tratamiento conductual orientado a los valores. Editorial Desclée de Brouwer.
  • Kohlberg, L. (1981). Essays on Moral Development, Vol. I: The Philosophy of Moral Development. Harper & Row.
  • Locke, E. A., & Latham, G. P. (2002). Building a practically useful theory of goal setting and task motivation. American Psychologist, 57(9), 705–717.
  • Mischel, W. (2014). El test de la golosina: cómo entender y manejar el autocontrol. Editorial Taurus.